Apitiké

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viernes, agosto 31, 2007

Los padres quieren ser tíos

El tío tiene muchas ventajas con respecto al padre. Disfruta del sobrino, pero en cuanto llora, se lo pasa a sus progenitores. Le hace regalos y no tiene que preocuparse por si lo está malcriando. Aparece y desaparece de su vida a su propia conveniencia. Los padres no pueden hacer nada de eso. Cuando se tiene un hijo, no se tiene un juguete, no se puede devolver, no se le pueden quitar las pilas por la noche, no se puede meter en una caja cuando uno se va al trabajo.

Ayer, dos importantes asociaciones de padres pidieron al Gobierno que se reduzcan las vacaciones veraniegas de los escolares. El principal motivo no es que eso sea mejor para los chavales (aunque ellos dicen que sí), sino que no saben qué hacer con ellos. La prueba es que llegan a afirmar que si no es posible empezar a dar clases pronto, que por lo menos abran los centros para que puedan dejar allí a los críos.

En esta sociedad de la comodidad, un hijo empieza a ser un objeto de consumo. Yo lo compro, lo disfruto cuando quiero, pero a mí que no me digan que lo tengo que educar, que para eso están los profesores, que no me joda mi tiempo libre, que para eso está la tele,...

La solución no es que los colegios abran antes. La solución es no tener hijos.

jueves, agosto 30, 2007

Menos mal que se acaba mañana


Pues eso, que vaya cómo está acabando Agosto. Menos mal que sólo queda un día. Hoy le ha tocado a él.

He encontrado una entrevista que le hicieron en El Mundo hace seis años y me ha resultado curioso, para mí que tengo una memoria un tanto irregular, que él, para escribir su autobiografía no se basara solamente en sus recuerdos, sino que confiesa:

He ido anotando cosas desde los 14 años, mis padres me decían que había que escribir todo lo que nos pasara que tuviera interés.Tengo cientos de libretitas, cada vez que conocía a alguien importante, tomaba notas.

No me parece mal consejo para cualquiera, pero hay que tener constancia e interés para pararse cada dos por tres a anotar. Hoy en día a alguien que haga eso se le llamará con bastante probabilidad "freaky".

En fin, tenía ochenta y siete años y una vida llena de experiencias. Y hay que hablar de él sobre todo porque salió en esa película.

Reingresamos

Llega Septiembre, empieza un nuevo curso, llegan los anuncios de colecciones y métodos de idiomas y, cómo no, llegan también nuevos capítulos de Hospital Central. El próximo día 5, miércoles, podremos ver el primero de la decimocuarta temporada (por favor, que nadie diga "catorceava temporada"). Se leen por ahí rumores, avances, críticas, pero lo mejor que podéis hacer es verlo. Os voy a adelantar que el capítulo se titula "Un año después" y que está escrito por Juan Algarra y un humilde servidor.

Y de la temporada... también mejor la veis.

miércoles, agosto 29, 2007

Llantos a la galería

No me gusta el fútbol. Tampoco me disgusta en exceso. Sin embargo, por las noches suelo dormirme escuchando El larguero en la Cadena SER. Comencé a hacerlo porque me divertía, porque se lo tomaban todo a broma. Y aunque ya ha perdido la frescura de sus inicios, como me gusta levantarme con las noticias, sigo manteniendo esta costumbre. Sin embargo, ayer tuve que apagar la radio.

Fue extraño, una mezcla de vergüenza ajena y asombro. En Sevilla se había habilitado el estadio Sánchez Pizjuan como capilla ardiente de Antonio Puerta, el joven futbolista fallecido de muerte natural. Lo que había montado no era realmente una capilla ardiente, era un circo. La gente gritaba el apellido una y otra vez, los béticos daban vivas al Betis para demostrar que se solidarizaban con el Sevilla, había muestras de dolor, mucha muestras de dolor. Y yo no me lo podía creer.

