Apitiké

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Nuevo servicio para escritores

jueves, septiembre 29, 2005

Un nuevo estilo

Telecinco ha pregonado (y sigue pregonando) la bondad de sus nuevos informativos. Sin embargo, ayer me puse a ver el de las ocho y media y me dí cuenta de por qué no acaban de gustarme.

Cuando empezaron los titulares, comprobé que aquello realmente no eran "titulares". La dirección de informativos ha decidido "ficcionar" los espacios de noticias. En un titular debe estar contenida la información básica de lo que será la noticia. Pues bien, eso ya no ocurre en Telecinco. Ahora los supuestos titulares son en verdad reclamos, cebos, para que nos quedemos a ver qué ocurre después, qué "giro de la trama" nos espera. Nos plantan una imagen de un inmigrante diciendo que se siente muy feliz de estar en España y el "titular" es "¿por qué está tan contento este hombre?". Nos plantan una foto de un calamar gigante y nos dicen: "esto no es nada comparado con lo que vamos a ver".

Bombo y platillo para vender la realidad. No sé, no sé.

miércoles, septiembre 28, 2005

Apabullado

Estoy acostumbrado a que a ésta, mi casa, entren al día no más de veinte visitas, así que ayer me quedé acongojado, atónito, apabullado, cuando comprobé que había recibido nada más y nada menos que 125. Sé que para otros salones de la blogosfera eso apenas es nada, pero en mi modesta salita no tenía previstas tantas sillas. Muchas gracias por entrar. Sois todos bienvenidos, y a ver si seguimos viéndonos.

Aunque no sobre el mismo tema de ayer (el corto de Guillermo y Fátima Baeza), yo seguiré contando cositas por aquí.

lunes, septiembre 26, 2005

Estreno de "Lo que tú quieras oír"


Cartel del corto

Lo prometí esta mañana en la página de Guillermo, y lo prometido es deuda, así que voy a hacer un breve comentario sobre el estreno de su corto: Lo que tú quieras oír.

Llegué a la hora exacta, a eso de las ocho, y ya había mucha gente esperando. Supongo que amigos, compañeros, familiares, y desconocidos que se habían enterado por algún medio. Mientras esperábamos, desde la calle llegaban flashazos de cámaras digitales. Eran las fans de Fátima Baeza, que no querían dejar pasar la oportunidad de hacerse una foto con ella.

Guillermo apareció y prometió no dar una charla introductoria más larga que el propio corto. No cumplió con su promesa (no siempre lo prometido es deuda). El sudor bañaba su frente.

El caso es que comenzó la proyección. Yo ya había visto el corto, y en ningún momento se me había ocurrido que aquello podía provocar la risa. No desvelaré nada para quien no lo haya visto, pero la verdad es que cuando oí que la gente se reía justo en el momento en que se reía, comprendí que era totalmente comprensible esa reacción. No era una risa de “qué gracioso es esto”, sino una risa de “coño, que avispá es esta tía”. Eso quería decir, ni más ni menos, que la gente estaba con la protagonista. Y eso es un logro.

Creo que la acogida general fue bastante buena. Y ahora que el corto ya se ha estrenado, puedo decir que me gusta porque no es ninguna paja mental que pretende demostrar lo “cool” que es el director. Es una historia sencilla, pero humana. ¿Para qué más?

Después del corto, llegaron las cervezas y los canapés. Pero eso es otra historia y será contrada en otro sitio.


Guillermo presenta (con ojos anegados en sangre)


Guillermo presenta, Fatima escucha


Guillermo, mi espontánea "cuñá", una persona que quiere ser anónima y yo haciendo algo largo de explicar.

Sigo en el circo.

Hace un mes o así, comenté que había empezado a leer Un hijo del circo, de John Irving. Apenas llevaba veinte páginas. Pues bien, hoy he pasado ya de la página trescientas (no voy muy rápido, lo sé, pero bueno, tampoco he tenido mucho tiempo estos días: Guatemala y todo eso...).

