Apitiké

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viernes, abril 29, 2005

El silencio

No era un cómico, era un artista.

Ayer no había nada que me apeteciera seguir en la tele, así que miré lo que tenía más a manos y me dije: "Voy a volver a ver el inicio de Man on the moon". Pero con esta película me pasa como con las patatas fritas, no me puedo comer sólo una. Así que tras el inicio, me vi la primera secuencia, después la segunda, y así hasta que ya era demasiado tarde.

Me fascina el personaje, me fascina la manera en que está retratado, me fascina cómo juega al engaño,... Y entiendo que haya gente a la que esta película no le guste nada.

En un momento de la película él mismo se define como un punk del espectáculo, como un artista que lo que quiere es provocar, despertar a la gente. No voy a contar nada de la película para no estropearla a quienes aún no la hayan visto, pero está llena de momentos geniales en los que nada es lo que parece, o lo que parece es, pero termina no siendo.

Algo que en este visionado me ha llamado la atención, y a lo que no había prestado atención las otras veces, es la aparición esporádica de los padres de Andy Kaufman, que no entienden por qué la gente se ríe de lo que hace su hijo, y que miran en la tele cada nueva aparición de su retóño, esperanzados de que esta vez no la líe. Geniales.

Quien tenga el secreto para ser gracioso, que se calle.

jueves, abril 28, 2005

Pollo con foie-grass y champiñones

A mí a veces me gusta comer algo con mucho sabor, aunque sé que hay gente a la que eso no le gusta tanto, pero bueno, voy a dar la receta del pollo con foie-grass y champiñones.

Primero se enharinan las piezas del pollo (muslos, contramuslos, alas, las dos pechugas, etc). Se fríen un poco en aceite caliente y se apartan. No hace falta dorarlas mucho.

En una olla ponemos un chorro de aceite y hacemos un sofrito de cebolla picada, ajo y pimiento. Añadimos también una zanahoria cortada en rodajas y una hojita de laurel. Cuando está más o menos hecho, añadimos unos trescientos gramos de champiñones naturales cortados en láminas (si son de lata no dan apenas sabor). Cuando los champiñones están hechos, lo que tarda muy poco, añadimos ya el pollo y le damos algunas vueltas dejándolo hacer. Tras un rato así, echamos una lata entera de foie-grass La Piara (no me pagan, es que a mí es la marca que me gusta). Le damos vueltas y vueltas y añadimos un buen chorro de vino rebajado con un pelín de agua. También se puede echar una cerveza, eso va en el gusto de cada cual. Lo dejamos cocer hasta que veamos que ya está.

Yo, además, y por si tenía pocas cosas, añado una latita pequeña de guisantes cuando ya está todo hecho y lo dejo un ratito más, removiendo. Ah,es fácil que se nos pegue la verdura si nos descuidamos, así que atentos. Pero si ocurre, tampoco es grave, con no servir la parte quemada, basta.

Y ya está. Es una receta con mucha sustancia, por eso digo que hay gente a la que no le gusta encontrarse con tantas cosas en el plato, pero a mí me encanta.

miércoles, abril 27, 2005

Lisboa

Leo en Gonzalogonzalin una entrada sobre la Revolución de los claveles, un hecho histórico del que reconozco humildemente que no tuve gran información hasta que vi la película Capitanes de Abril.

Es curioso cómo desconocemos tanto de un país tan cercano. Aunque a mí, tras leer el post de Gonzalogonzalín, me han entrado ganas de volver a Lisboa. Para quien no la conozca, le recomiendo una visita cuanto antes.

martes, abril 26, 2005

Salmorejo

El salmorejo es algo sencillo, muy rico y muy sano.

Yo echo a la batidora de vaso unos ocho tomates maduros de tamaño mediano. Si la batidora no es muy allá, es mejor pelarlos antes. A eso se añade un buen trozo de pan que se ha empapado en agua previamente y se ha escurrido apretándolo con las manos. Ahora pelamos un ajo, lo cortamos por la mitad y le quitamos el embrión para que no repita. Lo echamos también a la batidora. Añadimos un chorrito de aceite virgen, un poco de vinagre y sal.

