Apitiké

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miércoles, julio 26, 2006

KIT KAT

Me tomo un descansito. Abandono este barco durante unos días para irme a pasear, tal vez a correr, por la playita de la foto, así que si el mono no aprieta y no aparece ningún ciber en mi camino, este diario quedará sin actualizar hasta nuevo aviso.
No será mucho tiempo, la semana que viene me pongo otra vez a los mandos.

¡¡VACACIONES!!

Product placement

Una manera a veces sutil, a veces no tanto, de hacer publicidad es lo que se conoce como Product placement (o posicionamiento de producto). Ese recurso de un personaje bebiendo determinada marca de zumos o usando determinado teléfono móvil no es algo exclusivo de películas de cine y series de televisión, también se da en vídeos musicales, videojuegos, programas de televisión e incluso obras de teatro.

Sí, sí, en Hospital Central también hay, claro está, pero lo que me ha resultado curioso y de lo que quiero hablar hoy es del relato de cómo un product placement se convirtió en eje fundamental de una de las mejores películas de Alfred Hitchcock.

En el libro Sólo es una película, libro por el que me paseo de vez en cuando, disfrutando lentamente de él, un publicista cuenta cómo ocurrió.

El jefe de ventas de los encendedores Ronson Lighters se acercó al publicista en cuestión y le lanzó a bocajarro, "Sé que conoce a Hitchcock, ¿por qué no enchufa nuestros encendedores en una de sus películas?". El publicista, efectivamente, era amigo de Hitchcock y se lo comentó. Daba la casualidad que el director estaba preparando Extraños en un tren, y le dijo, "bueno, si es importante para tí, veré cómo puedo meter el encendedor". Y vaya si lo metió. Para quien haya visto la película, sabrá que es una de las piezas claves de todo el misterio (al parecer en la novela original ese papel lo jugaba un libro).

Eso nos da una buena lección para cualquier guionista: no hay que dejar que los condicionantes se conviertan en obstáculos, más bien, hazlos tus aliados. Todo irá mejor para todos.

martes, julio 25, 2006

Malos humos

No era mi intención volver a hablar hoy del Ayuntamiento de Madrid, pero es que he estado viendo las noticias de Tele 5 y no puedo evitar hacerlo.

Resulta que el susodicho Ayuntamiento ha puesto unos policías por el centro para que paren los vehículos con más de cuatro años de antigüedad y les hagan pruebas de emisión de humos. Si alguno se pasa de lo permitido, pueden caerle multas de hasta 600 eurazos. Oye, que a mí me parece muy bien que se intente parar un poco con la contaminación, pero lo que no me parece bien es que el que nos robe (es un decir) sea un ladrón (es otro decir).

Vamos, que sólo hay que irse a pasear por Legazpi o por Pirámides y a uno se le ocurre, ¿cuánto se pasarán estas máquinas en emisión de humos? Y la contaminación acústica, ¿no cuenta? Y esas chimeneas que van a echar los humos de todos los madrileños en un sólo parque, ¿no serán más peligrosas que mi Citroën Saxo? Al fin y al cabo, la Comisión Europea ya consideró que la nueva M-30 incumple todas las normas habidas y por haber, así que, ¿no tendría el Ayuntamiento que multarse a sí mismo?

Estos extraterrestres tienen unas ocurrencias...

lunes, julio 24, 2006

Dark Madrid

No sé por qué nadie se había dado cuenta.

Esta mañana he ido a pegarme una carrerita antes de ir al trabajo y lo he descubierto, he tenido una revelación. Ya sé por qué Gallardón está haciendo lo que hace.

Veréis: iba yo tan tranquilo por un parque por el que empecé a ampliar mi recorrido hace sólo unos días. Como referencia para dar la vuelta tenía una enorme fuente en una especie de glorieta. Pero hoy, cuando paso por donde debería estar esa fuente, mis sentidos me traicionaron, comencé a pensar que me había equivocado de camino, de parque o incluso de ciudad. Allí no había ninguna fuente, sino una especie de enorme arriate con varios olivos. Al ver que los olivos estaban rodeados con cinta de precintar (de esa de "Ayuntamiento-no pasar") me di cuenta de que lo que ocurría es que habían sustituido la fuente por esos olivos.

