Apitiké

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viernes, octubre 28, 2005

Lo que inventan los hombres...

Desde que aparecieron los edredones y las fundas nórdicas en nuestras camas, uno no ha podido dejar de ver diseños más o menos horteras, como ese que imita piedras de río, o cosas por el estilo. Pero dentro de lo hortera, me han descubierto uno que sí es divertido. Yo tal vez me lo compre para imaginarme cómo soy sin mi barriguita.

jueves, octubre 27, 2005

Hospital Central en Guatemala

Por fin se emitió el capítulo de Hospital Central en Guatemala. Pensaba contar mi experiencia allí, pero la verdad es que estoy un poco cansado, así que simplemente voy a subir algunas de las fotos que tomé. Tal vez en otro momento me anime y cuente alguna que otra anéctoda. Por lo pronto, os dejo con estas imágenes.

Dos actrices


Si no hubiera sido por estos momentos...


El Dr. Diego auscultando a Diana


No es un santo, es Bubu (eléctrico) que también da sombra


Poco antes del "casi" atropello


Así se juega la vida el dire de fotografía


Guapísima Diana con Israel (Dr. Palenque) en una pausa


Camino al beso


Los actores y yo (Con Blanca al fondo)

Tengo más, pero creo que con éstas son bastantes.

martes, octubre 25, 2005

Los amigos se separaron

A pesar de que nunca he sido un fiel seguidor de Friends, reconozco que es una buena serie con muy buenos diálogos. El problema (para mí) era que no me enganchaba. Podía ver un capítulo y partirme de risa, otro y partirme aún más, pero si al día siguiente no veía ninguno, no la echaba en falta, me daba igual si Ross estaba con una o con otra. Reconozco que es cosa mía, no de la serie.

Ayer vi el primer capítulo de Joey, el spin-off de la vida del personaje cuando se traslada de Nueva York a Los Ángeles.

Había oído que no ha tenido mucho éxito en Estados Unidos, así que tanto yo, como mis compañeros de trabajo, la empezamos a ver con esa cosa de "vamos a ver algo muy malo". Nada de eso. Ya desde el primer gag comenzamos a reírnos con ganas.
El personaje ha cambiado un poco. Mantiene la ingenuidad original, pero lo han salpicado con arrebatos de lucidez que tal vez molesten o tal vez sepan integrar para no dejar que el protagonismo lo lleve un auténtico pazguato.

No tiene la rapidez ni la chispa de Friends, pero Joey, al menos en este primer capítulo, es tan divertido como cualquier buena serie y mucho más divertido que la mayoría de las que se pueden ver por ahí. No me engancharé, pero es porque no suele engancharme a ninguna serie.

Debo ser un tipo raro.

lunes, octubre 24, 2005

Racismo en la piel

Creo que ya no hay nadie que siga diciendo eso de que en España no somos racistas. Ahora que ya sí hay gente de otras culturas y otras razas entre nosotros el racismo, desgraciadamente, va creciendo.

El sábado pasado asistí a un momento de racismo callejero, de racismo "a flor de piel", nada de violencia ni de organización, sino de simple ignorancia y falta de respeto.

Iba yo en un autobús, cuando el conductor estuvo a punto de pasarse una parada en la que sólo había una persona esperando, pero finalmente paró. La persona era una señora de unos cincuenta años, negra. Como el autobús no había parado, esta señora hizo algún comentario, nada exagerado, la típica queja de cualquier consumidor. El conductor, ni corto ni perezoso, le saltó a la yugular, le dijo que lo que tenía que hacer era darle las gracias por haber parado y, sobre todo, decir al menos "buenas tardes". La señora, que no había entrado enfadada, se enfadó entonces. Dijo que no entendía que tuviera que dar las gracias por parar en donde tenía que parar y, sobre todo, dijo que estaba harta de dar las "buenas tardes" sin obtener una respuesta a cambio, que siempre lo decía y que está harta de ver malas caras y gente amargada haciendo su trabajo. Empezó a murmurar su inconformidad, como hubiera hecho cualquier ama de casa blanca de esas que murmuran a todas horas. Pero ella era negra.