Tal vez la familia agradeciera tanta muestras de dolor (supongo que no todas sinceras, es imposible que tanta gente sienta tanta pena sinceramente por el pobre chaval), pero tal vez se sintiera apabullada y hubiera deseado algo más íntimo. Ese desgarro colectivo se presentaba a mis ojos (o mis oídos) como una muestra a la galería, una exhibición al resto del universo, una exclamación de "Eh, tíos, aquí en Sevilla somos los más sentidos del mundo mundial y a pasionales nadie nos gana".

Y claro, los periodistas encantados. Por la cobertura, parecía un acontemimiento de luto nacional. Incluso llegué a escuchar a algún periodista comentar que ojalá esta muerte sirviera para algo. No entendía para qué podía servir, supongo que es una frase comodín que se suelta tras cada muerte inesperada, nada más.

Imagino que la familia respirará algo más tranquila (lo tranquilo que puedan estar tras un hecho tan desgraciado) cuando pueda llorar su pena en soledad.

martes, agosto 28, 2007

Viajando a 25 por segundo

Ya estoy aquí. Viajar en el tren tiene una gran ventaja con respecto a viajar en coche: puedes ver películas. No voy a contaros que en Gijón me hizo un tiempo relativamente bueno, que me he hinchado a comer (bien), que he asistido a algunas actuaciones de música popular que incluso me han gustado... Nada de eso, que no es cuestión de ir creando envidias. Os voy a comentar brevemente las películas que, además, he podido ver durante el fin de semana.

Hacia allá pusieron en el tren El hombre del año, una comedia simpática y poco más, pero que se traga fácilmente y me hizo el viaje algo más corto. De ella, me quedo con una frase que suelta Cristopher Walken: "La única diferencia entre la ficción y la realidad es que la ficción tiene que resultar creíble".

En la noche del domingo, para reposar de tanta salida y tanta comida, vimos The Prestige. El truco final, sin reventar la película, sólo diré que me gustó cómo está hecha, la estructura con flash backs dentro de los flash backs, los diarios y todo eso, pero que el final se carga todo eso y te hace decir: ¡¡vaya tomadura de pelo!!

A la vuelta en el tren pusieron una película de perros en la nieve durante la que preferí ir leyendo, y después, Encontrando Neverland. De ésta me gustó mucho todo el juego de ficción y realidad (de nuevo), de cómo la ficción impregna nuestra existencia y nos ayuda a sobrellevarla, de qué es el proceso creativo, de los miedos del creador ante su público, y me gustó algo menos el almíbar que destilaba todo. Pero también se ve con agrado y llegué a emocionarme el algún momento. Me pilló predispuesto.

Así que eso es lo que os cuento de mi viaje a Gijón.

jueves, agosto 23, 2007

Culillo mal asiento

Emulando a Zapatero, mañana mismo salgo para Asturias, aunque yo voy a un sitio con unos cuantos más habitantes, concretamente a la ciudad de la foto: Gijón. Sólo será un fin de semana, pero en él me despediré de los viajes veraniegos por este año. A partir del lunes, siempre me quedará Madrid.

Los Soprano llaman al timbre

Hace ya mucho que terminé de ver la quinta temporada de Los Soprano. Como soy un poco fetichista y esta serie me encanta, no quería bajarme la sexta, sino que he esperado hasta que ha salido a la venta en DVD (eso sí, sin los ocho últimos capítulos -se merecen las descargas). Aunque he retrasado el momento de empezar a verla, tras algunos comentarios de compañeros y para evitar que me reventaran detalles, ayer al fin me puse el primer episodio.

Lo bueno sigue siendo genial, incluso mejor. Me parece increíble cómo son capaces de presentarte un personaje episódico como si llevara toda la serie y con un par de frases ya te crees que es uno más de la panda, que lleva ahí desde el minuto uno del episodio piloto. Viendo la trama del personaje episódico pensé: para hacer esto en Hospital Central lo desarrollaríamos en por lo menos tres capítulos. Pero ellos no se entretienen en aclaraciones, van a lo esencial, y lo hacen genial.

Tony sigue siendo igual de hijo de puta, Carmela es Carmela en esencia pura, tal vez la doctora Melphy esté un poco de pegote en este episodio (¿qué hace una psicóloga hablando de su propia madre con un paciente?), pero seguro que ya tendrá protagonismo en otros. En fin, vuelta a disfrutar.