Y ya está. Ponemos en marcha la batidora y que quede una pasta más o menos espesa, más o menos roja, según nos guste. Eso dependerá de la cantidad de pan y de la cantidad de tomates.

Para servirlo, se añade huevo duro picado y jamón picado a cada cuenco. Riquísimo. Bueno, tampoco está mal con bonito, o con patatas fritas dentro del salmorejo, o con manzana, o... En fin, que la imaginación trabaje.

lunes, abril 25, 2005

Vueltas y vueltas

No tengo nada contra Fernando Alonso, es más, en cierta manera, hasta me alegro de que al chaval le vaya tan bien y gane tantas cosas. Pero por favor, que no me obliguen a que me guste la Fórmula 1. Me aburre. Me aburre soberanamente.

De pequeño, nunca me gustó el Scalextric, porque no le veía ningún aliciente, así que ahora sigo sin verle sentido a disfrutar contemplando a coches dar vueltas y vueltas alrededor de una pista. A quien le guste, enhorabuena, que disfrute este momento, pero por favor, que me dejen a mí seguir pensando que es el deporte más aburrido del mundo, con permiso del Curling.

viernes, abril 22, 2005

Calabacín con queso

Tengo dos maneras de hacer el calabacín con queso. Para las dos comienzo lavando el calabacín, obviamente.

Una forma es cortarlo en rodajas gruesas, salarlo y ponerlo en una sartén antiadherente que esté apenas humedecida con aceite. Cuando está dorado por un lado, se va dando la vuelta a cada rodaja y se pone sobre cada una un trocito de algún queso graso (a mí me gusta ponerle Enmental). Según se va dorando la cara del calabacín que está debajo, el queso se va fundiendo encima. Y ya está.

La otra forma es hacer una especie de revuelto de calabacín y queso. Se corta en trocitos más pequeños, se echa ajo en la sartén, con algo más de aceite que antes pero sin pasarse y, cuando están un poco hechos, los trozos de calabacín. Se va moviendo de vez en cuando y cuando ya estén prácticamente hechos, se añade queso cortado en cubitos y se mueve sin parar para que se funda y se mezcle con el calabacín. A veces lo hago también con Enmental y a veces con Brie, pero estoy seguro de que admite cualquier queso que se funda.

jueves, abril 21, 2005

Intermitentes

Lanzo una propuesta a todos los fabricantes de automóviles para abaratar el precio de venta de los turismos: eliminar los intermitentes. O si no, que salgan a conducir y comprueben cuánta gente los usa, practicamente nadie.

Que quiero ir a la derecha, pues voy metiéndome y ya está. Que quiero ir a la izquierda, allá que voy.

En los próximos exámenes para la obtención del permiso de conducir, propongo que se introduzca un nuevo factor: la adivinación. Yo cada día me siento un poco más adivino. Cuando llevo un coche delante del mío tengo que ir adivinando sus intenciones: si comienza a aminorar, tal vez sea que va a coger la calle que sale a la derecha, si empieza a venirse levemente hacia un lado, tal vez vaya a adelantar. Pero sólo tal vez, nunca tengo la certeza. Con dotes adivinatorias esto sería mucho más sencillo.

Así que la solución es sencilla. Señores fabricantes: fuera intermitentes. Señores de la DGT, cursos de adivino gratis. Y ya está.

martes, abril 19, 2005

Ni Bisbal, ni U2, Benedicto XVI

Bueno, bueno, bueno, lo que acabo de ver por la tele. Como Santo Tomás, ver para creer. Ha salido un cura a un balcón, ha empezado a decir palabras en latín, y a cada dos o tres palabras, una multitud bajo la lluvia lo interrumpía con gritos. Ni el mejor de los grupos del pop e incluso del más duro rock tiene una clap tan fiel. Durante un momento he pensado que daba igual lo que dijera ese cura-pop. Podía haber dicho "el tomate con bacalao está riquísimo", que si lo hubiera dicho en latín, la gente hubiera vitoreado igual. Eso es entrega.

