En septiembre del año pasado os hablaba de un proyecto del que no podía contar nada, y colgaba una foto con los post-its con los que elaborábamos la escaleta.
Las cosas de la tele van muy despacio, ya se sabe, pero el pasado día 23 al fin comenzó a grabarse la miniserie La memoria del agua, que es precisamente en lo que estábamos metidos.
Se trata de una adaptación fiel pero libre a la vez de la novela homónima (cómo me gusta decir eso) de Teresa Viejo. Dos capítulos con una historia llena de romanticismo, nostalgia, misterio e intriga.
En septiembre del año pasado no podía decir nada porque nunca se sabe si estos proyectos se terminarán de cerrar. Lo cierto es que nosotros hemos disfrutado adaptando la novela, sobre todo porque se nos ha permitido ser muy libres, no ceñirnos a la letra, sino al espíritu.
En resumen es la historia de un suceso acaecido en el balneario La Isabela allá por 1927. Un balneario que después quedó sepultado bajo las aguas de un pantano.
No sé si hay fecha de emisión prevista, en cuanto sepa algo os lo cuento. Y espero que veáis la miniserie. Pasaré lista.
Mostrando las entradas para la consulta escaleta ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas
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domingo, junio 05, 2011
miércoles, septiembre 01, 2010
Proyectos
Hace mucho tiempo que no cuelgo una foto como la que pongo hoy aquí en esta entrada, muy reciente, tanto que es de esta misma tarde. Sí, se trata de post-its de colores. Sí se trata de un trabajo de escaleta. Y hasta aquí puedo leer.
Últimamente ando metido en proyectos junto con mis compañeros de Primera Versión, la sociedad de guionistas que creamos hace ya casi dos años. Lo malo de los proyectos es que no puedes hablar de ellos hasta que no salen. Y lo peor es que la mayoría no sale. Pero tienes que estar ahí, insistiendo, presentando proyectos propios y aceptando encargos que suelen ser bastante interesantes hasta que alguno vea la luz para el público.
La escaleta de la foto es para uno de estos proyectos en los que andamos metidos. No puedo decir más, sólo que si sale os enteraréis, aunque ya sabéis que las cosas de Palacio van despacio, y no creo que pueda contar nada hasta que pasen unos meses. En fin, paciencia y a ver si conseguís adivinar algo en la foto, que siempre es un ejercicio divertido.
Últimamente ando metido en proyectos junto con mis compañeros de Primera Versión, la sociedad de guionistas que creamos hace ya casi dos años. Lo malo de los proyectos es que no puedes hablar de ellos hasta que no salen. Y lo peor es que la mayoría no sale. Pero tienes que estar ahí, insistiendo, presentando proyectos propios y aceptando encargos que suelen ser bastante interesantes hasta que alguno vea la luz para el público.
La escaleta de la foto es para uno de estos proyectos en los que andamos metidos. No puedo decir más, sólo que si sale os enteraréis, aunque ya sabéis que las cosas de Palacio van despacio, y no creo que pueda contar nada hasta que pasen unos meses. En fin, paciencia y a ver si conseguís adivinar algo en la foto, que siempre es un ejercicio divertido.

domingo, julio 11, 2010
Dos formas de escribir (y séptima entrega de La Tapia)
Cuando escribí la novela El caso del hada falsamente ahogada, lo planifiqué todo muy bien, como se supone que se debe hacer. Comencé por saber el principio, el final y un par de puntos intermedios. Después me dediqué a crear los personajes principales. Con ellos creados, me hice una sinopsis de dos o tres páginas con la historia que más o menos quería contar. Después dividí la historia en sus puntos más importantes, introduje puntos de giro y momentos en que debía desvelar cierta información.
A partir de ahí, me hice una escaleta, como si fuera a escribir un guión en lugar de una novela. Y solamente después, con todo ese trabajo hecho, empecé a escribir. Durante el proceso de escritura, algunos puntos de la escaleta ya no me valían, otros tenía que ampliarlos, me tuve que desviar en algún momento, e incluso crear algún personaje con el que no contaba. Pero tenía un fuerte armazón al que agarrarme.
Ésa es una forma de escribir.
No mucho después escribí un relato largo que es el primer cuento de los que podéis encontrar en Maratón: la vida en cuarenta y dos kilómetros (y pico). Ahí la técnica fue la inversa. Sabía que quería escribir sobre lo que siente y piensa un corredor de maratón, pero nada más. Empecé por el pricipio y fue la propia historia la que me fue llevando. A veces yo mismo me sorprendía con lo que los personajes hacían, en serio.
Esta última técnica puede estar bien para un relato, pero no parece la más adecuada para una novela. Sin embargo, hace poco una idea sobre otra novela me rondaba por la cabeza. Cuando aún no la tenía muy madurada, conocí la existencia de megustaescribir.com y decidí casi en un arrebato que iba a publicar ahí la novela escribiendo una entrega cada semana, y que los lectores me ayudarían a encontrar el camino a seguir. Se llamaría La Tapia.
En esas estamos. Lo bueno de esta iniciativa, creo, es que puede aportar frescura. El peligro es llegar a un punto sin retorno, a un cruce en el camino en el que no sepamos por dónde tirar. Pero merece la pena. A mí la experiencia, de momento, me está gustando.
Todo este rollo viene a que la semana pasada prometí una entrega titulada "El regalo", pero como esta novela se hace poco a poco, otra titulada "Marcelo" se ha colado.
Podéis leerla, ya lo sabéis, pulsando AQUÍ.
A partir de ahí, me hice una escaleta, como si fuera a escribir un guión en lugar de una novela. Y solamente después, con todo ese trabajo hecho, empecé a escribir. Durante el proceso de escritura, algunos puntos de la escaleta ya no me valían, otros tenía que ampliarlos, me tuve que desviar en algún momento, e incluso crear algún personaje con el que no contaba. Pero tenía un fuerte armazón al que agarrarme.
Ésa es una forma de escribir.
No mucho después escribí un relato largo que es el primer cuento de los que podéis encontrar en Maratón: la vida en cuarenta y dos kilómetros (y pico). Ahí la técnica fue la inversa. Sabía que quería escribir sobre lo que siente y piensa un corredor de maratón, pero nada más. Empecé por el pricipio y fue la propia historia la que me fue llevando. A veces yo mismo me sorprendía con lo que los personajes hacían, en serio.