Sin embargo, hay algo que no me gustó nada: el comienzo. El capítulo arranca con una voz en off que nos explica una teoría sobre la muerte en la mitología egipcia, y así nos va recordando en qué punto anda cada personaje (incluso el episódico). Y no me gustó porque eso no es de esta serie. ¿Quién lee el texto? ¿Un narrador omnisciente? ¿El director? ¿El creador de la serie? Con este recurso parece que nos están diciendo: "Eh, tíos, esto no es la realidad, no nos toméis muy en serio, esto es una puta serie y hacemos lo que nos da la gana. Además, somos cojonudos, los mejores del mundo y muy cultos, así que vamos a soltar una retahíla sobre los egipcios y vamos a dar siete nombres muy raros que vais a olvidar inmediatamente, pero da igual, somos los putos amos". A mí me parece que con eso se sobraron y me desconcertó un poco.

Pero daba igual, al instante estaba Tony cavando en el jardín de su tío.

miércoles, agosto 22, 2007

Chicles artesanos

Estos días en mi pueblo he recordado un detalle de mi infancia que me parece curioso contar. En verdad, este tipo de anécdotas tienen más cabida en mi otro blog, pero como dejé de escribir en él hace ya casi dos años, no tiene mucho sentido reabrirlo por un solo post.

De pequeño, más como juego que como necesidad real, hacíamos de vez en cuando chicles de trigo. El sistema consistía simplemente en coger un puñado de trigo, metértelo en la boca y mascar y mascar hasta que se hacía una pasta en la boca. La cosa podía llevar bastante tiempo y el sabor, como podéis imaginar, no era nada refrescante, pero te mantenía ocupado y te ofrecía la satisfacción de un producto hecho por ti mismo.

Ya veis, cosas que pasan (o pasaban) en los pueblos.

martes, agosto 21, 2007

Ausencia de huracanes

Hace dos años, más o menos por estas fechas, andaba yo con un equipo de Hospital Central rumbo a Guatemala para la grabación de varias secuencias (ya sabéis, aquellas de Laura y Javier). Saco esto a colación por las noticias sobre el huracán "Dean". Como ya sabréis, los huracanes y tormentas se van bautizando alfabéticamente, así que este año la cosa va despacio, porque estamos finalizando agosto y sólo se han usado cuatro letras del abecedario. Recuerdo que en el 2005 ya íbamos por la "k", y que incluso hubo que recurrir a letras del alfabeto griego para finalizar el año.

Y me acuerdo muy bien porque aterrizamos en Miami en plena panza del huracán Katrina. Ya lo conté, pero para quien no lo leyera en su día, dejo aqui el enlace (por cierto, fue el post en el que descubrí mi identidad como trabajador de Hospital Central, sin decir aún que era guionista).

lunes, agosto 20, 2007

Uno al día

Volver a la rutina no siempre es fácil. En el trabajo las prisas y la necesidad me han puesto rápidamente las pilas y ya ando sumergido en el perfeccionamiento de las tramas del capítulo 201 de Hospital Central.

Pero me ocurre algo anormal. Llevo todo el día haciendo una cosa muy rara, un "mundo al revés": utilizo el trabajo como procastrinación de la escritura en el blog.
No quiero que Miss Julie me quite el Oscar que me otorgó hace tan poco tiempo, así que supongo que poco a poco me pondré las pilas y recuperaré la tradición de post diario. Al menos, aún me queda un día de vacaciones que contar, y si añado mi visita a Tarifa, lo puedo ampliar un poco. Pero ese tema ya cansa. Meterme con Gallardón (en este caso por sus ansias nacionales) ya está muy visto. Además, que el hombre ha hecho posible que yo llegue andando en muy poco tiempo a la Casa de Campo, y sólo por eso ya se merece una tregua (pero sólo una tregua, no una paz definitiva). Otra opción era hablar del asunto de los trenes de Barcelona y lanzar al aire la duda que me surgió con todo este tema. Si antes el PP decía que el gobierno había vendido España a Cataluña (y Esperanza Aguirre insistía en que Madrid era pobre en inversiones centrales, mientras que Cataluña se lo llevaba muerto), ¿por qué ahora dicen que ese mismo gobierno tiene olvidada a esa misma Cataluña? ¿Por qué los políticos (de uno y otro bando) olvidan tan pronto lo que dijeron hace sólo unos meses? Pero este tema ya empieza también a estar fuera de actualidad.

