Apitiké

Apitiké
Nuevo servicio para escritores

viernes, octubre 25, 2013

El colegio de los tres años

Cuando tu hijo o hija cumple los tres años, ya puedes escolarizarlo. No es obligatorio pero hoy en día es lo normal. Hasta ahí, todo bien. No está mal que tu hija (ahora ya personalizo en mi caso) juegue con otros niños, que aprenda cuatro cosas, que haga ejercicios básicos, incluso que haga fichas.

Con esto de la educación, más te vale hacerte caso a ti mismo. Está bien leer y escuchar todas las ramas, tendencias y teorías que hay sobre el tema. Unos te dirán que eso de las fichas es lo más horrible de lo horrible, otros que la escolarización mata la creatividad, otros que un niño sin escolarizar no socializa, otros que donde tiene que estar el niño más tiempo es con sus padres, no con extraños, otros que... en fin, hay ideas en todos los sentidos. Así que -como en la fábula del joven, el anciano y el burro- lo más sensato es oirlo todo y hacer lo que te parezca mejor a ti. Y a veces "lo mejor" quiere decir lo que más se adapta a tu vida.

Yo no me voy a meter con tendencias diferentes a la que he elegido, porque tampoco me gusta que se metan con la que hemos elegido nosotros. Pero sí hay algo que estoy viendo entre mis amigos con hijos y en mi propio caso y que me parece una tendencia muy extendida en cualquier tipo de escolarización. Una tendencia que sí me parece forzada e incluso antinatural. No sé si será igual en un pequeño pueblo, pero en Madrid, en los colegios quieren (queremos) que nuestros hijos "se hagan mayores".

Todos los refuerzos son "qué mayor eres", "qué bien lo haces ya, qué mayor", "ya no eres pequeño"... Reconozco usar este pequeño truco bastante a menudo. El problema viene cuando deja de usarse como truco y se convierte en obligación. Conozco un caso cercano de una madre a la que han reñido por llevar a su hija en carrito porque "debe acostumbrarse a ir andando", y la pobre mujer ha elegido un colegio a más de diez paradas de metro de su casa, a lo que hay que añadir el camino de casa al metro y del metro al cole. La hija tiene tres años. ¿Qué mal le hace ir un rato en el carrito a las ocho y pico de la mañana? A otro amigo le dijeron que su hijo era "muy infantil". Cojones, ¡tiene tres años!Hoy mismo iba a ayudar a mi hija a subir un tramo de escaleras dándole la mano y una cuidadora se ha interpuesto de buenas maneras para que suba sola al consabido ánimo de "qué mayor". Esa mujer no sabe que vivimos en un tercero sin ascensor y está más que acostumbrada a subir sola. En una reunión con los padres nos "riñeron" porque tenemos a los hijos muy consentidos. ¿A qué se referían? A que no se ponen solos los zapatos, a que no se saben quitar y poner bien ellos solos los jerseys. Pero mujer, si yo tengo 44 años y a veces me cuesta trabajo...
En fin, queremos (quieren) que nuestros hijos se conviertan en mayores demasiado pronto.


Alguien dijo (creo que Rilke, pero no me hagáis mucho caso) que la única patria era la infancia, pero si seguimos así, vamos a dejar a nuestros hijos sin patria sobre la que soñar.

lunes, octubre 21, 2013

Fuga de cerebros

Como decía el sábado, hacía mucho tiempo que no escribía en este blog pero creo que el asunto que voy a tratar merece un post.
Todos los guionistas sabemos que a veces tenemos que enfrentarnos a productores ejecutivos, responsables de cadena o responsables en general que se preocupan más de cuidar su sillón que de si la trama funciona o no. Eso, para ellos es lo de menos.

Pero no voy a hablar de eso. Voy a hablar de otros responsables. Ahora que hay crisis, los guionistas tenemos que ingeniárnoslas para subsistir. No hablo sólo de pedir prestado a familiares y amigos, ni de dejar de comprar en el supermercado del Corte Inglés y pasar al Lidl. Hablo de coger trabajos con menos lustre. Incluso dentro del guión. 

Ya sabéis que varios compañeros fundamos la sociedad Primera Versión. Actualmente somos cinco guionistas que seguimos pergeñando ideas y llamando a todas las puertas posibles. Entre ellas a las de las empresas.