Esta última técnica puede estar bien para un relato, pero no parece la más adecuada para una novela. Sin embargo, hace poco una idea sobre otra novela me rondaba por la cabeza. Cuando aún no la tenía muy madurada, conocí la existencia de megustaescribir.com y decidí casi en un arrebato que iba a publicar ahí la novela escribiendo una entrega cada semana, y que los lectores me ayudarían a encontrar el camino a seguir. Se llamaría La Tapia.
En esas estamos. Lo bueno de esta iniciativa, creo, es que puede aportar frescura. El peligro es llegar a un punto sin retorno, a un cruce en el camino en el que no sepamos por dónde tirar. Pero merece la pena. A mí la experiencia, de momento, me está gustando.
Todo este rollo viene a que la semana pasada prometí una entrega titulada "El regalo", pero como esta novela se hace poco a poco, otra titulada "Marcelo" se ha colado.
Podéis leerla, ya lo sabéis, pulsando AQUÍ.
martes, julio 21, 2009
Tecleando mecido por la brisa automática de un ventilador Bluesky
La pizarra que veis tenía hasta hace unos días notas para hacer la escaleta del segundo capítulo que escribo de la nueva serie en la que trabajo: De repente, los Gómez. No lo he dicho antes no por nada, ya que no era un gran secreto, sino porque no veía el por qué.
Tampoco es que hoy lo vea, pero estoy escribiendo el capítulo nueve, necesitaba hacer una pausa y me he venido al blog. ¿Y sobre qué voy a hablar si no es sobre lo que ahora mismo ocupa mi cabeza? Pues eso.
He borrado la pizarra y sólo he dejado a mi viejo amigo Maki para hacerme compañía. En el fondo, si lo pienso un poco, el protagonista masculino de la serie guarda algún parecido, incluso físico, con este personaje.
En fin, voy a dar un paseo por el piso, abrir el frigorífico y empezar a preparar el almuerzo. Y en septiembre, espero que veáis la serie.
Ah, del título mejor no hablamos, ¿vale?
jueves, marzo 26, 2009
Escribir es terminar
En Abcguionistas viene como noticia que Manu Chao dice que tiene varios guiones, pero ninguno terminado. Según este titular, yo corrijo la noticia: Manu Chao no tiene ningún guión.
Escribir un guión no es tener la idea para una historia (¿cuánta gente se acerca a decirte que tiene la mejor historia del mundo, que si a él le dejaran sí que haría una buena película, o una buena serie?). Tampoco es esbozarla (comenzar a darle forma a esa historia es difícil, pero atractivo). Ni siquiera es llegar a la escaleta. Escribir un guión es poner el último punto (y reescribirlo después todo, claro). Esa gente que empieza mil guiones y no acaba ninguno, no tiene ningún guión.
Lo difícil es llegar al final, ofrecer un documento que puedas dar a leer, dar por concluido tu trabajo. Lo difícil es saber cuándo acabar.
Escribir un guión no es tener la idea para una historia (¿cuánta gente se acerca a decirte que tiene la mejor historia del mundo, que si a él le dejaran sí que haría una buena película, o una buena serie?). Tampoco es esbozarla (comenzar a darle forma a esa historia es difícil, pero atractivo). Ni siquiera es llegar a la escaleta. Escribir un guión es poner el último punto (y reescribirlo después todo, claro). Esa gente que empieza mil guiones y no acaba ninguno, no tiene ningún guión.
Lo difícil es llegar al final, ofrecer un documento que puedas dar a leer, dar por concluido tu trabajo. Lo difícil es saber cuándo acabar.
miércoles, julio 16, 2008
La carga del Diablo
Dentro de muy poquito comienza el capítulo 217 de Hospital Central titulado "La carga del Diablo". Como ya sospecháis, tuve el honor de escribirlo junto a mi compañero Juan. Pero desde aquello ya hemos escrito dos capítulos más y ahora mismo estoy enfrascado en la escaleta de un tercero, por lo que, para ser sinceros, no tengo claros recuerdos sobre el origen de las tramas y todas esas cosas que me gusta comentar.
Cuando lo vea esta noche mi memoria se refrescará - espero - y podré responder a alguna que otra pregunta.
Cuando lo vea esta noche mi memoria se refrescará - espero - y podré responder a alguna que otra pregunta.
viernes, junio 20, 2008
Setenta minutos
Ayer mismo, el usuraio conocido como Danak me hacía una pregunta en una de las entradas referidas a Hospital Central. Copio y pego:
Ya he hablado varias veces en este blog de la escaleta. Recomiendo a Danak visitar este enlace en que hablo del sistema de organización de secuencias mediantes post-its, o este otro en que escaneé una página de una escaleta de un capítulo de Hospital Central, o éste, en que además de la página de escaleta, incluí la secuencia tal y como queda después.
Como ves, nosotros en la escaleta decidimos ya el orden de las secuencias, pues sólo así podemos organizar la información y los giros. Otra cosa es que después el director y el montador consideren más oportuno variar el orden en algún caso concreto.
Y en cuanto a la medición del tiempo, es algo ya casi mecánico. Cada capítulo tiene unas sesenta secuencias, de nunca más de dos páginas cada una. O sea, cada secuencia tiene una duración de entre menos de un minuto y dos minutos como tope. Al final, todo el guión escrito sin saltos de página en letra arial once debe tener entre setenta y siete y ochenta páginas. Así de simple.
Espero haberte respondido.
"[...] Me gustaría preguntarte por cómo se intercalan las secuencias dentro del capítulo. Es decir, ¿sois vosotros , en guión quienes decidis el orden? Ya comentó Guillermo en su blog que procurais que los protagonistas tengan más o menos los mismos minutos en pantalla. Así que, el proceso tiene que ser casi una obra de ingeniería.
Otra pregunta es en relación a cómo os las arreglais para medir los tiempos. Es decir, si un capítulo tiene unos 70 min, y supongamos que tiene 14 secuencias de 5 min cada una (ya sé que en realidad serán muchas más pero es para que no queden números muy feos), ¿cómo escribiis el diálogo para que encaje en esos 5 min? Debe ser complicado, porque muchas veces dependerá del tiempo que los actores tarden en decir sus frases".