En fin, que a lo tonto a lo tonto, como hizo Lope de Vega con aquel soneto, va un post por delante.

domingo, agosto 19, 2007

Destino: Catania

Vuelvo a la rutina del blog continuando con el relato de un viaje que apenas ocurrió hace un mes y ya resuena en mi cabeza con ecos de un pasado remoto.

El sábado por la mañana fuimos a Catania. Me habían dicho que era una ciudad fea y caótica que apenas merecía la pena visitar, pero a mí me gustó. Ciudad portuaria y a la vez a las faldas del volcán Etna, tal vez su encanto reside en esa extraña mezcla. Te puedes encontrar edificios majestuosos y sólo unos pasos más allá ver una fachada bastante deteriorada, pero no tanto como en Palermo. Y es curioso entrar al teatro griego, al que se accede por una puerta normal de una calle, como si entraras a un museo normal, sin dejar adivinar lo que se oculta dentro:
En Catania vimos cómo grababan algo. Yo descubrí en el interior de un coche de producción la respuesta al qué. Sobre el asiento de copiloto se podía ver un manoseado guión en el que se leía en su portada: "Capo di capi. Episodio 2" (o algo así, no sé italiano y el recuerdo puede engañarme). Así que se trataba de una serie de televisión. El trabajo me perseguía: ¡había que alejarse!

Comimos en un restaurante recomendado. Bien, pero algo caro. Y a eso de media tarde, cuando haber pasado tanto calor ya se hacía insoportable, hicimos algo que ya se había convertido en un pequeño clásico: volver pronto a Taormina. Esta vez llegamos lo suficientemente temprano como para darnos un bañito en la piscina del hotel antes de ducharnos y volver a salir a la ciudad. Paseo vespertino, cena, copa y al hotel. al día siguiente pasaríamos el día entero allí.

jueves, agosto 16, 2007

Paréntesis

No os tengo abandonados por gusto. Al llegar a casa (¿qué es "casa" sino la casa de tus padres?) me he encontrado con el ordenador de mis hermanos roto, así que me he encontrado con uno de esos imponderables que tanto te fastidian tus planes. Pero ayer conseguí que me prestaran un portátil, así que ahora mismo me estoy poniendo manos a la obra. Pero tengo cosillas que hacer, así que supongo que hasta que no regrese a los madriles (este fin de semana), no retomaré con asiduidad el blog.

Pero si sois amables y cariñosos conmigo, espero que os mantengáis a la espera.

viernes, agosto 10, 2007

Mejor tarde que nunca

Para no faltar a uno de los motivos por los que me han dado un Óscar, escribiré algo aunque sea tarde.

Sólo decir que puede que la semana que viene escriba con menos frecuencia porque andaré por la casa paterna, y cuando tenga un rato para el ordenador lo tendré que dedicar al trabajo, pero algo se podrá hacer.

A la vuelta sigo con mi particular serpiente de verano: las vacaciones.

Pero antes, este fin de semana, vuelvo a pisar una playa. De hecho, estaré en el piso que tiene la vista de la foto. No es Taormina, pero también empieza por "T" y se ubica en la provincia de Cádiz.

jueves, agosto 09, 2007

Siracusa, seguimos viajando

La noche de la llegada a Taormina pudimos ver paisajes como éste:

Y por la mañana, antes de volver al coche, darnos un bañito en una piscina y secarnos de esta guisa:


Y entonces, vuelta a las carreteras hasta Siracusa. Lo que merece la pena es la isla a la que se accede andando por un puente: Ortigia. Está llena de calles estrechas, rincones con encantos y monumentos escondidos a cada paso. Parece ser que allí nació Arquímedes. Yo diría que Ortigia es a Siracusa lo que el Trastevere a Roma o Triana a Sevilla, algo que está dentro de la ciudad, a sólo un puente de distancia, pero que tiene personalidad propia.