Es una novela que empieza gustando porque está muy bien escrita, y que despierta la curiosidad por lo extraño de su tema (un indio o hindú que vive en Canadá y viaja regularmente a la India, que saca sangre a enanos de circo para investigar su enfermedad...). Pero el señor Irving es un maestro para crear situaciones y, sobre todo, personajes. Con esos detalles iniciales nos hacemos una idea clara de qué tipo de persona es el protagonista. Y cuando ya llevamos más de doscientas páginas, aparecen casi como por casualidad otros personajes del pasado que me temo van a tener mucha importancia en la novela. La estructura temporal que propone es muy interesante. A estas alturas de la lectura, apenas ha pasado un día en la vida "actual" del protagonista, pero en ese día hemos asistido a flash-backs y flash-backs dentro del flahs-back que nos han enseñado ya mucho sobre su padasado. Y no sólo eso, el punto de vista salta de un personaje a otro con una facilidad increíble. Quién escribiera como este señor...

Seguiremos informando...

domingo, septiembre 25, 2005

Caos

El año pasado, participé en la Carrera Nocturna del Guadalquivir, en Sevilla. Lo que me atraía de esta prueba era que su recorrido de diez kilómetros transcurría por el centro de Sevilla. Sin embargo, justo el año pasado, la presión de la población, que se había quejado de los atascos que se formaban el día de la carrera, hizo que el ayuntamiento cambiara el recorrido y fui por diez kilómetros muy aburridos: una zona de extrarradio dedicada a oficinas y poco más. Aquello me pareció muy mal tanto por parte de la población (se supone que Sevilla había aspirado a unos Juegos Olímpicos, y no quería que el deporte obstruyera sus calles ni un solo día), como por el Ayuntamiento (por su bajada de pantalones).

No obstante, lo que está ocurriendo esta semana en Madrid, es justamente todo lo contrario. El alcalde (me niego a llamar excelentísimo a este señor) está jugando con los madrileños y va a conseguir crisparnos a todos.

En una ciudad en la que no hay un centímetro sin obras, en la que el número y la "calidad" de los atascos crece día a día, se le ocurre celebrar un campeonato de ciclismo, no de un día ni de dos, sino de cinco o seis. Estos días, Madrid es una ciudad sin movilidad.

Hay muchos coches, lo sé. Habría que poner una solución a eso, lo sé. Pero pasar "olímpicamente" de los ciudadanos y dedicarse a realizar campeonatitos, cortes de calles e inauguraciones a medias de líneas de metro, esa no es la solución. Sobre todo ahora que nos hemos enterado de que va a paralizar la mayoría de los proyectos olímpicos que tenía puestos en marcha (y que no va a plantar tantos árboles como prometió).

¿Seguro que este hombre quiere que lo vuelvan a votar?

sábado, septiembre 24, 2005

El color de Guatemala

Hoy es sábado y no tengo muchas ganas de escribir, así que os dejo con más fotos de Guatemala.

Gente esperando en la consulta médica


Al rico helado


Ultramarinos


Autobús pasando por La Antigua

viernes, septiembre 23, 2005

El huevo delator

Parafraseando el cuento de Allan Poe, El corazón delator, en que el latido del corazón delataba a un asesino (creo recordar), enlazo aquí una noticia en la que un huevazo delata el play back de David Bustamante.

La notica no va sobre eso, va sobre que el huevazo hizo perder el conocimiento al cantante durante un concierto en las fiestas de Logroño. Y eso está muy mal. No hay que ir tirando huevos por ahí. Pero el problema es que cuando el Busta se desmayó, la música Y SU VOZ siguieron sonando.

Es una falta de respeto que el chaval haga play-back delante de su público. Tanta, que se merecería otro huevazo cuando volvió al escenario.

Más fotos de Guatemala

Ya queda menos para que se emita "el capítulo de Guatemala" en Hospital Central. No voy a contar más sobre el viaje, pero os dejos con algunas de las fotos hechas con cámara tradicional (35mm) que acabo de scanear.