Ya he hablado varias veces en este blog de la escaleta. Recomiendo a Danak visitar este enlace en que hablo del sistema de organización de secuencias mediantes post-its, o este otro en que escaneé una página de una escaleta de un capítulo de Hospital Central, o éste, en que además de la página de escaleta, incluí la secuencia tal y como queda después.
Como ves, nosotros en la escaleta decidimos ya el orden de las secuencias, pues sólo así podemos organizar la información y los giros. Otra cosa es que después el director y el montador consideren más oportuno variar el orden en algún caso concreto.
Y en cuanto a la medición del tiempo, es algo ya casi mecánico. Cada capítulo tiene unas sesenta secuencias, de nunca más de dos páginas cada una. O sea, cada secuencia tiene una duración de entre menos de un minuto y dos minutos como tope. Al final, todo el guión escrito sin saltos de página en letra arial once debe tener entre setenta y siete y ochenta páginas. Así de simple.
Espero haberte respondido.
domingo, marzo 30, 2008
Procesos narrativos
Hubo una época en que escribía poesía, pero nunca me gustó demasiado leer poesía. O puede que requiriera demasiado esfuerzo. Del mismo modo, siempre me ha gustado más escribir cuentos que leerlos. Es un formato -el del cuento literario- que no llega a atraparme del todo. Normalmente me queda la sensación de que ahí falta algo, de que me he perdido, de que no sé qué ha querido contarme el autor. Por eso suelen gustarme más esos cuentos - tipo Poe - que tienen un final claro, o una sorpresa final, o se cierran sobre sí mismos, esos cuentos que cuando terminan me dejan la sensación de que tenían que terminar ahí, que una palabra más sobraría.
Esto viene a que estoy escribiendo un relato para un concurso. Cuando escribo guiones, o cuando he acometido mi primera novela (en busca de editor), elaboro una escaleta o esquema antes de ponerme a dialogar o redactar. Sin embargo, con este relato he preferido seguir un sistema de trabajo diferente, hacer algo que me divierta no tanto por el resultado (que espero que esté bien, claro está) como por el proceso en sí. Tengo una estructura narrativa clara, pero no tengo ni idea de la historia que estoy contando. Todo lo que le está pasando a los personajes lo voy descubriendo a la vez que ellos, a la vez que las letras van llenando la pantalla del ordenador. Me resulta bastante... excitante, y debo reconocer que en alguna ocasión uno de los personajes me ha salido respondón.
Cosas de dejarles campar a sus anchas. Si es que les das la mano...
Esto viene a que estoy escribiendo un relato para un concurso. Cuando escribo guiones, o cuando he acometido mi primera novela (en busca de editor), elaboro una escaleta o esquema antes de ponerme a dialogar o redactar. Sin embargo, con este relato he preferido seguir un sistema de trabajo diferente, hacer algo que me divierta no tanto por el resultado (que espero que esté bien, claro está) como por el proceso en sí. Tengo una estructura narrativa clara, pero no tengo ni idea de la historia que estoy contando. Todo lo que le está pasando a los personajes lo voy descubriendo a la vez que ellos, a la vez que las letras van llenando la pantalla del ordenador. Me resulta bastante... excitante, y debo reconocer que en alguna ocasión uno de los personajes me ha salido respondón.
Cosas de dejarles campar a sus anchas. Si es que les das la mano...
domingo, diciembre 02, 2007
Diálogos: el reino de la verosimilitud
Se lo prometí a Víctor y aquí va mi respuesta a la pregunta que me hizo en Zaragoza el miércoles pasado.
Antes que nada, sigo pensando que lo mejor que se puede hacer para aprender a dialogar es lo que le dije aquel día: dialogar, dialogar mucho. Si tienes una escaleta, comienzas a dialogar y lo mejor es hacerlo sin detenerse mucho en que quede perfecto, sino dejándote llevar. Cuando hayas escrito veinte o treinta páginas, ya habrás pillado el tono a tu personaje. Una vez que lo tengas todo, vuelves al principio y reescribes los diálogos. A esas alturas, ya sabrás cómo habla cada uno y qué quiere decir.
Ahora, vamos a algunas cosas más “de manual”.
Con las lógicas excepciones (una adaptación de La vida es sueño, por ejemplo, o una obra de arte y ensayo), los diálogos de ficción siempre tienden a la verosimilitud. Da igual que quien hable sea un trabajador de la mina que un superhéroe, un abogado que un elfo, todos deben transmitir verosimilitud. Fijaos que digo verosimilitud y no realismo, porque un diálogo no debe “ser” real, sino “parecer” real. Recuerdo que Javier Palmero contaba en un curso sobre guión que él intentó una vez transcribir diálogos grabados en una corrala de vecinos a un guión. Cuando aquello se rodó, sonaba todo tan falso que tuvieron que cambiarlo.
Los diálogos deben transmitir información, pero si son expositivos (por ejemplo, contando al otro algo que el otro ya sabe), son malos. Deben ser lo más corto posible. En Hospital Central tenemos una regla inamovible de no pasar de las tres líneas (y eso ya se considera mucho). Deben completar la acción, pero no redundando en ella, sino aportando algo nuevo o incluso ofreciendo un contrapunto. Un diálogo, por esto mismo, no siempre está diciendo lo que dicen las palabras, a veces hay un mensaje de fondo, el subtexto.
Como no me gusta hacer entradas muy largas y esta ya empieza a serlo, voy a terminar contando un “truco” para abordar una secuencia a la hora de dialogarla. Tenemos en la escaleta, como puro ejemplo inventado, que la Sec. 22 es: “Marta se encuentra con Luis en la cafetería y le dice que no va a cenar con él porque ha descubierto que Luis es un asesino en serie”. Podemos empezar la secuencia con Luis esperando y Marta entrando, con Luis y Marta ya hablando del tema, con Marta mirando por la cristalera sin atreverse a entrar, etc. Y podemos acabar con Marta diciendo “Sé que eres un asesino”, o con Luis reaccionando a esto, o con Marta saliendo por la puerta, o con Luis persiguiéndola, etc.
Con esto, lo que quería decir es que la escaleta nos da normalmente el objetivo de la secuencia, pero a la hora de escribir los diálogos tenemos que pensar dónde empezamos, qué objetivo tiene cada personaje dentro de la secuencia, qué actitud tiene cada uno, cómo cambia la actitud a lo largo de la secuencia, y cómo acaba. Lo mejor es “entrar tarde y salir pronto”, pero como toda regla, las excepciones son tan numerosas que podían formar otra regla.