Hacía mucho calor, por lo que las birras Moretti y las botellas de agua caían una tras otra. Pero mereció la pena. Lo malo fue que nos entretuvimos tanto en Ortigia que cuando quisimos ir a ver el teatro y las ruinas de Siracusa (a las seis y cuarto de la tarde), ya habían cerrado la entrada. Pero no pasa nada, es otra excusa para volver.

De ahí, de vuelta a Taormina para cenar, tomar unas copas y prepararnos para el día siguiente. Destino: Catania.

miércoles, agosto 08, 2007

¿Ande andará?

Venía yo esta mañana para la oficina escuchando la radio y pusieron una canción de esta mujer. Y yo me pregunté: ¿qué será de ella?

Como algo rara le pasa a blogger que no me sale el post que escribí esta mañana, aprovecho para probar si la publicación está bien poniendo aquí un vídeo de la mujer en cuestión (que para quien sea demasiado joven diré que se llama Sade).

El enemigo público

De Agrigento nos encaminamos hacia Piazza Armerina, pueblo junto al que se encuentra la Villa romana de Casale, donde se conservan unos estupendos mosaicos. Lo anecdótico de este viaje fue que, circulando por carreteras secundarias, ví como los Carabinieri paraban a un coche delante de mí y después me hacían señales con el brazo arriba y abajo. Yo las interpreté como que no me detuviera a mirar y siguiera, pero al sobrepasarlos, mi chica me hizo ver que ella creía que me estaban diciendo que parara. Yo miré por el retrovisor y vi que era así, pero como ya estaba lejos, seguí adelante.

Y me persiguieron.

Cuando los vi aparecer por el retrovisor, me eché al arcén rápidamente, acojonado. Los Carabinieri se portan como la Guardia Civil aquí. Te ponen cara de mala leche y ni una concesión a una mínima sonrisa de cortesía. Yo me disculpé mil veces como pude explicando que era turista y había malinterpretado su señal. Pedía perdón con toda la humildad de la que era posible (la verdad es que estaba muy nerviosos, a mí la autoridad siempre me ha impuesto mucho respeto). Me pidieron todos los papeles habidos y por haber, pero no llegaron a registar el coche y me dejaron marchar sin multa ni nada. El mal rollo en el cuerpo me duró un buen rato.

Y nada, llegamos a Piazza Armerina y a Villa Casale. A mí lo de los mosaicos es algo que vistos tres ya empieza a cansarme, pero entiendo que haya cola para verlos, puesto que se trata de un retazo de historia con una conservación muy buena. Después volvimos al pueblo y disfrutamos de una estupenda comida en el Restaurante Pizzeria da Toto. Os dejo fotos de todo esto.

Uno de los mosaicos.

Otro, el conocido como el de las "chicas en bikini", imagen muy repetida en postales y folletos.

Puerta del restaurante. Recomendable en su relación calidad/precio.

Y nada, después de todo aquello, volvimos a coger el coche y nos encaminamos a Taormina. Al llegar al hotel y abrir la puerta del balcón, nos encontramos con esta primera vista:
No estaba nada mal, ¿eh?

martes, agosto 07, 2007

Unos minutos con el Jefe

Esto no viene a cuento de nada, pero estos estos días ando alucinando con el último disco de Bruce Springsteen, así que os dejo una cancioncilla para que también la disfrutéis.


Pelos como escarpias, oye.

Cefalú y Agrigento

En verano los periódicos alargan noticias sin mucha importancia para llenar sus tiradas diarias. Mi particular culebrón del verano puede ser el viaje a Sicilia. Vamos con otra entrega.

Tras abandonar Palermo, con un coche de alquiler, nos dirigimos a Cefalú. Es cierto que en Sicilia se conduce de una manera particular. Las líneas contínuas están en la carretera porque algo tienen que pintar, pero allí se adelanta cuando crees que puedes, sin importar lo que haya en el suelo. Lo curioso del asunto es que nadie pita, apenas se dan luces largas (aunque se dan) y como sabes que si vas lento te adelantan, los conductores menos rápidos conducen con una rueda en el arcén para dejar paso a los que tienen más prisa. Al principio asusta un poco, pero pronto te acostumbras e incluso te lanzas a adelantar a su estilo.