A ver si aprenden esos cantantes a tratar así a sus seguidores. Basta con prohibirles todo lo que les gusta, con incitarlos a que contraigan SIDA, con animarlos a odiar a sus semejantes por razón de sus gustos sexuales, y te aplaudirán. Bueno, bueno, bueno, lo que acabo de ver...

lunes, abril 18, 2005

Bombas (Bolas de patatas)

Las bolas de patata con carne son algo fácil de hacer, aunque lleva algún tiempo.
Se hierven tres o cuatro patatas enteras, lavadas, con piel. Se hierven como cuarenta minutos. Después se pelan y se machacan con un tenedor hasta hacer un puré.

Por otro lado, se corta muy fina una cebolla y se sofríe. Al sofrito, se le añade un cuarto de carne picada (yo incluso pongo algo más). Se salpimienta al gusto y se deja hacer la carne moviendo de vez en cuando.

Cuando la carne está hecha, se añade-aún caliente-al puré de patata y se mezcla todo muy bien. Al puré también hay que añadir algo de sal, según guste.

Una vez que esa masa se enfríe, se hacen bolitas pequeñas, para que después se frían mejor. Se pasa cada bola por harina, después por huevo y finalmente por pan rallado. Se van echando las bolitas en aceite muy caliente y se sacan dejándolas escurrir en un plato con un papel de cocina. Ah, para hacer las bolas y que no se pegue la masa, es aconsejable impregnarse las manos con un poco de aceite.

Si se quiere, se acompaña con una salsa, si no, así, sin más. Recién hechas están riquísimas. Eso sí, llenan que no veas.

The Sandman

Gracias a una recomendación de Guillermo, he empezado a leer el primer volumen de las historias de The Sandman. Descubrí a Neil Gaiman gracias a una novela suya escrita a medias con Terry Pratchet, Buenos Presagios, que fue tambien una recomendación, ésta de Guillermo y una persona que no quiere ser citada por miedo a que aparezcan en su casa unos raptores del ciberespacio.

Pues bien, yo también lo recomiendo. Ahora llevo sólo tres o cuatro capítulos de The Sandman, pero me veo ya comprando todos los volúmenes. ¿No es genial encontrar algo que te gusta y que sabes que continúa? Sé que me quedan meses que pasar junto a The Sandman, así que los dejaré transcurrir lentamente, sin darme atracones, para retrasar lo más posible ese terrible momento en que llegas al final. Aunque dará un poco igual, siempre se puede volver de nuevo al inicio.

viernes, abril 15, 2005

Escalibada en olla express

Otra receta que tiene éxito en mi vida es la escalibada hecha en olla express. No es por snobismo, es que no tengo horno.
Se echa un poco de aceite en la olla. Se añaden tres dientes de ajo con piel y todo. Se añade también una cebolla grande cortada en rodajas gordas, un tomate entero, un pimiento rojo cortado por la mitad a lo largo, uno amarillo también cortado así y uno verde del mismo modo. Se sofríe todo durante un rato para que tome algo de color. Después se añade una berenjena cortada por la mitad a lo largo, sal al gusto y se cierra la olla.

Cuando el pitorro empiece a girar en las ollas tradicionales, o el pitorrillo de plástico suba y comience a salir vapor, en las modernas, se apaga el fuego.

Ahora se deja despresurizar. Se pelan los ajos y se machacan. Se pela el tomate y se machaca junto a los ajos.

Por otro lado, se pelan los pimientos y la berenjena y se hacen tiras. También se hacen tiras con la cebolla. Se mezcla todo con la salsa del tomate, y ya está, rico, sencillo y muy sano.