Eso sí, en una secuencia, se debe entrar por una puerta y salir por otra. Si la acción no ha avanzado (o no hemos descubierto algo importantísimo sobre los personajes), la secuencia puede quitarse del guión sin problemas.
Suficiente por hoy. Si os ha parecido interesante, habrá segunda parte. Si no, perdón por el rollo.
Antes que nada, sigo pensando que lo mejor que se puede hacer para aprender a dialogar es lo que le dije aquel día: dialogar, dialogar mucho. Si tienes una escaleta, comienzas a dialogar y lo mejor es hacerlo sin detenerse mucho en que quede perfecto, sino dejándote llevar. Cuando hayas escrito veinte o treinta páginas, ya habrás pillado el tono a tu personaje. Una vez que lo tengas todo, vuelves al principio y reescribes los diálogos. A esas alturas, ya sabrás cómo habla cada uno y qué quiere decir.
Ahora, vamos a algunas cosas más “de manual”.
Con las lógicas excepciones (una adaptación de La vida es sueño, por ejemplo, o una obra de arte y ensayo), los diálogos de ficción siempre tienden a la verosimilitud. Da igual que quien hable sea un trabajador de la mina que un superhéroe, un abogado que un elfo, todos deben transmitir verosimilitud. Fijaos que digo verosimilitud y no realismo, porque un diálogo no debe “ser” real, sino “parecer” real. Recuerdo que Javier Palmero contaba en un curso sobre guión que él intentó una vez transcribir diálogos grabados en una corrala de vecinos a un guión. Cuando aquello se rodó, sonaba todo tan falso que tuvieron que cambiarlo.
Los diálogos deben transmitir información, pero si son expositivos (por ejemplo, contando al otro algo que el otro ya sabe), son malos. Deben ser lo más corto posible. En Hospital Central tenemos una regla inamovible de no pasar de las tres líneas (y eso ya se considera mucho). Deben completar la acción, pero no redundando en ella, sino aportando algo nuevo o incluso ofreciendo un contrapunto. Un diálogo, por esto mismo, no siempre está diciendo lo que dicen las palabras, a veces hay un mensaje de fondo, el subtexto.
Como no me gusta hacer entradas muy largas y esta ya empieza a serlo, voy a terminar contando un “truco” para abordar una secuencia a la hora de dialogarla. Tenemos en la escaleta, como puro ejemplo inventado, que la Sec. 22 es: “Marta se encuentra con Luis en la cafetería y le dice que no va a cenar con él porque ha descubierto que Luis es un asesino en serie”. Podemos empezar la secuencia con Luis esperando y Marta entrando, con Luis y Marta ya hablando del tema, con Marta mirando por la cristalera sin atreverse a entrar, etc. Y podemos acabar con Marta diciendo “Sé que eres un asesino”, o con Luis reaccionando a esto, o con Marta saliendo por la puerta, o con Luis persiguiéndola, etc.
Con esto, lo que quería decir es que la escaleta nos da normalmente el objetivo de la secuencia, pero a la hora de escribir los diálogos tenemos que pensar dónde empezamos, qué objetivo tiene cada personaje dentro de la secuencia, qué actitud tiene cada uno, cómo cambia la actitud a lo largo de la secuencia, y cómo acaba. Lo mejor es “entrar tarde y salir pronto”, pero como toda regla, las excepciones son tan numerosas que podían formar otra regla.
Eso sí, en una secuencia, se debe entrar por una puerta y salir por otra. Si la acción no ha avanzado (o no hemos descubierto algo importantísimo sobre los personajes), la secuencia puede quitarse del guión sin problemas.
Suficiente por hoy. Si os ha parecido interesante, habrá segunda parte. Si no, perdón por el rollo.
jueves, septiembre 06, 2007
Un día después de Un año después
Ya está. Ayer empezamos temporada. A finales de mayo contaba que acababa de entregar la escaleta del capítulo 191, que fue el que se emitió ayer. Eso quiere decir que estaba trabajando en él desde mediados. Como véis han pasado más de tres meses desde que escribimos el guión hasta que el capítulo se ha emitido, por lo que muchos detalles sobre su origen se van diluyendo en la memoria selectiva.
El recurso de comenzar un año después fue algo decidido por todo el equipo de guionistas en las reuniones de pizarra. Al principio íbamos a ser mucho más bestias (parejas cambiadas, bodas que habían ocurrido sin que las viéramos, incluso nos llegamos a plantear cambios de sexo, je, je). Pero después fuimos suavizando la cosa hasta que quedó tal y como lo encontrásteis ayer. En una primera versión, por ejemplo, Claudia y Aimé ya habían cortado, pero fue la propia cadena la que nos pidió ver esa ruptura, no escatimarla. Y creo que fue una decisión acertada. Elia Galera está muy bien en esa secuencia.
Recuerdo que me lo pasé muy bien escribiendo los dos personajes nuevos, Rai y Lola, porque aún no tenían cara. Aunque los perfiles estaban ya escritos, al ser la primera vez que aparecían me permitía ir creando al personaje un poco más a través de sus diálogos y sus expresiones. Creo que estos dos personajes os van a gustar.
Por cierto, Vero tampoco tenía cara cuando escribimos este capítulo.
El recurso de comenzar un año después fue algo decidido por todo el equipo de guionistas en las reuniones de pizarra. Al principio íbamos a ser mucho más bestias (parejas cambiadas, bodas que habían ocurrido sin que las viéramos, incluso nos llegamos a plantear cambios de sexo, je, je). Pero después fuimos suavizando la cosa hasta que quedó tal y como lo encontrásteis ayer. En una primera versión, por ejemplo, Claudia y Aimé ya habían cortado, pero fue la propia cadena la que nos pidió ver esa ruptura, no escatimarla. Y creo que fue una decisión acertada. Elia Galera está muy bien en esa secuencia.
Recuerdo que me lo pasé muy bien escribiendo los dos personajes nuevos, Rai y Lola, porque aún no tenían cara. Aunque los perfiles estaban ya escritos, al ser la primera vez que aparecían me permitía ir creando al personaje un poco más a través de sus diálogos y sus expresiones. Creo que estos dos personajes os van a gustar.