Después pase por lo que antes era un carril bici (de esos de asfalto rojizo) compartido con carril peatonal (de asfalto-gris). Ahora sólo hay una valla y medio carril, de manera que por donde antes pasaban dos bicis en dirección contraria con holgura, ahora difícilmente se pueden cruzar dos peatones, mucho menos si los dos van corriendo. Al otro lado de la valla, unos obreros quitan los grandes árboles, ponen otro arriate en el centro y dividen el carril en dos. Y sustituyen los árboles grandes por otros pequeñitos que no dan sombra. Parece un sinsentido, ¿verdad? Eso pensaba yo, pero es que he descubierto por qué lo hacen.

Me he acordado de una película, Dark City, en que (Y ESTO ES UN SPOILER) unos seres muy malos experimentaban con humanos haciéndoles vivir en una ciudad que se transformaba cada día en algo diferente, para comprobar no sé qué cosa de su mente.

En Madrid nos están sometiendo al mismo experimento: una día nos acostamos con una carretera de circunvalación, y al día siguiente aparece convertida en calle. Y a los pocos días esa calle se transforma en una sucesión de zanjas. Por varias zonas de la ciudad, desaparecen los árboles, por otras, las calles cambian de dirección de la noche a la mañana, y así hasta el infinito.

Los extraterrestres o científicos o lo que fueran de la película existen. Gallardón es uno de ellos.

(Y para colmo de males, se me ha jodido el coche)

viernes, julio 21, 2006

Misterios de papel

Intenté desterrar todo destello de nostalgia a mi otro blog, en el que dejé de escribir en diciembre del año pasado. Pero en posts como el de ayer, la nostalgia, inevitablemente, vuelve a surgir, como un Guadiana de la memoria.

Será la edad o será la caló, pero hoy, sin venir a cuento, me he acordado de un novelista-cuentista, que me apasionaba en mi infancia. De hecho, ya lo cité en el susodicho blog nostálgico. Me refiero a Cornell Woolrich, conocido también como William Irish (y parece ser que con algún seudónimo más).

En la biblioteca de mi pueblo, en la parte baja de la última estantería (como corresponde a un apellido que empieza por "W"), se disponía una serie de libros oscuros, de tapa dura forrada en tela (o al menos así lo recuerdo). Eran las obras completas de Cornell Woolrich. Me dio por coger el primer volumen, y desde ahí, no pude parar hasta que me los leí todos.

Yo era aún un niño, pero aquel hombre escribía de una manera que me hacía comprender fácilmente a los personajes, y contaba unas historias que me mantenían atrapado desde la primera página, preocupado por la suerte de los protagonistas, sin tener ni idea de qué iba a ocurrir a vuelta de hoja. Me hizo descubrir mejor que nadie la magia de la novela negra y el arte de lo que después supe que se llamaban "giros". Sospecho que leído hoy día, descubriría los hilos del autor por aquí y por allá, los giros que tanto me sorprendían me parecerían artificiosos, por eso no sé si prefiero releerlo o no volver a tocar un libro suyo. Miento, hace un año o así lei una de sus cuentos y, efectivamente, la resolución me pareció un poco forzada. Pero no importa, leer a William Irish es sumergirse en un mundo reconocible de bruma, pistolas que humean, inocentes que parecen culpables y culpables que parecen inocentes, gatos que maúllan a la luna... Por algo muchas de sus obras han sido llevadas al cine o la televisión.

En fin, que después de esta parrafada, me han entrado ganas de volver a su mundo. Ya os contaré.

jueves, julio 20, 2006

¿Qué tiene esa bola?

Hace tiempo que no ponía uno de esos vídeos de nostalgia. Pues hoy, toca. En aquella fuente de vídeos musicales casi caseros que era La Bola de Cristal, aparecía Laín interpretando una canción que en sus tiempos uno no podía reconocer sin cierto rubor que le gustaba, pero ahora, con el paso del tiempo, resulta entrañable escuchar ese teclado, esos ritmos programados y ver al joven cantante con una interpretación de academia de actores. Del decorado y los alumnos, no voy a hablar.