Despertando vocaciones


Toritos esperando a que abramos el trafico


Una esquina cualquiera


Mercado callejero

jueves, septiembre 22, 2005

La casa por el tejado

¿Os imagináis que una empresa del sector privado inaugura una sucursal en un edificio nuevo en el que aún no hay electricidad, agua, teléfono ni casi muebles? Y si esa empresa encima da servicios a terceros que tienen que acudir a ese edificio, ¿sería posible que se atreviera a atenderlos sin contar con lo mínimo exigido? Probablemente esa empresa no duraría ni medio telediario.

En el sector privado eso parece imposible, pero en el público es un hecho real.

En Madrid acaba de inaugurarse un nuevo instituto de enseñanza de Formación Profesional: el I.E.S Villaverde. Pues bien, parece que nadie en la Administración se ha preocupado de que la luz esté dada de alta, a fecha de hoy aún cuentan tan sólo con agua de obra (los pobres vigilantes tendrán que ir a un bar a hacer sus necesidades). El caso era inaugurar, para la foto, para decir que se crean centros.

La compañía eléctrica aclara que las cosas no se han hecho siguiendo sus pasos y ellos no tienen la culpa del retraso. Si se hubiera hecho bien, el edificio podía tener luz desde hace ya varios meses. Pero nadie se preocupó. Total, es sólo enseñanza pública.

Sin embargo, sí se acordaron de desviar varias ramas de enseñanza de otros institutos a ese nuevo instituto, aún virtual. Eso sí es empezar la casa por el tejado.

Terminando septiembre, aún no tienen ni idea de cuándo podrán empezar a dar clases. A los directivos y profesores del centro les queda la papeleta de dar explicaciones a los alumnos y padres.

martes, septiembre 20, 2005

Casiopea estrena corto

Este domingo, Guillermo estrena su corto.

Es una frase que se escribe rápidamente. Pero tras esa frase hay un proceso de angustia y dilatación que he vivido como mero espectador, pero desde bastante cerca (al fin y al cabo, somos compañeros de trabajo y de vaivenes en el coche al ritmo de cintas musicales que se repiten sin fin). Guillermo ha ido describiendo paso a paso cómo ha sido todo el proceso en la sección Lo que tu quieras oír de su blog.

Terminó el proceso creativo. Ahora toca el turno de las críticas. Hay gente que ya ha criticado el corto antes de haberlo visto. Son sólo siete minutos, pero los meses de angustia y neurosis merecen darle una oportunidad. Por lo menos, verlo.

lunes, septiembre 19, 2005

Falafel

La comida medioriental en general o libanesa en particular tiene un plato que me gusta hacer de vez en cuando: los falafel, una especie de croquetillas de garbanzo. Es un plato fácil de hacer, aunque no es del gusto de todo el mundo.

Se cogen dos tazas de garbanzos y se ponen en remojo varias horas, como mínimo cuatro o cinco. Cuando ya están reblandecidos, se escurren y se pasan por una picadora hasta que consigamos una masa homogénea. A esta masa añadimos una cebolla pijada, un ajo picado, perejil fresco, comino (la receta original también tiene cilantro, pero a mí no me gusta ponérselo) y un pelín de agua, no más de una cucharada. Se puede añadir también un poco de levadura en polvo.

Ahora volvemos a pasar todo por la batidora. Conseguimos la masa que será la base de los falafel. La dejamos reposar una media hora y ya podemos proceder. Ponemos a calentar aceite y cuando está caliente, vamos cogiendo pequeñas porciones de la masa (lo que cabe en una cuchara colmada) y formamos con la mano pequeñas "hamburguesillas". Vamos echándolas en la sartén y friéndolas una a una. Se van sacando y poniendo en un plato sobre papel absorvente para eliminar el exceso de aceite.

Un consejo: no uséis garbanzos de bote, son demasiado blandos. A mí se me ocurrió hacerlo así el otro día y cuando metía los falafel en la sartén se deshacían completamente. Para arreglarlo pasé cada falafel por harina y los congelé. Aún los guardo en el congelador y no los he frito, no sé si el truco me dará resultado.

No cometáis mi mismo error.

viernes, septiembre 16, 2005

¿Eres tú John Wayne?