Cefalú es un pueblo turístico privilegiado, con mar y montaña en un solo sitio. Os dejo un par de fotos y pasamos a otra cosa.


Tras Cefalú, en el mismo día, atravesamos Sicila de norte a sur para ir a Agrigento. El centro, por esa zona, es bastante feo y seco, con algunos pueblos industriales que no merecen mucho la pena turísticamente. Y llegamos a Agrigento. Encontrar el hotel nos llevó Dios y ayuda. Teníamos la dirección, encontramos la calle, pero era imposible encontrar el hotel. No había ninguna indicación, ningún cartel, ninguna flecha que lo anunciara. Yo conduzco, sí, pero soy guionista, con lo que os podéis imaginar que conducir no es precisamente algo que me guste, así que cuando tengo que estar más tiempo del necesario al volante empiezo a ponerme nervioso. Tras preguntar, dar vueltas y todo eso, al fin dimos con él. Una vez que lo encuentras, siempre te parece que era muy fácil haber dado con él, el problema era que al entrar en la calle, te quedaba a la espalda, casi en un callejón. Bueno, esta historia no es muy interesante, así que aquí la dejamos. De Agrigento, lo destacable es el Valle de los templos. Van fotos.


Y con el calor que hacía, aprovechamos de buena gana la piscina del hotel.

En Agrigento había un restaurante de pescado recomendado por nuestra guía. Como allí los peces tienen otros nombres muy diferentes a los de aquí, acudimos con un diccionario italiano-español. Y menos mal, porque si no, no hubiéramos tenido ni idea de qué era cada cosa. Me tomé unos enormes salmonetes a la planca riquísimos y mi chica una lubina con una salsa de berenjenas y pistacho también muy rica.

Dos noches allí y a seguir el viaje.

lunes, agosto 06, 2007

Tumbado en el sofá

Este fin de semana no sólo he visto Ratatouille, sino que como he estado como el niño de la película, solo en casa, me lo he tomado con calma y me he tragado algunas cosas más de las que hablaré ahora mismo muy brevemente.

En primer lugar, aconsejado por Espoiler, los dos primeros capítulos de la séptima temporada de C.S.I Las Vegas. Había dejado de seguir la serie en la tercera temporada más o menos, pero estos capítulos me han gustado mucho. Aunque quiero hacer un comentario al margen. En el primer capítulo una muerte se produce entre bambalinas en un espectáculo de El circo del Sol, el auténtico, no alguno que se le parezca. Y no pasa nada. No es por nada, pero aquí todavía no nos atrevemos a algo así (y lo digo por experiencia). Si tiene que ocurrir un accidente en el que se vea implicado algún espectáculo real, ve olvidándote de escribirlo y piensa algo alternativo.

También vi Everything is illuminated. Preciosa la película, pero sobre todo, increíble su música. Ya me he bajado el disco (antes lo busqué para comprarlo on-line, pero no lo encontré y bajarlo resultaba más rápido).

Me tragué además una película que empieza bien y se desinfla: Seraphim Falls. Un western en que unos tipos persiguen a otro para darle caza. Lo original del asunto es que la película empieza directamente con la persecución, sin dar antecedentes. Aunque tú, como espectador, inmediatamente te pones de parte del perseguido, en verdad no sabes si es bueno o malo, y claro, sabes que jugarán a eso después. Pero el problema no es ése, sino que la película se limita a esta persecución, apenas hay un giro que nos lleve a otro sitio, es todo te pillo, ay que no, ahora sí, pues va a ser que no.

Y también me vi Regreso al futuro, la primera. Una película que nunca defrauda por mucho que la hayas visto. Lo curioso es que me la puse en inglés con subtítulos (siempre la había visto doblada) y me resultó curioso que en la versión original a Marty no lo llaman Levi Strauss (por sus pantalones) como se dobló en España, sino que su futura madre lo llama Calvin Klein (por los calzoncillos), lo que es algo más picante. Supongo que en los ochenta la marca Calvin Klein no era muy conocida en nuestro país.