Ya cada uno puede servirlo como quiera, aunque a mí me gusta poner la escalibada sobre rebanadas de pan tostado con una o dos anchoas encima. Mmmmm, sólo de recordarlo...

jueves, abril 14, 2005

¿Correcto o incorrecto?

Me he enterado por el blog de Guillermo de que Triqui va a dejar de comer galletas. ¡¡Dios mío, ¿a dónde estamos llegando? En E.T. le quitan las pistolas a los policías, Constantine es un anuncio anti-tabaco de dos horas, nuestros políticos alargan sus mítines porque tienen que dar la versión masculino-femenina de cada sustantivo... Lo políticamente correcto comienza a ser incorrectamente aburrido.

¿Qué será lo siguiente? Tal vez en El Padrino, Fredo aparezca en la tercera entrega, que eso del fratricidio está muy mal visto.

miércoles, abril 13, 2005

Una segunda oportunidad

Hace algún tiempo, comencé a leer Cementerio para lunáticos, una novela de Ray Bradbury. A las dos páginas no me había gustado y dejé de leer.

Pero hace poco, volví a coger este libro. Si me habían gustado mucho sus cuentos, me había encantado Crónicas Marcianas, había disfrutado con Farenheit 451 y me había sentido empujado a la literatura con Zen en el arte de escribir, ¿por qué no había de gustarme esta novela?

Volví a ella y me ocurrió lo mismo. Llevaba ya más de treinta páginas y no me gustaba. Sin embargo, la historia que contaba me interesaba. ¿Qué era lo que ocurría? Me di cuenta que era el estilo. Su manera de escribir me alejaba de la trama. La palabra se imponía sobre el contenido. Intenté seguir y durante algunas páginas más seguía ocurriéndome lo mismo. Volvía a leer casi por obligación. Sin embargo, ahora que me queda poco para acabarlo, estoy entusiasmado. No contaré nada por si alguien lee esto y no ha leído el libro, pero es una historia policiaco-fantasmagórica-fantástica ambientada en Hollywood que me está atrapando. Cada tarde, estoy deseando llegar a casa para leer un poco más.

Menos mal que a veces damos una segunda oportunidad.

lunes, abril 11, 2005

Plácido

Ayer vi Plácido en dvd. Hacía años que la vi por primera vez y ya no recordaba nada. Aluciné.
La manera en que se entrecruzan las historias sin que ninguna estorbe a la otra, los diálogos, los personajes, todo, todo era un acierto.

Pero hay algo que me resultó muy curioso. En un momento dado, al piso donde está el pobre con el infarto comienzan a llegar personajes, a salir otros, a cruzarse historias. Salvando las distancias, todo ese lío me recordó mucho al último éxito de la televisión: Aquí no hay quien viva.
Ya lo dijo el sabio, no hay nada nuevo, sólo lo olvidado.

Solomillo a la uva

El solomillo a la uva es un plato muy sencillo y con el que es fácil quedar bien. Tanto que creo que fue una de las claves en la conquista de mi chica. O no.

Se compra un solomillo de cerdo (o dos, según los invitados). Se salpimienta y se echa en aceite muy caliente, para que se dore por fuera pero quede crudo por dentro. Se saca del aceite el solomillo y se aparta.

En una cazuela, se pone un poco del mismo aceite con el que hemos frito el solomillo y se sofríe una cebolla grande entera, cortada muy fina. Cuando la cebolla está sofrita, transparente, se añaden cinco o seis uvas y el solomillo que teníamos apartado. Se echa un poco de vino, apenas cubriendo la carne y se deja hervir un buen rato. Veinte minutos o más. Podemos probar si la carne está hecha pinchándola.

Sacamos el solomillo y lo cortamos en rodajas. Yo, además, trituro la salsa con una batidora, pero eso no es necesario. Después servimos las rodajas de solomillo con la salsa de cebolla-uva-vino, y el éxito está asegurado.