Recluta patoso

Reconozco que soy seguidor de Operación Triunfo, pero ayer no tenía muchas ganas de seguirlo. Ya pasó lo mejor, ya no hay un jurado que ponga nerviosos a los chicos. Así que me fui a mi estantería de películas y me puse a ver La Chaqueta Metálica.

Me ha pasado esta vez lo mismo que las otras veces que la he visto. Nunca me he atrevido a criticar nada de esta película porque todo el mundo parece unánime en alabarla y porque es de Stanley Kubrikc. Pero han llegado los blogs y uno hoy en día se arma de valor para decir casi cualquier cosa.

La verdad es que la primera parte de la película me encanta. Todo el proceso de instrucción-deshumanización atrapa como en una de las mejores películas de terror. El rostro del Recluta Patoso cuando deja de ser el inocente muchacho del inicio no tiene nada que envidiar al de Jack Nicholson cuando agarra el hacha en El Resplandor. Toda esa parte te la tragas del tirón casi sin pestañear.

Y ahí está mi "pero". Cuando acaba la instrucción, acaba una película y empieza otra. No es que la parte de Vietnam esté mal. Está muy bien realizada, la historia es interesante... pero después de la tensión despertada durante la primera hora, la segunda se relaja demasiado, bien es cierto que sólo hasta la secuencia final del francotirador. Aunque también es verdad que no nos ha dado tiempo de conocer tanto a los personajes como para temer por ellos. A mí al menos me despierta mucho menos interés.

El tiempo, otro "además", ha jugado en contra de la película. Me van a matar por esto que voy a escribir, pero en cualquier capítulo de Hermanos de Sangre hay batallas más intensas y con más tensión que en esta película.

Y para volver a la conexión inicial. Durante la película suena el tema "This boots are made for walking", que tantos anímos levantó durante la interpretación de Edurne.

Y para acabar con una referencia musical mucho mejor que Operación Triunfo, descubrí que la canción "John Wayne" de los geniales Los Enemigos tiene su origen en una frase muy repetida durante la película. Es que no lo sabía.

jueves, septiembre 15, 2005

La Antigua


Lluvia en La Antigua

El último día fue un día para nosotros, así que fuimos a hacer turismo como auténticos turistas. Dirigimos nuestros pasos hacia La Antigua.

Por desgracia, esa noche había tenido una descomposición intestinal de campeonato y no había podido pegar ojo más de un cuarto de hora seguido, porque cada rato tenía que salir corriendo hacia el cuarto de baño.

Gracias a un Fortasec, pude resistir la jornada del viernes, pero mi cabeza no recibía los estímulos "turísticos" como debería haberlo hecho. Tenía tanto sueño que estaba deseando acabar la visita e irme al hotel a dormir. En fin, que dejo algunas fotillos del lugar.

Amor en La Antigua


Pobreza en La Antigua


Turismo en La Antigua

miércoles, septiembre 14, 2005

Por la boca muere el PPez

Ayer, un amigo con el que hace meses que no hablaba, me contó una historia. Una historia tan real como que le estaba ocurriendo a él mismo. Es un amigo que vive en Madrid y disfruta de esa sanidad "sin listas de espera".

Allá por el mes de Julio, sintió un repentino dolor en salvan seas sus partes. Fue un dolor que no desapareció de la noche a la mañana. Acudió al médico. Se sometió a una serie de pruebas, análisis, ecografías... Nada. El urólogo no encontraba absolutamente nada raro. Pero a mi amigo aquello le dolía, le dolía mucho. Le dolía tanto, que el dolor se estaba desplazando a otras partes del cuerpo.

El urólogo lo lamentaba, pero aquello se escabapa de su especialidad, probablemente la causa fuera muscular o neurológica.

Nueva visita al médico de cabecera, que le receta analgésicos para aguantar el dolor y le cita con el especialista correspondiente. A mi amigo le dan cita para Marzo del 2006. Le quedan siete meses aguantando el dolor hasta que un especialista se digne a echarle un vistazo.