En la siguiente parada, un anciano encorbatado se levantó para bajarse y le dijo: "Señora, cállese ya y váyase a su país". Al instante me sentí muy violento. Por suerte, un joven que había junto al viejo le dijo que eso no se decía, que esa señora había venido a España a trabajar. Así lo corroboró la señora: tengo carnet español y llevo dieciocho años en España trabajando de nueve de la mañana a ocho de la tarde.

Desgraciadamente, ese viejo no va a cambiar de opinión. Para él aquella mujer sólo era una negra que encima de que consigue un trabajo tiene la desfachatez de quejarse. Si por él hubiera valido, le hubiera dado con un látigo en la espalda.

Es un lugar común, pero como es cierto, lo repito. Ya nadie se acuerda de que aquí salió mucha gente a buscar un trabajo en el extranjero. ¿Por qué ahora nos asusta tanto un color de piel diferente?

El gurú del guión


Syd Field

Se puede decir que hay cuatro grandes teóricos del guión, los cuatro norteamericanos: Vorhaus, Linda Seger, McKee y Syd Field. Este fin de semana he asistido a un curso rápido (Master Class lo llaman para darle glamour) de guión con el último de ellos.

He de reconocer que los libros de Syd Field me han sido de mucha ayuda y este autor fue mi primera aproximación al guión como una estructura clara y una forma de trabajar ordenada. Pero su clase... puff. Hubiera necesitado mucho más café.

Este hombre tuvo una feliz iluminación hace veinticinco años (una cosa llamada "el paradigma") y desde entonces vive rentabilizando esa iluminación. Con un ritmo cansino, entreteniéndose con insufribles anécdotas personales o teorías sobre el universo en cada concepto, Syd Field no hizo otra cosa que repetir lo que ya repite en cada uno de sus libros. No digo que su teoría sea mala, todo lo contrario, pero sí que en un curso uno espera algo más que volver a oír lo que ya se ha leído.

En fin, que lo que pasa es que me da rabia haber perdido un domingo tan soleado encerrado en un centro cultural. Y encima pagando.

jueves, octubre 20, 2005

Ficción y realidad

En el capítulo de ayer de Hospital Central se descubre que finalmente es Javier el que acompaña a Laura a Guatemala. Poco antes, Laura se da cuenta de que tiene el pasaporte caducado y sale pitando para el aeropuerto para renovarlo en la comisaría express que hay allí.

Eso fue en la ficción, pero en la realidad pasó algo muy parecido. El día que salíamos para Guatemala (un equipo de diecinueve personas y un millón de bultos), comenzamos a pasar por facturación. Cuando llegó el turno de Antonio Zabalburu, no es que tuviera el pasaporte caducado, es que no se había hecho el pasaporte digital, y como hacíamos escala en Estados Unidos, no era válido para volar.

Igual que Laura en la ficción, Antonio en la realidad tuvo que ir corriendo a la comisaría del aeropuerto, pero hubo un problema añadido: no llevaba consigo el D.N.I. y se lo exigían para la renovación del pasaporte. Así que, con el equipo a punto de embarcar, Antonio tuvo que salir pitando para su casa a buscar su D.N.I. ¿Le daría tiempo a ir, volver, pasar por la comisaría, renovar y aún estar a tiempo para embarcar con nosotros?

Como en las mejores películas de suspense, el misterio se mantuvo hasta el final, hasta el momento en que comenzamos a pasar por la puerta de embarque. Ese fue el momento que eligió para hacer su aparición estelar con su flamante pasaporte en la mano, una sonrisa en la cara y un gesto de tranquilidad realmente envidiable.

Actores.

miércoles, octubre 19, 2005

Ondeando

Acaban de darnos una gratísima noticia. ¡Hospital Central ha ganado un Premio Ondas!

Como parte integrante del equipo, no puedo dejar de sentirme contento. Hay gente que es incapaz de ver esta serie porque trata de hospitales, hay gente a la que le gusta precisamente por eso; hay gente que la ve de vez en cuando y cree que es aburrida, hay gente que está enganchadísima y no se pierde ni un capítulo; hay gente que aún hoy en día insiste en que es una copia de Urgencias, hay gente que sabe que una serie de un hospital es tan copia de Urgencias como una de abogados es copia de La ley de Los Ángeles. En fin, que como hay gente "pa to", nosotros seguimos haciendo la serie muy orgullosos de lo que hacemos. Y lo hacemos lo mejor que podemos.