Manda Huevos

Por Directo al paladar me entero de que la CBS va a anunciar su próxima temporada de otoño no sólo con spots en su cadena, ni con vallas publicitarias, ni con páginas impares en revistas, ni con pop-ups en internet, no, va a ir a algo más básico, más cotidiano, va a estampar su publicidad en treinta y cinco millones de huevos. Cada huevo llevará una referencia a uno de los programas con una frase culinaria ad hoc.

Poco a poco no va a quedar ni un espacio en blanco (o moreno) que la publicidad no utilice, aunque reconozco que la idea tiene su gracia. Antes de hacerte una tortilla de las de comer te puedes enterar de si va a seguir CSI, o de qué sit-com se estrena, o de qué nuevo reality va a salir del cascarón.

Tal vez alguien se atreva a importar la idea, porque lo que es huevos, aquí no nos faltan.

miércoles, julio 19, 2006

Llamada perdida

En un capítulo de la quinta temporada de Los Soprano, Tony confiesa a la psiquiatra que le ponen de muy mala leche las llamadas de teléfono a su propia casa intentando venderle mil cosas. El capítulo en cuestión va sobre la ira y ese comentario está un poco traído por los pelos para que después esa información se use en una trama, pero bueno, no es a eso a lo que iba.

A lo que iba es a que últimamente este tipo de llamadas están aumentando en - ¿cómo era aquello? - progresión geométrica. Mi teléfono de casa no registra las llamadas perdidas, pero si lo hiciera, estaría echando humo. Como a veces me quedo allí para trabajar, esos días oigo sonar el timbre varias veces. Muy poca gente tiene mi número fijo, y por eso suelo no cogerlo (quien quiera hablar conmigo, pienso, que me llame al móvil). Pero a veces suena a la hora de la comida, o por la tarde ya tarde y creo que puede ser alguien de la familia, algún íntimo, qué se yo. Gran error. Si lo cojo, el cien por cien de los casos es una amable señorita que intenta venderme algo. Ellas no tienen la culpa, ya lo sé, pero yo tampoco.

Antes intentaban que te cambiaras de compañía de teléfono, o que pusieras ADSL mucho más barato y mejor, o que añadieras un servicio de televisión a tu obsoleto servicio telefónico... pero ahora empiezan a sumarse otras ofertas. Ya me llaman también de bancos (que si tarjeta VISA, que si Cuenta Nómina...), de compañías de seguros (¿Sabe usted lo que cubre su seguro de vivienda?), de ventas de arte a domicilio (se las enseñamos en su domicilio sin compromiso, ¡ja!) y ayer, lo prometo, me quisieron vender... ¡anchoas!

Una señorita tan amable como todas me dijo que me llamaba desde Pontevedra de no sé que compañía conservera (se me olvidó el nombre) porque están empezando una campaña para vender directamente de fábrica. Al menos ésta me preguntó si me interesaba, antes de seguir con la cháchara. Es pensar en anchoas, bonito del norte y esas cosas y hacérseme la boca agua, pero tuve que decirle que no.

Y en el móvil tampoco te libras. Si tienes Vodafone, te llaman de Amena para que te cambies, si tienes Amena, te llaman de Movistar... ¡¡¡Basta ya!!!

Antes, Avon llamaba a tu puerta, hoy, todos se cuelan por la línea telefónica.

martes, julio 18, 2006

Reivindiquemos Malcolm

Hay una serie que me encantó desde que descubrí un capítulo suelto, casi por casualidad. Y es que no sé cómo Antena 3 programa los sábados y domingos por la mañana una serie de tanta calidad como Malcolm. A esas horas, tienes que acordarte de enchufar la tele para no perdértela.

Y lo peor de todo es que nadie se atreve a sacarla en DVD en el mercado español (aunque creo que en el anglosajón sólo ha salido la primera temporada, y va por la séptima). Ante la imposibilidad de disfrutarla en su totalidad, probé en el e-mule, y tampoco tuve mucha suerte, aunque he podido descargarme el episodio piloto.