Mi amigo vive en Madrid y está empadronado en Madrid. (Además, "Si vienes a Madrid, ya eres de Madrid"). Técnicamente, no está en lista de espera, porque aún no necesita quirófano. Pero si quitamos el "técnicamente", Esperanza tendría que dimitir.

Y que yo sepa, el dolor no entiende de "tecnicismos".

martes, septiembre 13, 2005

Último día de grabación


Un lugareño con su machete

Último día de madrugón (si levantarse a las tres y media de la mañana puede llamarse de alguna manera en algún lenguaje humano) para ir a grabar la secuencia junto a la catarata y algunas cosillas más.

Por mucho que el escenario escogido esté en un camino bastante inaccesible, por allí no dejan de pasar las gentes del lugar con sus fardos de madera, hojas, plátanos... colgados de la cabeza. Eso sí, todos lanzan un amable saludo y continúan su camino. Ante todo, es gente muy educada.


La catarata otra vez

Insisto en que no puedo contar grandes cosas sobre la grabación, porque no quiero que se me escapen detalles sobre la trama. Sólo diré que cuando oímos el último "¡Corten!" todos sentimos una satisfacción especial. Han sido ya ocho días de muchas vivencias, hemos vivido retrasos, un huracán, lluvias, mucho trabajo. Nos sentimos liberados. Al fin tendremos un día y medio para nosotros antes de salir para España.

De momento, os dejo con tres fotos más de aquel último día de grabación.


Camino de paso


Niños y paisaje


Extrañados

Algo llamado arroz chino, que no es chino, pero sí arroz

No quiero que mi viaje, el cine o las lecturas me hagan descuidar otro de mis entretenimientos preferidos: la cocina. Así que hoy hago un paréntesis y os voy a dar la receta de algo llamado arroz chino pero que no es chino, aunque sí arroz.

En una sartén ancha se hace un sofrito con cebolla, pimiento cortado muy fino y ajo. Cuando la cebolla está transparente, se añade un tomate pelado y cortado en daditos. Se deja hacer un poco y se añade también un cogollo de lechuga casi en juliana. Se sofríe todo y se añaden unos cien gramos de magro de cerdo cortado en trocitos muy pequeños (también valen filetes de cerdo cortados en tiras) y otros cien gramos de gambas crudas peladas. Se echa sal y se dan algunas vueltecitas para que la carne deje de estar cruda.

Sobre esa base, se echa el arroz, una taza o taza y media por persona, y se sofríe un rato también, sin añadir aún agua. Cuando el arroz se ha dorado un poquito añadimos agua justo para cubrirlo y dejamos cocer hasta que el agua se evapore o hasta que el arroz esté listo.

Y ya está, no es paella, no es arroz chino, pero es un plato estupendo para un domingo.

lunes, septiembre 12, 2005

Casualidades, o un breve regreso a The Sandman y los Hermanos Grimm

Justo después de ver El secreto de los Hermanos Grimm, me sumerjo en la lectura del séptimo volumen de The Sandman, y me encuentro con que el hermano mayor del protagonista, Destrucción, ha decidido dejar de actuar desde el momento en que comprende que el exceso racionalista del hombre lo llevará de por sí a la destrucción, sin que él tenga nada que hacer.

Destrucción, cambio, evolución, razón frente a mito... Casualidad o no, me encuentro con el mismo tema en dos obras diferentes el mismo fin de semana. Y esta noche, voy y sueño que todo el grupo de Guatemala ha vuelto a juntarse en un tren que tiene un accidentado viaje (un tren en lugar de un avión, pero revivo aquel momento) y que se reúne en un hotel (reminiscencia de aquel Sheraton de Miami) para una extraña convención que parece organizada por el mísmísimo Señor del Sueño.

Vaya despertar.

Escuela de asesinos

Leo en Periodista Digital, que C.S.I. se está convirtiendo en una escuela en la que los criminales aprenden a eliminar sus huellas o despistar a los forenses.

