Hace ya unos meses acudí a una reunión de Tiramisú entre libros a presentar mi novela El caso del hada falsamente ahogada. Ya comenté que fue una reunión muy agradable donde conocí a gente muy interesante. Entre ellas a Judith Bosch.
Ella fue la invitada que presentó su novela justo después de la mía, y gracias a esa diferencia tan radical de estilos y temáticas se inició un pequeño debate que creo muy interesante: ¿debe ser la literatura juvenil de evasión o puede plasmar asuntos trascendentales? Personalmente, creo que es un debate falso. Los dos estilos pueden coexistir sin problemas. A nadie se le ocurre inicar un debate similar en la literatura adulta.
Leí Amazonas dormidas hace ya algún tiempo. Quise hablar del libro, pero lo dejé y se me fue pasando la cercanía. Aún así, creo que merece la pena hacerlo ahora, sobre todo porque merece la pena darlo a conocer. Amazonas dormidas cuenta la historia de Leila, una hija de prostituta que quiere abandonar el ambiente que le ha tocado vivir y que tendrá que luchar contra sus circunstancias. Una circunstancias nada fáciles de llevar.
En lugar de lanzarme a hacer una crítica, recomiendo leer la que hizo Soledad Gallardo para Anika entre libros.
Como en este blog se habla bastante de televisión, debo reconocer que a mí me gustó mucho un recurso muy televisivo, muy de reportero. La novela se cuenta en tercera persona, pero de vez en cuando aparecen las voces de diversos personajes secundarios que se expresan en primera persona, como si respondieran a un periodista. Este recurso da aire a la narración y además le dota de un realismo aún mayor. Que la historia se ubique en un lugar real y muy concreto (el barrio del Lugo en Las Palmas de Gran Canaria) otorga aún más realismo y tiene el efecto de convertir una historia muy particular en algo muy universal.
Amazonas dormidas toca un tema muy duro, pero su lectura no se hace dura. En el fondo subyace la ilusión por la vida y la esperanza por un futuro mejor.
Si no eres joven, no importa, este libro no tiene edad.
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1 comentario:
:))) Admirado Antonio, qué grata sorpresa y qué honor.
Un abrazo.
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