¿Qué voy a decir de Malcolm? Es una serie ágil, políticamente bastante incorrecta, que no trata al espectador como idiota, y, sobre todo, muy divertida, tanto que no hay un solo episodio en el que no haya soltado una risotada al menos una vez. Las situaciones que plantea cada episodio tienen la virtud de presentarnos aspectos cotidianos, en los que nos podemos reconocer fácilmente, pero llevados a su extremo más absurdo. Y no se cortan un pelo en presentar a unos padres bastante, valga la paradoja, impresentables.

Y ya iban con esas intenciones desde el piloto. De hecho, comienza con el padre de Malcolm en la cocina, completamente desnudo, lleno de vello, y a su madre pasándole una maquinilla por todo el cuerpo para librarle de ese vello mientras sus tres hijos toman el desayuno. No es un comienzo muy normal, ¿no?

Hagamos oír un clamor popular, por favor, Malcolm en DVD, ¡ya!

lunes, julio 17, 2006

Largas compañías

Hace ya unos meses comenté que había empezado a leer Juego de Tronos y que me estaba gustando mucho. Como ya dije, es la primera parte de la saga Canción de hielo y fuego.

No había vuelto a hablar del tema, pero ahora que estoy casi en la página seiscientos de la segunda novela, Choque de Reyes, puedo decir sin ninguna duda que es una de esas novelas que si te atrapan, estás perdido. Y a mí me ha atrapado. Ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos, ni todo está tan claro... El primer libro es casi puramente de caballería, en el segundo (o en lo que llevo de él, me quedan trescientas páginas) aparecen retazos de magia, pero ni los mismos personajes creen mucho en ella. Me da a mí que en el tercero (y espero que sucesivos, puesto que en España no están editados y creo que el autor está aún escribiendo) la parte mágica irá cobrando importancia.

Me parece que empiezo a tener una adicción a los libros gordos, puesto que como estoy terminando éste (trescientas páginas no son nada en un libro de casi mil), el sábado me compré el último de John Irving, un bonito tocho de también casi mil páginas titulado Hasta que te encuentre. Qué se yo, será que ya que uno se pone a leer y va a conocer a tanta gente nueva, mejor ir acompañado el mayor tiempo posible, ¿no?

domingo, julio 16, 2006

Cuando el idiota eres tú

Esta noche he ido al cine. Mi primera intención fue ir a ver Tiempo de valientes, pero al llegar al cine, nos dijeron que el aire acondicionado sólo funcionaba al cincuenta por ciento. Sospechando que si te avisan es porque las salas seguramente serían un infierno, decidimos dejar la película para otra ocasión y buscar algo en un cine cercano. Vimos la cartelera de El juego de los idiotas y decidimos que una comedia francesa podía ser buena opción. Gran error.

Los idiotas del título (del español, porque en francés no aparecen) no son otros que los espectadores que pagamos seis euros por ver semejante engendro. La cosa no tiene ni pies ni cabeza empezando por el planteamiento. El presidente de una importantísima empresa tiene una amante que es una top model cotizadísima, de las mejores del mundo. Un paparazzi les hace una foto justo cuando están cortando (ya se sabe, ella quiere que deje a su mujer) y para que su mujer no lo deje (puesto que es la accionista mayoritaria de las empresas) idean que en verdad ella estaba con alguien que aparecía en la foto por casualidad y hacen que ella se vaya a vivir a casa de él, para simular que están viviendo una relación. Podía parecer buen argumento, pero es que a la modelo la convencen a base de talonario. Yo, a partir de ahí, ya no me creía nada. No sé cuánto gana una top model (recordemos, de las más cotizadas del mundo), pero me imagino que unos euros no son motivo suficiente para que acepte algo así.

Pero es que no es sólo eso, los chistes están tan preparados que se ven venir a kilómetros. Los personajes unas veces actúan de una forma, otras de otra... Y, lo peor de todo, las cosas se solucionan cuando al señor guionista-director se le antoja, porque le sale de ahí.