Si se lee la noticia entera, se ve que el principal problema no es ése, sino que los jurados anglosajones esperan que los forenses reales actúen con tanta celeridad como los de la serie. Y eso me parece una tontería. Si fuera así, haría tiempo que el público esperaría que sus policías resovieran los casos con tanta rapidez como Mel Gibson.

Y en cuanto a los trucos que aprenden los "malos", no está nada bien eso de echar la culpa de los crímenes a una serie en lugar de a los que los cometen. De ahí a la censura hay un pasito muy corto.

En el pueblo


Concierto de marimba

El cuarto día de grabación lo pasamos en Santo Tomás, un pueblo bullicioso, con mucha vida y mucho movimiento. Al igual que en el Caserío, la gente se mostraba muy colaboradora sin pedir nada a cambio. Si había que cortar una calle, todos paraban los motores de sus "Toritos" (unos motocarros muy populares en la zona) y esperaban a que se volviera a abrir el paso. Nadie protestaba.

Nuestra visita debía ser algo excepcional en el pueblo. Una prueba fue que, en medio de la grabación, un amable señor nos pidió que entráramos al salón de actos de un centro cultural. Interrumpimos un momento la grabación.

Allí, así, de pronto, nos ofrecieron un breve concierto de marimba, el instrumento nacional.

Galería

Tanto el mercado callejero como en las galerías, (como en todas las carreteras) abundaban unos peculiares puestos de helados, todos iguales. Se trataba de una máquina de acero con una cuchilla circular. Se coloca un bloque de hielo bajo la cuchilla, se hace girar y sale un granizado de hielo al que se añade el sirope deseado.

La máquina de los helados

En Guatemala ahora es invierno, y el calor que hacía en Santo Tomás era afixiante. Por lo visto allí en verano se alcanzan temperaturas que es mejor no experimentar. Pero, eso sí, por la tarde volvieron las lluvias.

Mercado

viernes, septiembre 09, 2005

El secreto de los Hermanos Grimm


El secreto de los Hermanos Grimm

Hoy he ido al cine a ver la última película de Terry Gilliam (o tal vez la penúltima, pues parece que este año también estrena Tideland).

Podía intentar un análisis objetivo: dirección artística, actuación, realización, guión... pero no voy a hacerlo. Me he pasado dos horas sumergido en un mundo de magia, y ahora mismo no me apetece salir de él. Lo mismo que Sapkowsky, Gilliam ha mezclado en una batidora elementos de muchos cuentos y los ha usado para construir otro relato diferente. Lo prometo, he vuelvo a ser un niño disfrutando.

Tiene peros, pero yo no voy a decirlos. Al menos hoy. Mañana será otro día.

El caserío


Figurantes de lujo

En mi contrato hay una "cláusula de confidencialidad", por la que me obligo a no desvelar nada sobre las tramas de Hospital Central ni sobre ningún otro producto de la productora. Esa cláusula me impide explayarme como es debido en estas crónicas. Pero tal vez sea mejor así, no queda mucho para que se emita el capítulo de Guatemala, ¿para qué estropearlo con cualquier tipo de insinuación o adelanto?

Al segundo día, fuimos al Caserío Xexac, un colegio donde los chavales indígenas de la zona reciben educación, normas de aseo y una comida diaria. Nos encontramos con unos niños encantadores, dispuestos a colaborar en todas y cada una de las cosas que se le pedían y con unos ojos abiertos como platos a todo nuevo que estaban viendo. Varios de ellos alucinaban con el pelo "rasta" de uno de mis compañeros. Lo tocaban como si no dieran crédito a lo que sus ojos veían. Pronto bautizaron a este compañero como "León" o "Leonardo".

La grabación transcurrió sin mayores incidentes que algún leve imprevisto. Mientras grabábamos, unos chavales jugaban al fútbol en la pradera colindante con el caserío.

Un partidito

Su asombro también era mayúsculo cuando los grabábamos y les enseñábamos sus propias caras en la pantalla de la cámara. Esa fascinación por la imagen les hacía arremolinarse alrededor del monitor en el que seguíamos la grabación, queriendo ver la realidad a través de unos ojos nuevos.