Vamos, que un premio no es nuestro objetivo, pero tras los gritos y sonrisas de oreja a oreja que hemos puesto todos cuando hemos recibido la noticia, no puedo decir que no sea bienvenido. Un reconocimiento público a tu trabajo no es algo que se pueda tener en todas las profesiones.

A partir de ahora, cuando alguien se entere de que trabajo en Hospital Central y me diga que no le gusta nada, no podré resistir la tentación de decirle: "Ya, ya, pero tengo un Ondas".

Un poquito de vanidad no viene mal en esta bolsa de la autoestima que es la tele.

lunes, octubre 17, 2005

Televisión en el cine


Escándalo en el plató

El viernes me di mi casi habitual paseo por la Fnac para hacer acopio de víveres de entretenimiento. No pude resistirme a la oferta de la semana: Escándalo en el plató. Curiosamente me encontré con un conocido que también llevaba ese título en la mano.

No la había vuelto a ver desde su estreno, allá por los primeros noventa, así que el mismo viernes la puse. Realmente, es una comedia divertidísima, con un humor no muy sutil, pero sí muy efectivo. Si alguien está pasando una mala racha, le recomiendo que la vea, al menos se olvidará de todo durante hora y media.

viernes, octubre 14, 2005

Un nuevo estilo 2ª Parte

En fin, ya sabía yo que los nuevos informativos de Tele 5 no buscaban más credibilidad sino, simplemente, más audiencia.

Y es que lo que he visto hoy ya da prueba suficiente de ello. A mí Operación Triunfo me parece un buen programa de televisión. Musicalmente no me aporta nada, pero como programa, me gusta esa mezcla de reality, marketing, espectáculo, participación... Vamos, que es un buen producto.

Y claro, como la final tuvo mucha audiencia, pues van hoy los de los informativos de Tele 5 y dan el resultado de esa final como una noticia más. Saben que cebándolo bien, tendrán algunos espectadores más. A este paso, ya mismo veremos anunciar Mira quién baila en el Telediario de la Primera o Aquí no hay quien viva en el de Antena 3.

Ya mismo no hará falta realidad. Tendremos la tele.

jueves, octubre 13, 2005

Ser o no ser



Dos géneros, un mismo tema.

Aprovechando la isla de un miércoles festivo, me he revideado (como diría Alex) dos películas muy diferentes entre sí. ¿O no lo son tanto?

El martes volví a ver El gigante de hierro. No pude evitar que se me volviera a escapar alguna lagrimilla, aunque eso no era nada comparado con el mar de lágrimas que soltó mi chica (era la primera vez que la veía, llovía, todo acompañaba). Y ayer pusimos La naranja mecánica. Aquí no hubo lágrimas, pero sí nuevamente admiración.

Y entonces me di cuenta. Las dos películas, en el fondo, van de lo mismo: de la libertad de elegir. De "ser lo que eliges ser". He aquí la grandeza de la narración, en general, cómo de un sólo tema se pueden ofrecer tantos tratamientos como narradores lo aborden.

Sinceramente, no sabría decir cuál de las dos películas me gusta más, si la inocencia de los dibujos o la crueldad coregrafiada de Kubrick. ¿Para qué elegir pudiendo tenerlo todo?

miércoles, octubre 12, 2005

La publicidad y el sexo

En El País de hoy leo la carta de un lector al director en la que se queja (con sentido del humor) del anuncio del nuevo envase de café que es tan fácil de abrir que hasta un hombre puede abrirlo y recitar la tabla del uno a la vez. No se queja porque denigre al sexo masculino, sino porque se pretenda huír de la supuesta manipulación sexista que la publicidad hace de la mujer, utilizando el mismo burdo esquema para los hombres.

Realmente, todos estos debates me parecen un poco sacados de sitio. Debería juzgarse la publicidad porque atente al buen gusto, pero que salga una mujer dando una patada a su pareja masculina porque no sabe darle bien un masaje, me parece tan poco relevante como que aparezca una escuela en la que se enseña al hombre a mantener la atención en su pareja frente a un partido de fútbol. Con la de cosas que pasan en el mundo y que haya gente que todavía se preocupa por esto...