Vamos, una comedieta para olvidar rápidamente (¿por qué no se podrá pedir que devuelvan el dinero de la entrada?).

jueves, julio 13, 2006

Cena recalentada

Hace tiempo que buscamos los ingredientes. Después empezamos a pensar cómo mezclarlos, cómo fusionarlos, cómo potenciar unos sabores sin tapar otros. Poco a poco fuimos preparando recetas con el sabor de lo tradicional y algunas especias novedosas. Intentamos que convivieran lo dulce y lo salado, que lo ácido y lo amargo permitieran cabida al último sabor descubierto, el umami.

Después, con las recetas preparadas, llegaron los cocineros y encendieron los fogones. Humo, sudor, carreras por la cocina, y prepararon quince suculentos platos, cada uno con un toque diferente. Unos más sabrosos, otros más frescos, unos más digestivos, otros más reposados, pero todos con la intención de llegar a las mesas y hacer disfrutar de una buena cena.

Y esta noche, por fin, el plato décimo quinto pasará unos segundos por el microondas para llegar calentito a millones de hogares. Tras el último bocado, habrá todo un verano para terminar la digestión.

Pero esto no acaba. Seguimos preparando nuevas recetas con los ingredientes habituales y algunos más, con aderezos probados y otros que habrá que testar, con platos calientes y fríos,...

Muchas de las recetas están ya escritas, algún plato incluso está ya en el fogón... pero el restaurante no volverá a abrir hasta septiembre.

Hagan sus reservas.

Zidane

Quien quiera, ya puede convertirse en el mismísimo Zidane con sólo hacer click aquí.

El que no corre, vuela.

miércoles, julio 12, 2006

Añoranzas

A veces discuto con un amigo sobre si cualquier tiempo pasado fue mejor. Yo sostengo una especie de teoría nada científica sobre que lo que nos gusta es lo que vivimos en nuestra infancia y adolescencia porque eso es lo que nos marcó, y todo lo que conocimos después nos pasa un poco más desapercibido.

Por eso me ha resultado muy curioso, sobre todo porque apoya mi teoría, el post que he leído hoy en Blogdecine sobre un artículo aparecido en 1978 en el que se habla del Supermán estrenado aquel año.

Ahora que se ha estrenado Superman Returns, todo el mundo habla maravillas de aquella primera Supermán, pero en el año del estreno, el periodista no duda en calificar la década de los 70 como "triste" con "enorme falta de imaginación y talento creador". Vamos lo mismo que decimos ahora del inicio de la primera década del siglo XXI.

Lo que pasa es que la gente que escribe estas cosas suele tener de treinta para arriba.

martes, julio 11, 2006

No hay dos sin tres

Antes de que me despidan, voy a escribir el último post de hoy y me voy a poner a lo que tengo que ponerme, pero es que ayer entregamos la segunda versión de nuestro guión y empezar uno nuevo siempre lleva su maduración.

Desde hace mucho tiempo había oído hablar de esa costumbre de enlazar a cualquier actor con Kevin Bacon en menos de seis pasos. Hoy, cuando ya tenía aquello olvidado, mi primo-proveedor me ha enviado el link de la página en que puedes comprobarlo. Y como uno está en esto de Hospital Central, pues he probado con algunos actores de la serie. Aquí el resultado.

Antonio Zabalburu llega en tres pasos.
Diana Palazón también en tres.
Jordi Rebellón,... en tres, claro.

En cuántos pasos llega Alicia Bogo? ¿YAlicia Borrachero? ¿Y Patricia Vico? ¿Y Fátima Baeza? ¿Y Marisol Rolandi?

Podéis seguir probando con todos los demás. Y ya está, me pongo a lo mío.

Adaptación

No he leído La catedral del mar" (y confieso que tampoco tengo un interés excesivo en hacerlo, aunque no lo descarto), pero hoy me entero por Abcguionistas, que se han vendido los derechos para su adaptación cinematográfica. Y me parece muy bien, oye tú.

En España se abusa de la obra "de autor", en que el director es a la vez guionista y el que quiere dejar su huella, y para el que el concepto industria es algo casi diabólico. Sin embargo, que haya adaptaciones de best sellers puede funcionar muy bien si se hace bien (y fatal si se hace mal, como todo). Ejemplos ya ha habido de los dos casos, incluso con el mismo autor literario de fondo (sí, me refiero a Pérez Reverte, a ver qué nos depara su Alatriste).