Hace poco hicimos varios guiones para Ayuda en Acción, para unas piezas que están emitiendo actualmente en Boing. Ahí sólo nos encargamos del guión.

Pero hace menos nos llamaron de un organismo público (no voy a citar cuál, por eso de que dice el pecado, pero no el pecador) para encargarnos un vídeo de un minuto para ponerlo como inicio en un congreso. El presupuesto estaba cerrado: 6000 euros. No, no por el guión. Seis mil euros por el vídeo, por todo: guión, grabación (con su correspondiente sonido, iluminación, cámaras, equipo técnico…), sonorización, edición y todos los “on” que se os ocurran.

Contactamos con Atmósfera (como suele decirse, una productora amiga) y fuimos a una reunión con los responsables del organismo a ver qué tenían que decir. Era poco dinero, pero si nos ajustábamos y podíamos sacar unas perrillas, buenas eran.

En la reunión se habla de tal, cual o pascual y quedamos en enviarles algunas propuestas de lo que podemos hacer con ese dinero. Nos reunimos, pensamos varias, descartamos algunas por contenido y otras porque se iban de presupuesto y como corría muchísima prisa presentamos cuatro propuestas al día siguiente de la reunión.

Y lo surrealista del asunto llega entonces. La señora responsable del organismo llama por teléfono a uno de nosotros con muy malas maneras y falta de educación para decir que le horrorizan todas las propuestas, que son deprimentes y poco elegantes. No pareció entender que precisamente eran propuestas para ver si era por ahí por donde había que tirar o por otro sitio. Pero bueno, maleducados hay en todas partes, lo malo es que como si lo tuviera pensado desde antes de la reunión pero se lo hubiera guardado, dice que lo que quieren es un vídeo con cuatro famosos saliendo de su logotipo y hablando sobre el asunto que se trata. Y cita a los famosos que quiere: Plácido Domingo, Vargas Llosa, Moneo…

La persona de Primera Versión le pregunta si ya han contactado con ellos y dice que no, que “para eso ya cobráis vosotros”.

Y encima amenaza con que si no sabíamos hacerlo, pues que llamarían a otros que supieran.
Obviamente, le dijimos que adelante, que renunciábamos, que llamara a otros. Nosotros por 6000 euros podemos prostituirnos, pero sólo hasta cierto punto. Eso sí, nosotros respondimos con elegancia y educación, cosas de la que carecía la señora. Dudo que cualquiera de los famosos citados se digne a decir media frase por el doble de ese dinero, y no está la cosa para andar poniendo miles de euros del bolsillo para trabajar.

Aunque todo llegará.

Qué país.

sábado, octubre 19, 2013

Diálogo de sardinas



Hacía mucho tiempo que no escribía en este blog pero creo que el asunto que voy a tratar merecía un post. 

Eh, eh, eh. Espera, espera. Qué es esto de llegar y con un "hace mucho tiempo que no escribía" dejarlo todo zanjado. 

Perdona, pero quiero escribir sobre algo que me ha indignado. ¿Me dejas?

No, no te dejo. 

¿Quién te crees que eres para impedírmelo?

Soy tu blog, el mismo que tienes abandonado desde Julio. No puedes llegar, pasar sobre mí y ponerte a escribir como si aquí no hubiera pasado nada. 

Perdona, tienes razón, te tenía un poco olvidado, pero ya he vuelto. 

No me fío. Seguro que escribes una entradita y adiós muy buenas. 

No te prometo nada, pero intentaré mantenerte vivo. 

¿Intentarás? ¿Intentarás? ¿Qué respuesta es esa?

Vale, vale. Voy a mantenerte vivo, lo prometo. Pero déjame escribir un post, ¿no?

¿Es que no te has dado cuenta?

¿De qué?

De que ya lo has hecho. Acabamos de escribir uno a medias. 

Ah, pues no lo había notado. 

Y por primera vez después de tantos años me has dejado poner mi voz. Gracias. 

Vale, pero que no vuelva a ocurrir. Tú sigue calladito y te mantendré vivo, como me des mucho la lata...

¿Me amenazas?

Sí.

Vale, entonces me callo. 

Bueno, empiezo con el post... Hace mucho tiempo que... Nada, se me fue de la cabeza. Mejor lo dejo para otro día. 

Espero que no se me pase la indignación por tu culpa.