Por cierto, Vero tampoco tenía cara cuando escribimos este capítulo.
martes, julio 10, 2007
El guión de cada día
El otro día hablé del final de A tu lado y en los comentarios un par de personas me pidieron que explicara cómo es el trabajo de un guionista de un magazine de ese estilo. Aunque he pasado por algún que otro programa, sólo he escrito para dos diarios, así que en ellos dos me baso para contarlo.
La cosa empieza tras el café con una reunión de contenidos (en un programa de mañana esta reunión viene a ser poco después de las seis de la madrugada). Los redactores de cada sección hablan sobre las noticias que han llegado de las agencias, sobre las perspectivas de lo que puede pasar, sobre los invitados que van a venir, sobre los que iban a venir pero se han caído, etc., etc.
Con esta información y teniendo en cuenta las secciones fijas del programa (actualidad, entrevista, repaso al reality de turno -Gran Hermano, O.T., etc.-, testimonios, humor,...) se establece un orden, una especie de escaleta que será la que vertebre la emisión del día. Obviamente, a estas horas todo es susceptible de cambiar mil veces antes de que esté en el aire.
Tras esta reunión, el equipo de guión tiene otra en que se reparten las tareas y se piensan alternativas. Recuerdo, por ejemplo, que cuando yo estaba en A tu lado había que entrevistar a Dinio. Se nos ocurrió ponerle un casco de albañil, poner una hormigonera en el plató y que la entrevista se le hiciera mientras con un poco de cemento y unos ladrillos construía una tapia, para verlo trabajar al menos una vez en la vida. Tampoco es que fuera el colmo de la originalidad, pero quedó simpático.
El reparto de tareas consiste en asignar un bloque a cada guionista: uno se encarga de la entrevista al famoso de turno, otro de dar paso y continuidad a los vídeos del bloque de corazón, otro de dar paso y continuidad al vídeo del bloque de repaso al reality, otro u otros de hacer la parte de humor (cuando yo llegué había dos humoristas que después desaparecieron), etc., etc.
Los vídeos no lo montan ni escriben los guionistas, sino l@s redactores/as.
Para los colaboradores (ya sabéis, Kiko, Lydia Lozano y compañía) no se escribe guión, sino que se les informa de qué invitados van al programa y en una reunión con la dirección y los jefes de redacción, se acuerda de qué hablar con ellos. Ellos además, creo recordar, también proponen temas.
No quiero extenderme mucho que no me gustan los post largos. Básicamente lo que se hace entonces es escribir todo a letra Arial 16 para que el guión se pueda cortar y pegar en las tarjetas que lleva la presentadora. Aunque nosotros hubiéramos hecho una batería de preguntas y escrito unos pasos a vídeo más o menos ingeniosos (o eso se intentaba), la verdad es que la mayoría de las veces el guión era más una orientación para seguir un orden que un texto que se siguiera a rajatabla.
Eso sí, cuando ya estaba a punto de imprimirse, cuando ya creía que nos íbamos a comer, siempre ocurría algo, siempre fallaba un invitado o surgía una última hora que nos obligaba a seguir en la redacción. Raro era el día que comíamos antes de las cuatro de la tarde, porque aunque existía una rutina, todo el proceso era bastante dinámico y vivo.
Tras comer, cuando el programa ya estaba en emisión, solía haber un guionista en plató por lo que pudiera ocurrir y los demás nos poníamos a trabajar con las redactoras en el apartado de testimonios del día siguiente, que era lo único que podía cerrarse de un día para otro. Vamos, que sumando horas, salían bastantes.
Aunque he resumido, creo haber respondido a la pregunta de un lector (o lectora) anónim@ y de Sobreunanube.
La cosa empieza tras el café con una reunión de contenidos (en un programa de mañana esta reunión viene a ser poco después de las seis de la madrugada). Los redactores de cada sección hablan sobre las noticias que han llegado de las agencias, sobre las perspectivas de lo que puede pasar, sobre los invitados que van a venir, sobre los que iban a venir pero se han caído, etc., etc.
Con esta información y teniendo en cuenta las secciones fijas del programa (actualidad, entrevista, repaso al reality de turno -Gran Hermano, O.T., etc.-, testimonios, humor,...) se establece un orden, una especie de escaleta que será la que vertebre la emisión del día. Obviamente, a estas horas todo es susceptible de cambiar mil veces antes de que esté en el aire.
Tras esta reunión, el equipo de guión tiene otra en que se reparten las tareas y se piensan alternativas. Recuerdo, por ejemplo, que cuando yo estaba en A tu lado había que entrevistar a Dinio. Se nos ocurrió ponerle un casco de albañil, poner una hormigonera en el plató y que la entrevista se le hiciera mientras con un poco de cemento y unos ladrillos construía una tapia, para verlo trabajar al menos una vez en la vida. Tampoco es que fuera el colmo de la originalidad, pero quedó simpático.
El reparto de tareas consiste en asignar un bloque a cada guionista: uno se encarga de la entrevista al famoso de turno, otro de dar paso y continuidad a los vídeos del bloque de corazón, otro de dar paso y continuidad al vídeo del bloque de repaso al reality, otro u otros de hacer la parte de humor (cuando yo llegué había dos humoristas que después desaparecieron), etc., etc.
Los vídeos no lo montan ni escriben los guionistas, sino l@s redactores/as.
Para los colaboradores (ya sabéis, Kiko, Lydia Lozano y compañía) no se escribe guión, sino que se les informa de qué invitados van al programa y en una reunión con la dirección y los jefes de redacción, se acuerda de qué hablar con ellos. Ellos además, creo recordar, también proponen temas.
No quiero extenderme mucho que no me gustan los post largos. Básicamente lo que se hace entonces es escribir todo a letra Arial 16 para que el guión se pueda cortar y pegar en las tarjetas que lleva la presentadora. Aunque nosotros hubiéramos hecho una batería de preguntas y escrito unos pasos a vídeo más o menos ingeniosos (o eso se intentaba), la verdad es que la mayoría de las veces el guión era más una orientación para seguir un orden que un texto que se siguiera a rajatabla.
Eso sí, cuando ya estaba a punto de imprimirse, cuando ya creía que nos íbamos a comer, siempre ocurría algo, siempre fallaba un invitado o surgía una última hora que nos obligaba a seguir en la redacción. Raro era el día que comíamos antes de las cuatro de la tarde, porque aunque existía una rutina, todo el proceso era bastante dinámico y vivo.