Antes, lo habitual era adaptar grandes clásicos, que si La Colmena, que si La Regenta, que si La Celestina, pero tomar como base obras que han gozado de popularidad es ya una garantía de que el tema puede interesar a un gran público. Y como todas estas novelas pseudohistóricas suelen estar llenas de datos que el autor mete para demostrar que se ha documentado, y que suelen entorpecer el desarrollo fluido de la trama, pues en las películas nos ahorramos tener que tragarnos ese relleno.

Hay más adaptaciones en marcha, y me parece bien que las productoras echen el ojo a las novelas escritas aquí, porque creo que así se potencian las dos industrias, la editorial y la cinematográfica. Pero bueno, que no se olviden de los guiones originales, ¿eh?

P.S.: Mis compañeros de trabajo han leído el post y, muy sabiamente, me han hecho recordar una retahíla de títulos de best sellers españoles adaptados al cine, con lo que todo lo anterior no tiene mucho sentido. Pero bueno, no lo borro porque la esencia sigue siendo la misma: está bien que se adapten las novelas de éxito.

El primer gran festival

Pasaron los festivales de primavera (Festimad, Viñarock, etc.) Llegan los festivales de verano, los que empiezan desde finales de Junio en adelante. Antes de que empiece el FIB, este fin de semana hemos asistido a la retransmisión en directo del primer gran festival del verano, con una gran afluencia de público y similar desarrollo que todos los festivales.

Como pasa en tantos festivales, los artistas invitados tenían sus cosas de divos. No es que reclamaran toallas a toneladas, pero se les construyeron apartamentos para que no tuvieran que dormir en campings, hoteles o sitios peores.

Además, para que nadie se perdiera las actuaciones, se montaron más de cuarenta pantallas gigantes y se colocaron siete mil urinarios. Y como en todo festival hay siempre alguien que quiere dar el cante, se montó un dispositivo con más de cinco mil policías.

Para el evento, se construyó un gran escenario de 2.900 metros cuadrados, que costó casi un millón de euros, porque se le dotó con un microclima para que los sufridos artistas no sufrieran (valga la redundancia) ningún desmayo y pudieran deleitar a la legión de fans que llegaron de todas partes.

Después, todo discurrió como discurren todos los festivales. La gente comprando camisetas de sus ídolos, la gente acampando, algunos grupillos tocando sus canciones favoritas tirados en el cesped, gente de diversos sitios que se conoce y se cambia los teléfonos... Lo típico.

Y llegó el momento de la actuación. El público se entregó a sus artistas favoritos y aplaudió las intervenciones con gran goce, grandes ovaciones cuando apareció el cabeza de cartel,... más de lo típico.

También hubo cosas malas, como en todos los festivales: el cesped destrozado cuando acabó todo (a ver si no pasa como en el Soto de Móstoles y no utilizan esa excusa para que este festival no se celebra más), algún desmayo, y parece que como desde hacía tiempo algunos indigentes vivían por la zona, en lugar de proporcionarles ayuda o algo así, los largaron de allí a otra parte, pero bueno, son cosas menores que la ocasión se merecía.

Al fin y al cabo, el cabeza de cartel era Benedicto XVI.

lunes, julio 10, 2006

Don Erre que Erre

Parece que no nos libramos. No estamos ya suficientemente hartos de M-30, Metro, Operación Asfalto (uno hasta añora a Manzano), bulevares, circunvalaciones, parques remodelados y demás zarandajas, cuando a todos los grupos (todos, hay que joderse) se les ocurre apoyar la candidatura de Madrid para las Olimpiadas de 2016.