Lo único que pediría es un poco de distanciamiento y, sobre todo, sentido del humor.

martes, octubre 11, 2005

Hoy me repito

Esta mañana escribí un post en mi otro blog. Como va sobre cine y hoy me encuentro un poco vagoneta, he pensado que ese mismo post podía venir bien en este blog (vaya palabrerío extraño). Así que, ni corto ni perezoso, lo copio aquí (perdón para esas cuatro o cinco personas que entran en mis dos páginas).

El cine. No puedo olvidar que durante toda mi vida me ha encantado el cine. Ya conté que los domingos iba a la sesión de tarde siempre, sin mirar siquiera la cartelera.

Uno de mis géneros favoritos en mi infancia eran las películas de kárate.
Bruce Lee era un auténtico ídolo para mí y para la mayoría de los niños. Nos tragábamos sus películas con la boca abierta y una fascinación en la mirada que se traducía en patadas al aire, juegos de brazos y gritos en cuanto salíamos a la calle. Un amigo mío incluso se fabricó unos "luchacos" caseros con dos trozos de madera y una cadena.

Aún recuerdo un descubrimiento en este género: las películas de
Jackie Chan, aunque aún no sabía que era Jackie Chan. Lo bueno de estas películas era que mezclaban humor con la acción. Títulos míticos, que no quiero volver a ver para no defraudarme, son El mono borracho en el ojo del tigre y La serpiente a la sombra del águila.

Mi hermano y yo tuvimos grandes peleas tras salir del cine de verlas. Qué tiempos aquellos.


(Para quien esté intesado en leer sobre mi infancia en el cine, que pulse aquí).

lunes, octubre 10, 2005

Catástrofe en Guatemala

Dice el axioma periodístico que la relevancia de una noticia viene marcada, entre otros factores, por la cercanía del lugar de los hechos. Es curioso cómo miramos con pena pero distanciamiento catástrofes naturales que ocurren en lugares remotos: tsunamis, terremotos, inundaciones, huracanes... Sin embargo, nos preocupamos mucho más ante un accidente de tráfico en nuestro pueblo, un atasco en nuestra ciudad...

Tal vez por eso, las consecuencias del Katrina en Nueva Orleans se vivieron con más intensidad de lo habitual, porque, lo queramos o no, Estados Unidos está muy cerca. De allí viene gran parte de nuestra cultura actual (cine, música, ropa, hábitos,...) y vemos a un país "tan civilizado" como el nuestro, a un país en el que "no pasan esas cosas".

Yo ya conté durante el mes de septiembre, que había estado en Guatemala, participando en la grabación de un capítulo de Hospital Central. Pues bien, por eso mismo, todo lo que está ocurriendo en aquel país me pilla con más cercanía que las anteriores catástrofes que han ido sucediéndose por aquel territorio.

Volcán sobre urbanización

Uno había visto un país pobre pero con una gente llena de amabilidad y buenos deseos. Ver ahora esos paisajes tan reconocibles debastados por las lluvias parece algo increíble.

Recuerdo que nosotros teníamos la recomendación de abandonar uno de los lugares en los que grabábamos antes de que comenzaran las lluvias de la tarde por el peligro de quedarnos aislados allí. No quiero imaginar cómo se habrá vivido el huracán por aquella zona.

Lluvia

La gente que conocimos eran personas con una suerte de resignación religiosa que le hacía ver los designios de Dios tanto en lo bueno como en lo malo. Tal vez sea la única explicación que encuentran ante tanta desgracia.

Sea como sea, básicamente era gente feliz. Ojalá vuelvan a serlo.


Campo natural de fútbol

sábado, octubre 08, 2005

Noche de perros


Mi pesadilla

Tengo una costumbre. Cuando me despierto por cualquier motivo a medianoche, suelo encender la radio. Aunque la programo para que se apague en una hora, no duro mucho más de diez minutos despierto. Hoy esta costumbre me ha provocado una terrible pesadilla.