Tras comer, cuando el programa ya estaba en emisión, solía haber un guionista en plató por lo que pudiera ocurrir y los demás nos poníamos a trabajar con las redactoras en el apartado de testimonios del día siguiente, que era lo único que podía cerrarse de un día para otro. Vamos, que sumando horas, salían bastantes.
Aunque he resumido, creo haber respondido a la pregunta de un lector (o lectora) anónim@ y de Sobreunanube.
jueves, julio 05, 2007
De despedidas y contratos relámpago
Ya no queda nada. Se acaba A tu lado. Para los espectadores es sólo el fin de un programa, pero es algo más, mañana varios amigos míos se unen a las listas de INEM. Así es la tele. Sabes que estás en un entorno laboral bastante inseguro, en la que es raro que tengas un contrato que dure más de tres meses, pero de pronto encuentras algo a lo que te agarras durante años y comienzas a comprender un poco qué es eso de la estabilidad laboral. Pero no hay que fiarse, es televisión y todo (salvo Informe Semanal o Saber y Ganar) tiene un final.
Yo también trabajé como guionista de A tu lado. Fue hace tres años y pico, casi cuatro ya. Y ahora que se acaba puedo contar una anécdota sobre cómo fue mi contratación para que quien no trabaje en la tele entienda un poco en qué terreno nos movemos los trabajadores del medio. Puede quedarme un poco largo, no lo sé, pero me lanzo.
Yo me quedé sin trabajo un mes de junio más o menos. Después me surgió alguna posibilidad de trabajar en un programa del corazón, pero había tenido mis primeros escarceos con la ficción y preferí seguir intentándolo por esa vía. Nada. Alguna llamada para alguna prueba (como una para una futura serie que por aquel entonces se llamaba "Aquí no hay quien duerma"), alguna esperanza frustrada, pero nada. Así que cuando tras más de tres meses parado me llamaron de A tu lado para ofrecerme trabajar como guionista, acepté. Hablé con la coordinadora de guión (a la que ya conocía), e inmediatamente pasé a una entrevista con Ramstad que son los que contratan al personal en Tele5. Tuve que rellenar fichas con mi curriculum, responder a preguntas, aceptar las condiciones del contrato (sin firmarlo aún, que no estaba redactado), etc., etc. Todo listo. Empezaba a trabajar tres días después. Pero en la tele (no sé si en otros sectores ocurre lo mismo) nunca empiezas a trabajar con el contrato firmado. Normalmente te lo pasan cuando ya llevas alguna semana metido en faena.
Así que allí me presento yo en mi primer día de trabajo. Me presentan a otros miembros del equipo, al director, a las redactoras, y me explican un poco el sistema de trabajo. Al principio de la mañana se tiene una reunión en la que están los guionistas, las jefas de redacción, el director y subdirectora, producción y realización. Se habla de contenidos y se plantea una especie de escaleta previa con la que todos nos ponemos a trabajar. Ya enterado, veo que todos empiezan a entrar en la reunión, pero que a mí se me acerca la Productora del programa. Me quiere decir algo. Me cuenta que todo es un lamentable error, pero que no van a contratarme. Yo, obviamente, creo que se trata de una novatada y bromeo: "¿Dónde están las cámaras?". Pero ella, muy seria, me dice que no es broma, se me ha contratado estando ella de vacaciones y no ha dado permiso. No van a contratar a nadie. Me quedo de una pieza y le pido explicaciones. Me dice que tiene una reunión, que me espere. Se meten en la reunión de contenidos y me dejan ahí plantado, completamente perdido. Algunas redactoras se acercan a presentarse y yo les digo: "Bueno, encantado, pero acaban de despedirme". También creen que es broma, "qué tipo tan cachondo". "No, no - les digo-os hablo en serio. Acaban de decirme que no me contratan, con lo tranquilito que estaría yo ahora en la cama".
Salen de la reunión y la coordinadora de guión (amiga mía) tiene que sufrir el terrible trago de explicarme que la productora se niega a contratar a nadie, pero que parece que La Quinta Esfera (un concurso que en aquel entonces iba después en parrilla) se iba a caer. Si eso sucedía, A tu lado pasaría a durar una hora más, con lo que necesitarían otro guionista, entonces me llamarían.
Así que me fui a visitar a mis compañeros de Freemantle (donde yo había trabajado antes) que tienen las oficinas cerca de Tele 5, a contar la situación tan surrealista por la que acababa de pasar. Contratado y despedido el mismo día, y ni siquiera me pagaron el autobús...
(Bueno, La Quinta Esfera cayó efectivamente mes y pico después y volvieron a llamarme, pero esa es otra historia que quizá cuente en otro momento).
Yo también trabajé como guionista de A tu lado. Fue hace tres años y pico, casi cuatro ya. Y ahora que se acaba puedo contar una anécdota sobre cómo fue mi contratación para que quien no trabaje en la tele entienda un poco en qué terreno nos movemos los trabajadores del medio. Puede quedarme un poco largo, no lo sé, pero me lanzo.

Así que allí me presento yo en mi primer día de trabajo. Me presentan a otros miembros del equipo, al director, a las redactoras, y me explican un poco el sistema de trabajo. Al principio de la mañana se tiene una reunión en la que están los guionistas, las jefas de redacción, el director y subdirectora, producción y realización. Se habla de contenidos y se plantea una especie de escaleta previa con la que todos nos ponemos a trabajar. Ya enterado, veo que todos empiezan a entrar en la reunión, pero que a mí se me acerca la Productora del programa. Me quiere decir algo. Me cuenta que todo es un lamentable error, pero que no van a contratarme. Yo, obviamente, creo que se trata de una novatada y bromeo: "¿Dónde están las cámaras?". Pero ella, muy seria, me dice que no es broma, se me ha contratado estando ella de vacaciones y no ha dado permiso. No van a contratar a nadie. Me quedo de una pieza y le pido explicaciones. Me dice que tiene una reunión, que me espere. Se meten en la reunión de contenidos y me dejan ahí plantado, completamente perdido. Algunas redactoras se acercan a presentarse y yo les digo: "Bueno, encantado, pero acaban de despedirme". También creen que es broma, "qué tipo tan cachondo". "No, no - les digo-os hablo en serio. Acaban de decirme que no me contratan, con lo tranquilito que estaría yo ahora en la cama".