Curioseando el combo

En fin, que fueron dos días inolvidables, rodeados de unos niños que tenían mucho que enseñarnos. Y eso sí, por la tarde, nos visitaban sin perdón las lluvias torrenciales.

Llegan las lluvias

jueves, septiembre 08, 2005

Comienza la acción


¡Acción!

En Guatemala es época de lluvias tropicales. Se supone que suele amanecer más despejado que un pandero y que poco a poco van apareciendo nubes hasta que a eso de la una de la tarde, hora abajo, hora arriba, comienza a llover como si nunca hubiera llovido antes. Por eso nos levantamos muy temprano, para aprovechar las horas de luz de la mañana. Allí amanece antes de las seis de la mañana.

Grabamos en el mismo hotel y necesitamos que el clima sea así, pero Murphy viajó con nosotros. Montamos todo lo que teníamos que montar, y, por ser nuestro primer día, la lluvia comenzó justo un par de minutitos antes de gritar "¡acción!". A desmontarlo todo.

Deja de llover. A montarlo todo. Llueve, a desmontarlo todo de nuevo. Finalmente, un lugareño nos dice que en un rato las lluvias se irán y no volverán en todo el día. Él sabrá.

Casi acierta, porque las lluvias se van, vuelven tímidamente un poco después, pero ya no regresan más ese día. Lo que es una pena, porque para la tarde había prevista una secuencia con lluvia. Es lo que tiene Murphy.

El hotel sigue abierto al público mientras grabamos, pero la gente de Guatemala se porta extraordinariamente. Que una familia entra en plano, se le dice que se aparte un poco y no rechistan. Que hay niños jugando en la piscina armando jaleo, se les dice que se callen durante unos minutos, ¡y se callan!

Aún recuerdo un día, hace años, que iba por un parque y vi a un niño de no más de seis o siete años haciendo algo peligroso en un columpio. Me acerqué y le dije que tuviera cuidado, a ver si se iba a caer. El mocoso me miró unos segundos y me dijo con una terrible cara de odio: ¡Hijo puta!

Desgranando localizaciones: ojo a esta piscina.

miércoles, septiembre 07, 2005

Localizando, localizando


Hotel Bambú (Mazatenango)

Tras controles de seguridad, huracanes y hombres armados, por fin recorremos una carretera llena de paisajes preciosos, rodeada de volcanes activos, y llegamos al Hotel Bambú, entre Quetzatenango y Mazatenango.
Este hotel va a ser nuestra sede central. Como curiosidad, el hotel tiene unas extrañas normas: está prohibida toda clase de alcohol y toda clase de sexo. De hecho, en la puerta hay una garita en la que un tipo con un pistolón tiene la potestad de pararte al entrar y comprobar tu estado de ebriedad.

Desayunamos con fuerza (plátanos fritos con canela, pasta de maíz, sabores desconocidos...), nos acomodamos en las habitaciones y nos vamos a ver in situ las localizaciones que aparecen en el guión.

Ahí me doy aún más cuenta: Guatemala es un país precioso. Pobre, pero precioso. La vegetación es... apabullante. Enormes hojas de plataneros, enormes árboles, verde intenso, olor a naturaleza...

La gente nos mira como bichos raros. ¿Dónde van tantos blanquitos juntos?

En fin, que localizamos, vemos todo y volvemos al hotel con la noche ya cayendo. Lo interesante empieza al día siguiente.

Caserío Xexac, una de las localizaciones.

Y por si hay algún seguidor de Hospital Central entre quienes me leen, adelanto que esta bonita catarata será una de las localizaciones en algún capítulo de la próxima temporada. Así que, atentos.

La catarata

martes, septiembre 06, 2005

Seguridad Nacional

Además del Katrina, entrar en Estados Unidos tuvo otro contratiempo menor: la seguridad. No es que nos retuvieran, ni nos obligaran a desnudarnos, ni nada de eso, pero la seguridad se sentía ya desde Barajas.