Y ya está, para un fin de semana es suficiente. Al menos para mí.

domingo, agosto 05, 2007

Ratatouille, la película

Con la entrada me han dado la receta, y resulta que Ratatouille no es otra cosa que Pisto. Así de sencillo. Ojo que vienen spoilers, muy leves eso sí, pero por si acaso.

Y así de sencilla es la película... para los adultos. A mí, que me gustan las películas de animación y me encanta cocinar, Ratatuille me ha parecido una gozada, lo he pasado en grande, pero para los niños veo un problema. La rata desaparece en toda la parte central de la película. No es que no esté, que está, pero su ocultamiento en el gorro de cocinero es también una cesión de protagonismo a los personajes "humanos". Y toda la trama de estrellas de restaurante perdidas, críticos gastronómicos, recetas magistrales, creo que no interesan mucho a los críos. De hecho, a mi lado había un niño que no dejaba de preguntar a sus padres una y otra vez: "¿cuándo le tiran los cuchillos?". Ay, cuánto daño están haciendo los teasers.

Formalmente la película es otra gozada, pero eso era esperable. Los detalles son tan reales que al salir del cine me he ido directamente a la cocina. Un día de estos haré el pisto al estilo ratatuille y lo colgaré aquí.

Y ya conocéis una de mis frases más repetidas: "lo prometido es deuda".

Versión cero

A mediados de junio os comentaba que acababa de escribir el capítulo del clímax en la novela en la que ando metido. Pronosticaba que tendría terminada la versión cero de dicha novela en menos de un mes. Me equivoqué, pero por poco. Entre unas cosas y otras he ido dilatando algo la escritura, pero yendo sin prisas y sin pausas... ¡ayer la acabé!

Ahora sí que me queda todo el trabajo de reescritura. Como os conté, primero debo llenar algunos agujeros argumentales que han ido surgiendo a lo largo de la escritura, y después tocara la revisión gramatical y de estilo. Ya no me aventuro a decir que la tendré para navidades de este año, pero esa es mi intención, porque me gustaría presentarla a todos los concursos posibles del año que viene.

Yo estoy bastante contento con el resultado y creo que me está quedando algo muy publicable (no es ninguna paja mental, es una novela que pretende, ante todo, ser entretenida). Lo malo es que ya terminé la parte más divertida. Pero bueno, paciencia que estas cosas van despacio.

viernes, agosto 03, 2007

Palermo

El viaje a Sicilia consistió en recorrer Palermo (y Monreale), Cefalú, Agrigento, Piazza Armerina (y los mosaicos romanos), Siracusa (básicamente Ortigia), Catania y Taormina. Así que empecemos por Palermo. Ya os he avisado, no voy a hacer una descripción de las maravillas turísticas que vimos (iglesias, catedrales y esas cosas), sino que me limitaré a contar alguna que otra anecdotilla.

El primer día (domingo) visitamos Monreale y algo de Palermo y el segundo lo dedicamos completamente a Palermo. Y el segundo tiene dos cosas buenas. Primero, que por la tarde-noche ¡¡nos traen la maleta!!, y lo segundo, la cena. Tras callejear por la agradable zona de terrazas y veladores en la que habíamos cenado la noche anterior, decidimos probar suerte en un restaurante recomendado en la guía que llevamos. Pero como estaba lleno y además no teníamos demasiada hambre, seguimos paseando.

