Como curiosidad, en el aeropuerto de Palermo me encontré con una compañera de la época de la facultad, si es que el mundo no es tan grande.
Palermo es una ciudad que me encantó. Es sucia, algo decadente, pero con un encanto especial. Y con monumentos e historia a cada paso. Os dije que no os iba a aburrir con historietas, así que esta primera entrega del viaje a Sicilia acaba con una foto del Teatro Máximo de Palermo, muy presente en la tercera entrega de El Padrino.
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