Estando en la cola de American Airlines se me ocurrió hacer una foto al grupo. Ni un segundo después, apareció un tipo junto a mí y me dijo que no se podían hacer fotos a los mostradores de AA. Como mi cámara es digital, me pidió ver cómo la borraba. (¿Qué habría pasado si hubiera hecho la foto con la reflex de 35mm?).

Y después tuvimos que rellenar dos formularios con preguntas tan absurdas como si llevábamos semillas o caracoles (sic) en nuestro equipaje. O preguntas tan directas como esta que copio literalmente:
"¿Alguna vez ha estado usted o está ahora envuelto en espionaje o sabotaje; o en actividades terroristas; o entre los años 1933 y 1945 estuvo envuelto, de alguna manera, en persecusiones asociadas con la Alemania Nazi o sus aliados?"

Me imagino al terrorista de Al Quaeda respondiendo el custionario y su preocupación cuando llegara a esta pregunta: "¡Horror, me han pillado!".

En fin, que entramos en EE.UU. con muchos trámites pero sin muchos problemas (aparte de los derivados por el huracán en fuerza 1).

Por eso, cuando llegamos a la ciudad de Guatemala y nos recogieron nuestro papelito de aduana sin apenas mirarlo, experimentamos una sensación de alivio, de sentirnos de nuevo como en casa.

Del aeropuerto nos llevaron directamente al hotel, porque por lo visto Guatemala es una ciudad muy peligrosa (de hecho, los camiones de mercancías iban todos con un copiloto exhibiendo su pistolón). Nuestro hotel estaba junto a una especie de Torre Eiffel de saldo. Era sólo una escala, al día siguiente salíamos para nuestro destino final.


La Torre Eiffel de Guatemala

lunes, septiembre 05, 2005

Escala en Miami

Se me acaba de borrar un post justo en el momento en que le iba a dar a publicar. Como no sé dónde está el limbo de los post perdidos, intentaré contar lo mismo de nuevo.
Contaba que nunca lo había dicho antes, pero yo trabajo en Hospital Central. Sin desvelar nada sobre el argumento, contaré que acabamos de volver de un viaje a Guatemala en el que hemos grabado parte de un capítulo de la próxima temporada (acepto sobornos).

Antes de llegar a Guatemala, teníamos que hacer escala en Miami. Copio parte de una especie de diario que escribí durante el viaje.

"Poco antes de llegar a Miami nos avisan de que el aterrizaje va a ser un poco accidentado. ¡Vaya si lo es!
Aquello baja a golpes, se mueve para todos sitios. Mi estómago se va a la boca. Agarro la bolsa para vomitar, por si acaso. No vomito, pero me entra un sudor frío, pierdo sensibilidad en las manos, me hormiguean los brazos. Tiemblo como un teléfono en el modo vibrador.
Conseguimos aterrizar, pero sigo muy enfermo. El comandante no sabe cuándo podremos salir del avión. Llueve a mares
".

Vaya que si llovía, resulta que habíamos aterrizado en la panza del huracán Katrina. El aeropuerto se cerró tras nuestra llegada, todos los vuelos anulados. Y a nosotros nos mandaron a un hotel.

Estando en el hotel, el huracán arreció. Bajamos a tomar unas cervezas al bar y poco a poco fuimos testigos de algo nunca visto por mí. El agua entraba a chorros por las puertas y ventanas ¡cerradas!. Del techo empezaban a caer también chorros de agua. Las placas se caían. El viento amenazaba con tirar abajo los cristales. El ascensor dejó de funcionar, el sistema eléctrico fallaba.

Pero eso sí, en el bar servían la copa especial del día: el Cocktail Katrina.

Y terminaba diciendo que ellos son así.


El Katrina desde mi ventana

Hola otra vez

He vuelto.

No quería hablar mucho de mi vida en este blog, que para eso ya tengo las memorias de un mindundi, pero el cuerpo me pide hablar del viaje a Guatemala, escala con Katrina incluida.

Llegué ayer a España tras un largo viaje y aún tengo la cabeza un poco trastocada por los cambios horarios y la falta de sueño, pero en cuanto me reponga un poquito, os cuento.