Salen de la reunión y la coordinadora de guión (amiga mía) tiene que sufrir el terrible trago de explicarme que la productora se niega a contratar a nadie, pero que parece que La Quinta Esfera (un concurso que en aquel entonces iba después en parrilla) se iba a caer. Si eso sucedía, A tu lado pasaría a durar una hora más, con lo que necesitarían otro guionista, entonces me llamarían.
Así que me fui a visitar a mis compañeros de Freemantle (donde yo había trabajado antes) que tienen las oficinas cerca de Tele 5, a contar la situación tan surrealista por la que acababa de pasar. Contratado y despedido el mismo día, y ni siquiera me pagaron el autobús...
(Bueno, La Quinta Esfera cayó efectivamente mes y pico después y volvieron a llamarme, pero esa es otra historia que quizá cuente en otro momento).
jueves, junio 28, 2007
187. La génesis.
Aún no he visto el capítulo que se emitió ayer, por lo que esperaré a hacerlo para escribrir algo más sobre él y para escanear una página de guión, como hice con el anterior. Pero antes de eso, puedo contar algo sobre cómo nace un capítulo centrándome en éste.
Las continuidades de los personajes vienen marcadas por la pizarra que creamos entre todos, pero de una manera general, apenas cuatro o cinco frases que nos indican, por ejemplo, que Javier está viviendo entre su casa y la casa de su padre y Mónica pasa mucho tiempo sola y vivirá con cierta preocupación el nuevo acercamiento entre Laura y Javier, que, obviamente, la apoya en un momento difícil. Cosas así con cada personaje que debemos respetar para no fastidiar a los guionistas del siguiente capítulo. A veces sí cambiamos alguna continuidad. En este capítulo, otro ejemplo, la continuidad inicial de Teresa consistía en que ella se había apuntado con su marido a unas clases de pintura y se dedicaba a regalar horribles cuadros a todos los médicos, y ninguno sabía apreciar su arte. Pero cuando la trama principal se convirtió en la del avión, creimos que algo tan frívolo no pegaba en una catástrofe así y convertimos a Teresa en el personaje principal de unión entre familiares y médicos.
La trama del niño con Klinefelter es una propuesta de una asociación médica, con la que colaboramos para que se dé a conocer la enfermedad. Y el que haya un accidente de avión fue una propuesta de producción, que contaba con los elementos para hacerlo, después nosotros, sabiendo que teníamos ese arranque, nos inventamos la historia de la mujer que huye con el dinero, la del novelista que va a reencontrarse con su hijo y complicamos la cosa con la posibilidad de que la madre de Javier vaya en ese avión.
La trama de la "falsa madre" fue una propuesta directa del coordinador, que tenía esa historia en la cabeza y quería verla reflejada. Nosotros la desarrollamos y fue Juan Algarra el que se encargó de dialogarla. Porque una vez que la escaleta está aprobada definitivamente, cada uno de nosotros dos se encarga de dialogar tramas completas (aunque si hay que ajustar uno puede quedarse con una secuencia o dos de una trama ajena porque ambos sabemos muy bien de qué va todo el capítulo).
Y el Gaucher se cierra en nuestro capítulo, pero como también en este capítulo se abría un poco más la trama de Vilches y el padre del paciente que murió antes de recibir el trasplante, pues aprovechamos para unir las dos tramas.
Básicamente, ese fue el origen del capítulo. Cuando lo vea (supongo que esta noche o mañana), os contaré alguna cosita más.
Las continuidades de los personajes vienen marcadas por la pizarra que creamos entre todos, pero de una manera general, apenas cuatro o cinco frases que nos indican, por ejemplo, que Javier está viviendo entre su casa y la casa de su padre y Mónica pasa mucho tiempo sola y vivirá con cierta preocupación el nuevo acercamiento entre Laura y Javier, que, obviamente, la apoya en un momento difícil. Cosas así con cada personaje que debemos respetar para no fastidiar a los guionistas del siguiente capítulo. A veces sí cambiamos alguna continuidad. En este capítulo, otro ejemplo, la continuidad inicial de Teresa consistía en que ella se había apuntado con su marido a unas clases de pintura y se dedicaba a regalar horribles cuadros a todos los médicos, y ninguno sabía apreciar su arte. Pero cuando la trama principal se convirtió en la del avión, creimos que algo tan frívolo no pegaba en una catástrofe así y convertimos a Teresa en el personaje principal de unión entre familiares y médicos.
La trama del niño con Klinefelter es una propuesta de una asociación médica, con la que colaboramos para que se dé a conocer la enfermedad. Y el que haya un accidente de avión fue una propuesta de producción, que contaba con los elementos para hacerlo, después nosotros, sabiendo que teníamos ese arranque, nos inventamos la historia de la mujer que huye con el dinero, la del novelista que va a reencontrarse con su hijo y complicamos la cosa con la posibilidad de que la madre de Javier vaya en ese avión.
La trama de la "falsa madre" fue una propuesta directa del coordinador, que tenía esa historia en la cabeza y quería verla reflejada. Nosotros la desarrollamos y fue Juan Algarra el que se encargó de dialogarla. Porque una vez que la escaleta está aprobada definitivamente, cada uno de nosotros dos se encarga de dialogar tramas completas (aunque si hay que ajustar uno puede quedarse con una secuencia o dos de una trama ajena porque ambos sabemos muy bien de qué va todo el capítulo).
Y el Gaucher se cierra en nuestro capítulo, pero como también en este capítulo se abría un poco más la trama de Vilches y el padre del paciente que murió antes de recibir el trasplante, pues aprovechamos para unir las dos tramas.
Básicamente, ese fue el origen del capítulo. Cuando lo vea (supongo que esta noche o mañana), os contaré alguna cosita más.
jueves, junio 14, 2007
Acelerón final

A principios de este año comenté que iba por la mitad de la escaleta previa, aunque más que escaleta tendría que llamarle estructura. Es cuiroso cómo las ocho páginas de apuntes van transformándose poco a poco en una historia hilada.
Pues en estos momentos estoy terminando el capítulo clave, el del clímax, el capítulo en que todo se aclara. Por primera vez tengo la sensación REAL de que voy a acabar. Tras el que estoy escribiendo ahora, me quedarán solamente tres por escribir (tal vez cuatro), en el que las cosas se precipitan hacia el final. Del clímax, al anticlímax. En menos de un mes, espero, tendré una versión cero. Después quedará un gran repaso a todo, puliendo incongruencias, cambiando detalles del principio que afectan al final, plantando antecedentes que no he plantado... Y tras eso, lo más trabajoso, reescribir todo, cuidar la sintaxis, pulir el lenguaje, dar unidad...
