Normalmente hago caso al título de
la columna de Jorge Díaz (por cierto, con novela a la vista en sólo tres días) y no me significo mucho. En este blog puedo meterme con Gallardón, con Esperanza Aguirre, con políticos del PP o del PSOE, pero rara vez (creo que nunca) me meto con la mano que me da de comer. El problema es que esa mano cada vez da menos comida. O ninguna.
Y empiezo a estar indignado.
Hace unas semanas hablaba con otro amigo guionista con el que vinimos a recordar que nuestro trabajo siempre ha sido inseguro. Siempre hemos trabajado con contratos cortos que se acababan a los pocos meses y tenías que empezar a buscarte la vida de nuevo. Pero antes, durante esos pocos meses te pagaban bien. Ahora los contratos son aún más cortos, cuesta mucho más encontrar uno nuevo y encima pagan menos de la mitad que hace años.
Eso, cuando pagan.
Y aquí viene lo indignante.
En este trabajo nuestro de guionista, cada vez es más frecuente encontrarte con productoras que te piden un proyecto sin pagar nada a cambio, con el único compromiso de que si lo venden, tú formarás parte del equipo. ¡Faltaría más! El gran problema es que el trabajo intelectual no se valora, las horas, días, semanas o meses que puedas estar creando un proyecto no son nada porque parece que crear es algo que se hace sin esfuerzo.
Recogiendo aquel absurdo ejemplo del panadero que siempre se pone para hablar de la propiedad intelectual (eso de que el panadero no da su pan gratis), las productoras quieren que seamos como panaderos que nos pasemos toda la noche descargando harina, amasando, modelando, amasando… Y que cuando tengamos el pan, se lo pasemos a ellos. Si lo venden, nos darán un mínimo porcentaje. Si no lo venden, el pan se tirará a la basura y nos quedaremos sin un euro y sin poder venderlo en otro lugar, porque ya lo habrán dado a probar y estará mordisqueado por todos los posibles clientes.
Y para colmo de la indignación, me llega el rumor de que una productora está contratando a un equipo para trabajar durante un mes en un piloto sin pagar nada. El compromiso vuelve a ser contratar a los que han hecho el piloto si consiguen venderlo. Pero encima con un sueldo ridículo, y encima sin pagar ese mes currado, que se da por perdido de todas todas.
¿A dónde estamos llegando? Antes se curraba gratis en los cortos de los amigos y cosas así, pero, ¿profesionalmente? Si no nos valoran, ¿cómo van a obtener buenos productos?
No quería significarme, pero es que por algún lado tenía que reventar.