He soñado que Aznar volvía a la palestra y metía el miedo en el cuerpo de la gente con frases como "El Gobierno ha llevado a España al borde el abismo", o "España corre serios riesgos de desintegración y balcanización", y cosas por el estilo. En mi sueño la gente empezaba a tener miedo y se liaba la marimorena. Pero me desperté. Era sólo un sueño. No era algo real. No ES algo real. Menos mal.

Sin embargo, he comprado el periódico y leo la noticia de que Aznar ha dicho esas frases en México. Ya lo entiendo, la radio metió esas palabras en mi cerebro y él las transformó en pesadilla.

Y esto me lleva a otra reflexión. Hoy he ido a comprar el periódico (ya lo he dicho). El quiosquero estaba de muy buen humor. He ido al supermercado y he visto a las amas de casa con sus preocupaciones cotidianas de siempre: que si no me has dado bien el cambio, que si mi niño llegó a las tantas, que que bueno me va a salir el arroz. Después fui a la frutería y el frutero canturreaba sin ninguna preocupación. He estado incluso en la peluquería y sólo se hablaba de asuntos de la prensa rosa.

¿A qué viene esto? A que no veo que a nadie le importe un carajo (perdón por la palabra) el Estatuto y esas cosas que supuestamente van a desintegrar España. Todo el asunto parece un invento de políticos y medios de comunicación, pero en la calle el tema aburre "soberanamente".

Puestos a tener miedo, lo que a mí me da miedo de verdad es caerme en una de las zanjas de Gallardón.

jueves, octubre 06, 2005

Gritar en la oscuridad

Ayer hablaba con mis compañeros de trabajo del miedo que pasamos todos viendo El exorcista. No sé si antes uno era más inocente cinematográficamente hablando, o es que antes las películas de miedo se hacían más para dar miedo que para asustar. El caso es que he recordado lo mal/bien que lo pasaba en el cine en mi adolescencia en aquellas películas. Tal vez la primera película que me hizo estar toda una noche sin dormir fue Phantasma. La vi con diez u once años y no podía dejar de imaginar que debajo de mi cama esos esclavos semimuertos esperaban a que me durmiera para atacarme.
Y a partir de ahí, discurrieron una serie de películas, la mayoría menores, que me fascinaban y no me dejaban dormir, desde Profecía Maldita hasta la consabida El Exorcista, que disfruté entre constantes escalofríos (es que además la vi en un cine de verano cuando el verano ya estaba llegando a su fin).

¿Cuándo dejan de dar miedo las películas de miedo? Si lo pienso en serio, no creo que las películas de ahora sean realmente mucho peores (en cuanto a crear inquietud) que aquella serie B que tanto me gustaba. Sinceramente, creo se trata más de una cuestión de edad (o tal vez que mientras más ves, menos te implicas). Es una pena, porque me gustaba mucho sufrir en el cine.

miércoles, octubre 05, 2005

Nostalgia radiofónica

A través de MaeloCinema, llego a un nuevo blog, Tribeca Sessions, y en él, me encuentro con una entrada sobre la banda sonora de Alta Fidelidad.

No voy a hablar sobre esta banda sonora (sólo diré que la tengo y me gusta), sino sobre una cita que aparece en el post: “Dime las 10 mejores canciones sobre la muerte”, o “las diez mejores canciones sobre las rupturas de pareja”. ¿Por qué? Porque estas frases vuelven a hacerme recordar un programa radiofónico que me tenía atrapado en mi pre-adolescencia. No recuerdo el título, pero sí que era musical, lo presentaba José Ramón Pardo y que tenía un mecanismo tan sencillo como subyugante. Al principio, Pardo proponía un tema para el día, por ejemplo (y me lo invento sobre la marcha), "teléfono". A continuación, los oyentes llamaban para citar canciones en que aparecía la palabra teléfono, tanto en el título como en la letra, o que estaban relacionadas directamente con el término (tal vez una señal telefónica como base rítmica...). Él ya tenía preparadas unas cuantas para ir calentando el ambiente, y después iba consiguiendo casi todas las canciones que los oyentes proponían.

Gracias a este programa descubrí muchos temas, y siempre me resultaba muy entretenido. Lo sencillo a veces es lo más difícil de conseguir.