Yo debo de estar rodeado de gente muy rara, pero en mi entorno (amigos, compañeros de trabajo y demás) a nadie le apetece que las Olimpiadas se celebren aquí. Si Don Gallardón se lió a hacer obras con la excusa de las del 2012 y siguió con ellas aunque no ganara, ¿qué sería capaz de hacer si finalmente gana? Entiendo que sus amigos constructores deben estar ocupados para mantenerse contentos, pero que se busque otras excusas. Qué se yo: Madrid, candidata a la Copa América de Vela, a ver si así se traen para acá el mar. Y claro con el mar aquí, a constuir Marinas Dors a tutiplén. ¿No es buena idea, Don Gallardón?

viernes, julio 07, 2006

Señor Lobo

El estupendo Señor Lobo, ese hierático arregla problemas de la genial Pulp Fiction tiene una frase memorable cuando todos empiezan a estar contentos en exceso: "No empecemos a chuparnos las pollas todavía".

Esa sentencia ha quedado ya en el idiolecto de mucha gente para ser usada cada vez que la euforia surge antes de tiempo. No es exactamente vender la piel antes de cazar al oso, ni es el cuento de la lechera resumido, es algo mucho más directo y efectivo.

Pero es que ayer Hospital Central superó al último capítulo de Aquí no hay quien viva. Sé que eso no significa nada, porque eso fue "ayer" y lo importante de las series es "mañana". Como el entrenador de un equipo de fútbol, nosotros hemos de ir pensando en el próximo partido, no en el que ya está jugado.

Pero qué cojones, por un rato, dejad que nos comamos las pollas.

jueves, julio 06, 2006

Cuenta atrás

Como ya dije, desde hoy, Hospital Central pasa a emitirse los jueves. Pero sólo quedan dos capítulos, dos capítulos que (creo que puedo adelantarlo) van en continuidad temporal. Vamos, que que todo ocurre en un turno doble.

Pero después comienza otra cuenta atrás. Nosotros estamos ya escribiendo los capítulos de la siguiente temporada. No, no voy a adelantar nada, ya sabéis que no sólo me está prohibido por contrato, sino que además me parece que las tramas hay que ir descubriéndolas según se va viendo la serie.

Ah, y que sepáis que Hospital Central se está ya adaptando en algunos países. Habrá que ver qué caras y qué nombres tienen nuestros personajes por ahí.

miércoles, julio 05, 2006

Musical castizo

Por uno de esos paseos virtuales míos, acabo en un blog que ya no puede más y me encuentro con una maravilla castiza-casposa-psicodélica-rumbera que me abre los ojos y me da la gran idea. Adiós a todos esos musicales importados de la Gran Vía, hay que reivindicar un musical con lo nuestro, con la gran música de Manolo Escobar y la estética de Hair.

Sí, sí, no es que me haya fumado un porro. El porro se lo fuma el propio Manolo Escobar. ¿Que no? Ahi lo tenéis.

martes, julio 04, 2006

Croquetas

Traigo una receta calentita, tan calentita que acabo de hacerla y las ilustraciones aún humean. Esta noche, vamos a preparar masa de croquetas.

Es algo fácil de hacer, pero muy trabajoso y para lo que hay que tener mucha paciencia, pero el resultado merece la pena y las croquetas que hacemos nosotros no tienen nada que ver con las que compramos congeladas.

En primer lugar, echamos un buen chorro de aceite de oliva en una sartén antiadherente (si no es antiadherente, la cosa se complica un poco). La ponemos al fuego y añadimos un buen puñado de harina. Lo siento, no sabría decir peso, pero lo suficiente para cubrir la base de la sartén o tal vez un poco más. Ahora vamos dando vueltas, para que el aceite caliente empape la harina y la fría un poco. Cuando ya la hemos frito unos minutitos, vamos añadiendo leche que hemos calentado previamente (para que no haga muchos grumos). Añadimos también sal al gusto.

Y movemos con una cuchara de palo, sin parar, aplastando los grumos para que se deshagan. Y movemos, y movemos. Cuando la harina va adsorbiendo la leche, añadimos más leche, poco a poco, y seguimos moviendo. Al principio nos parecerá que la cosa queda muy líquida, pero sólo es cuestión de seguir moviendo. Tenemos que estar bastante tiempo así, como un cuarto de hora.