Y entonces lo vi, ahí sobre el balcón un sitio cutre y entrañable: la Trattoria Shangai. Desde la calle se apreciaban apenas cuatro mesas, y la decadencia justa para atraer a un turista (o al menos a un turista como yo). Me cuesta convencer a mi chica, pero acabamos subiendo. Se sube por unas escaleras estrechas con la pintura desconchada. Para acceder a las mesas hay que pasar a través de la cocina. Saludamos a la cocinera y echo un vistazo a todo lo que tienen por ahí, todo con muy biena pinta. Nos sentamos y muertos de sed, pedimos dos cervezas grandes para acompañar la comida, pensando que nos iban a traer dos tercios. Pero no, dos cervezas grandes en algunas zonas de Sicilia quiere decir dos cervezas de tres tercios cada una (una medida que aquí no tenemos). [Un usuario anónimo pero conocido me hace rectificar, quise decir DOS tercios, 66cl]. Bebemos y pedimos de comer. Por cierto, el balcón que vimos es éste (y nuestra mesa fue la de la esquina derecha). Ya sabéis que pulsando se ve más grande:


Pedimos caponata (una especie de pisto frío muy rico), pez espada a la plancha y calamar al horno (la especialidad de la casa). Hombre, no voy a decir que fuera la comida más rica que he probado en mi vida, pero se dejaba comer bien y era barato (cosa no tan fácil de encontrar allí). Cuando estamos comiendo aparecen tres tipos y se sientan en la mesa de al lado. Al escucharlos, rápidamente distingo el acento andaluz y comenzamos a hablar. Resulta que han venido a Sicilia en barco. Les pregunto cuánto han tardado y me dicen que una eternidad. Les pregunto en qué compañía y entonces me entero de que nada de compañías, han venido en un velero, un velero propio.

Cuando empiezan a contarnos su forma de viajar, que cada día deciden dónde ir según sople el viento, que si un sitio les gusta se quedan más y si no, se van, etc., etc., mi chica exclama que es lo más parecido a la libertad que había oído.

La cosa es que congeniamos y nos vamos de copas juntos. Y cuando se enteran de que tengo un blog me piden que ponga la foto que nos hicimos todos juntos. Como lo prometido es deuda, aquí va la foto.


Marineros, sólo espero que si leéis esto dejéis algún comentario. Saludos, y a ver si volvemos a vernos.

jueves, agosto 02, 2007

Y en Sicilia, el caos

El viaje tenía dos escalas, tres aviones. Así que pasó lo que tenía que pasar. Nos perdieron la maleta. Menos mal que sospechábamos que eso iba a ocurrir y en el equipaje de mano llevábamos lo suficiente como para sobrevivir varios días. Si algo nos enseñó esto, es que viajamos con más cosas de las que hacen falta. Llegamos un sábado y la maleta no apareció hasta el lunes por la noche, pero apareció y nos la llevaron al hotel (llena de arañazos, eso sí).

Como curiosidad, en el aeropuerto de Palermo me encontré con una compañera de la época de la facultad, si es que el mundo no es tan grande.

Palermo es una ciudad que me encantó. Es sucia, algo decadente, pero con un encanto especial. Y con monumentos e historia a cada paso. Os dije que no os iba a aburrir con historietas, así que esta primera entrega del viaje a Sicilia acaba con una foto del Teatro Máximo de Palermo, muy presente en la tercera entrega de El Padrino.

Antes de Sicilia, el timo

No voy a contar el viaje a Sicilia con pelos y señales, porque eso es como mostrar el vídeo de la comunión de la niña. Pero tampoco voy a pasar sobre él sin decir nada. Para empezar, tengo que hablar de la indignación que sentí al llegar al aeropuerto y ver que Esperanza Aguirre o quien tenga la competencia, me timaba. Fuimos en metro, yo con mi metrobus de diez viajes. Pero para salir, las puertas no se abren. Como yo, mucha gente no sabe cómo salir del metro. Aquello parece una escena de El ángel exterminador, pero con la diferencia de que nosotros sí tenemos la firme voluntad de salir y lo que lo impide es una barrera. El guarda jurado se afana por explicar lo que hay que hacer.

No sé desde cuándo, pero ahora, para salir al aeropuerto de Barajas desde el metro (y no hablo sólo de la T4, que yo fui a las otras), hay que pagar un euro de suplemento. Dentro hay una serie de máquinas en las que echas un euro y te dan un ticket que te dan el derecho a salir. ¡Acojonante!

Yo no quise hacer cálculos, pero al cabo del día deben salir muchas personas por esa estación, muchísimas, a un euro cada una... alguien se está haciendo rico.