Tontería

Acabo de comer mi ración de gluten en un "bufé" libre chino. El estómago me llega al suelo, me hundo en el sueño, pero tengo que volver al trabajo. ¿Por qué no pusieron el eclipse para hoy? Tal vez así me podría escaquear con la excusa de que creía que era más tarde.

martes, octubre 04, 2005

El fin... el fin del verano

¡Han vuelto! Y con su vuelta se ha marcado el inicio del otoño. No me refiero a los vientos, a las hojas caídas, ni siquiera a las lluvias (ojalá), me refiero a...¡¡los vigilantes del carril bus!!.

Sí, en verano desaparecieron del Pº de Extremadura, y con su desaparición llegaron atascos kilométricos cada día. Claro, no había nadie que pusiera orden en el libertinaje que se montaba allí. Pero han vuelto y el tráfico... bueno, no es que esté muy bien, pero está mejor. Si es que son muy grandes. Con sus pequeños Smarts y sus chalecos fluorescentes al fin alguien pone orden en esta ciudad. ¡¡Una serie sobre ellos, ya!!

lunes, octubre 03, 2005

Brillo eterno

Este fin de semana me he llevado una de esas agradables sorpresas que de vez en cuando te da el cine, o en este caso concreto el DVD. Por recomendación de varios compañeros de trabajo, me compré Olvídate de mí.

Como referencías, creía saber que se trataba de una comedia romántica donde un joven se somete a un procedimiento para borrar de su memoria todo rastro de su ex-novia. Nada más. Y es mejor llegar a esta película tan virgen como llegué yo, porque me he encontrado con una historia original y una manera de contar absorvente. No se parece en nada a la película que esperaba encontrar, para bien. Varias veces a lo largo del visionado sentí erizarse los pelos de mi piel. Y anoche no hacía frío.

Jim Carrey apenas hace un par de muecas, y todos los actores están perfectos. El ser rastrero que interpreta Elijah Wood me encanta, porque entendemos su miseria.

No me extraña que ganara el Oscar al mejor guión original, porque es magistral la manera en que nos cuenta una historia que a priori puede parecer complicada de hacer comprender, sin que nos perdamos. Pura magia cinematográfica.

Y esa forma en que nos metemos en la cabeza de Jim Carrey... a veces me acordaba de aquellas colaboraciones entre Buñuel y Dalí...uff. Una prueba más de que los efectos especiales (ópticos o informáticos) se pueden usar no sólo para películas de acción.

Mejor no cuento nada más para quien no la haya visto. En ese caso, sólo diría una cosa: hay que verla.

sábado, octubre 01, 2005

Memorias y diarios

Ya he dicho alguna vez que tengo otro blog en el que cuento mi infancia. Todo lo que relato ahí es real, o al menos es el recuerdo real de aquellos años. Y son unas memorias cargadas de inocencia, la vida de un niño en un pueblo andaluz en los años setenta y primeros ochenta.

Pues bien, en el polo opuesto he descubierto una página gracias a la recomendación de uno de mis hermanos. Digo en el polo opuesto porque son las memorias de un pervertido. No sé hasta qué punto lo que cuenta el tipo en cuestión es real, hasta qué punto recreación y hasta qué punto pura ficción, pero da igual.

No es una página recomendada para estómagos débiles, feministas, menores, ni- como él mismo díce- para nadie. Pero tiene su gracia ver desgranarse ante nosotros las tristes proezas sexuales (a veces no tan tristes) del protagonista. No lo he leído entero, apenas unos párrafos, pero no es un texto que deje indiferente. Como muestra, copio un trocito de su primer diario (porque tiene la página dividida en varios):
"Busco canales de televisión: si no es con un vídeo musical de la mtv me masturbo viendo a las presentadoras de las noticias de la noche (mi favorita es una que se llama Letizia:-aquí planta la foto-las presentadoras de noticias son perfectas para masturbarse: te aguantan la mirada, te miran fijamente mientras lo haces): he de quitar el sonido: uno: las noticias sobre guerras, malos tratos o niños enfermos que mueren de hambre hacen que se me baje la erección..."

Pues eso, que a veces curiosear por internet tiene estas cosas.