Cuando la bechamel ya está más o menos hecha, aunque mejor si aún está un pelín líquida, añadimos lo que queramos para las croquetas: taquitos de jamón, pringá picada, etc. La que yo he hecho esta noche es de sopa de pescado, sí como se lee. Hice una sopa de pescado con uno de esos preparados que venden en La Sirena y que incluyen trozos de pescado, mejillones, gambas, chirlas, guisantes, zanahoria... Colé el caldo y del resto, aparté todo lo duro (cáscara de las chirlas y demás) y lo pasé por la turmix. Después pasé esa masa por un colador haciéndola pasar con ayuda de una mano de mortero, y esa masa resultante, le añadí a la bechamel.

Después a volver a mover. Tras un rato bastante líquido, la cosa empieza a coger forma. Así:


Y ahora, paciencia, un poco de música y a seguir moviendo. No sé cuanto tiempo, pero al rato, la masa empieza a coger más forma, a despegarse de la sartén (de ahí la importancia de que sea antiadherente, porque no se pega y nos permite descansar de mover de vez en cuando, si no, no se puede parar). Tras un rato, empezamos a ver ya una masa compacta, así:

Y cuando ya la masa se comporta como una unidad indivisible, es el tiempo justo para echarla a una fuente, cubrirla con un paño y dejarla reposar. Cuando se enfríe, habrá que meterla en la nevera.

Y mañana, nuevamente con tranquilidad, haremos croquetas con la mano (me gusta más hacerlas con las manos limpias que con una cuchara), las pasamos por huevo y pan rallado y listas. Podemos freírlas inmediatamente o congelarlas y freírlas cuando nos convenga.

lunes, julio 03, 2006

Juegos lingüísticos

Ayer mismo, paseando por la calle (en un paseo real) vi un lugar en el que se ofrecía un curioso curso: "Curso intensivo de relajación". ¿Contradictorio, no? ¿Qué harán, obligar a los alumnos a relajarse en un tiempo record, provocándoles con ello un nuevo estrés del que tendrán que relajarse en el siguiente curso intensivo?

El lenguaje, a veces, provoca estas divertidas paradojas. Recuerdo que un día, paseando (siempre paseando) por Lisboa, vi un portal en el que se indicaba que allí estaba la Asociación Nacional de Zurdos, y el piso en el que se hallaba era el Segundo Derecha. Es una tontería, pero a mí me hizo mucha gracia.

Ya de pequeñito llamaba mucho mi atención un cartel publicitario colocado en un escaparate de una tienda de mi pueblo que decía "Gorras pa la cabeza", así, tal cual. Lo que me hacía gracia de aquel anuncio era que yo no sabía en qué otro lugar se podía uno poner una gorra.

En fin, que seguro que yendo con los ojos abiertos y ganas de encontrar este tipo de "juegos lingüísticos", uno los puede encontrar a cientos. ¿Qué tal si entre todos hacemos una especie de "museo del recorte" con frases o expresiones así encontradas en la calle? (No sé por qué, pero me da que éste es el típico post con cero personas que "dicen otra cosa", en fin, es lunes, ya se sabe... :-)).

sábado, julio 01, 2006

Y yo sin enterarme...


En un paseo cibernético, he ido desde el contador de visitas a un blog desde el que alguien me entró, ahí entro en el comentario a algún artículo y voy al blog de quien hace el comentario, de ahí paso a uno de sus links, y así, poco a poco, me entero por La mosca cojonera de que Mirinda volvió a salir a la venta en España, sólo desde Mayo, sólo en edición limitada y sólo hasta agotar existencias.

Eso deja claro que los treintañeros nostálgicos somos un buen mercado. Lo malo es que yo no he visto ni una sola botella en el hiper donde suelo ir a comprar, si no, me hubiera lanzado como un desposeído a por ella, y eso que la han sacado en plástico cutre, y no en aquel vidrio pintado de nuestra infancia.

Por cierto, en los años 95 y 96 estuve en Argentina (un mes y medio cada año) y creo recordar que allí seguía vendiéndose (puede ser porque en la noticia se comenta que se sigue comercializando en varios países). En fin, voy a hacer un litro de Tang, que la tarde viene calurosa.