Ahora sí, ahora pienso que para navidades de este año, dos después de tener la idea, tendré la novela lista para su paseo por concursos y editoriales. Ya os contaré qué tal (Dios mediante, que se dice en mi pueblo).
jueves, mayo 31, 2007
El tonto y el camino
Hace tiempo colgué aquí una página de una escaleta y algunos de vosotros me pedísteis que algún día pusiera una página de escaleta con una de las secuencias correspondientes. Y hoy he entrado en el foro y veo que se pregunta mucho por la frase que Ester le dice a Maca,la del tonto y el camino. Pues bien, para matar dos pájaros de un tiro, aquí va la página de escaleta en la que va dicha secuencia, y la primera página de la secuencia (en verdad tiene una y diez líneas o doce líneas más, pero con poner la primera, vale). Creo que en la grabación se cambió algo el orden de guión, porque, según recuerdo ahora mismo, lo que sigue a esta conversación de Maca y Ester no es la conversación entre Vilches y Lorenzo, sino la atención a la mendiga. Pero ya lo he dicho alguna vez, el guión es un instrumento de trabajo, no una rígida guía que haya que seguir con puntos y comas. Bueno, no me enrollo más, que me voy a ir a dormir. Aquí os dejo, primero la página de escaleta en la que aparece la secuencia treinta y cinco, y después, la página de guión con la frase del tonto y el camino, que es una frase de la cultura popular.
Y ya sabéis, para verlo más grande, sólo hay que pulsar sobre la imagen. (Ah, y esa localización, "M30", no es que se vayan a charlar a la obra de Gallardón, es como llamamos al pasillo semicircular que rodea una parte del hospital)


P.S.: Alguien ha subido a Youtube las intervenciones de Maca y Ester en este capítulo, así que completo esta entrada poniendo el vídeo en el que sale la conversación del tonto y el camino (en el minuto dos y cuarenta segundos más o menos). Ahí se ve, además, que la secuencia sí estaba igual que en el guión. Es que desde hace tres días tengo un año más y ya empiezo a olvidar las cosas.
Y ya sabéis, para verlo más grande, sólo hay que pulsar sobre la imagen. (Ah, y esa localización, "M30", no es que se vayan a charlar a la obra de Gallardón, es como llamamos al pasillo semicircular que rodea una parte del hospital)
P.S.: Alguien ha subido a Youtube las intervenciones de Maca y Ester en este capítulo, así que completo esta entrada poniendo el vídeo en el que sale la conversación del tonto y el camino (en el minuto dos y cuarenta segundos más o menos). Ahí se ve, además, que la secuencia sí estaba igual que en el guión. Es que desde hace tres días tengo un año más y ya empiezo a olvidar las cosas.
miércoles, mayo 30, 2007
Juego de identidades
Acabo de entregar la escaleta del capitulo 191 (primero de la temporada 14), así que tengo un par de horas para volver al blog antes de que el coordinador nos indique los cambios que estime oportuno. Y como hoy se emite un capítulo escrito por el señor Juan Algarra y por mí mismo, pues voy a hacer como otras veces y voy a comentar, simplemente, el título: Juego de identidades.
Recuerdo que cuando estábamos escribiendo el guión (en mi cabeza suena a que fue allá por el pleistoceno), andaba yo leyendo una de las novelas de la saga Canción de hielo y fuego, supongo que Tormenta de espadas. O si no, la había acabado hacía poco. El caso es que me apeteció realizar un modesto homenaje a una historia que tan buenos ratos me estaba haciendo pasar (y que espero que siga haciéndolo). La primera opción fue utilizar los nombres de los personajes, pero me parecían demasiado extraños, incluso castellanizándolos, así que lo que hice fue poner un título que se parecía algo a la primera novela de la saga: en lugar de Juego de Tronos, Juego de identidades.
Y ahora, ¿por qué "identidades"? Pues porque de eso va el capítulo. Una de las reflexiones metafísicas de toda la vida ha sido intentar dar respuesta a la pregunta "¿quiénes somos?". Hoy no es que vayamos a dar esa respuesta, pero sí veremos a personas que se hacen esa pregunta, a personas que esconden una identidad tras su apariencia pública, o a personas que descubren no ser quiénes creían ser.
Y hasta aquí puedo leer.
Recuerdo que cuando estábamos escribiendo el guión (en mi cabeza suena a que fue allá por el pleistoceno), andaba yo leyendo una de las novelas de la saga Canción de hielo y fuego, supongo que Tormenta de espadas. O si no, la había acabado hacía poco. El caso es que me apeteció realizar un modesto homenaje a una historia que tan buenos ratos me estaba haciendo pasar (y que espero que siga haciéndolo). La primera opción fue utilizar los nombres de los personajes, pero me parecían demasiado extraños, incluso castellanizándolos, así que lo que hice fue poner un título que se parecía algo a la primera novela de la saga: en lugar de Juego de Tronos, Juego de identidades.
Y ahora, ¿por qué "identidades"? Pues porque de eso va el capítulo. Una de las reflexiones metafísicas de toda la vida ha sido intentar dar respuesta a la pregunta "¿quiénes somos?". Hoy no es que vayamos a dar esa respuesta, pero sí veremos a personas que se hacen esa pregunta, a personas que esconden una identidad tras su apariencia pública, o a personas que descubren no ser quiénes creían ser.
Y hasta aquí puedo leer.
jueves, mayo 03, 2007
Si dice "barco" tiene que haber un barco, o el cine como cuento

Me quedo con una comparación. Frederic Raphael dice que una película no es como una novela, sino como un cuento. No hay tiempo para profundizar demasiado en los personajes, por eso hay que dar datos que lleguen al espectador de manera rápida, poner símbolos que se puedan usar para evitar largas explicaciones. Pone el ejemplo de cómo Mark, el protagonista masculino de la película, es un despistado que olvida siempre dónde ha puesto su pasaporte. Durante toda la película se utiliza ese recurso varias veces, él, el hombre, buscando desesperadamente el pasaporte, y ella, su mujer, que lo deja desesperarse durante un rato para sacarlo con tranquilidad de algún sitio. Con este gesto, el guionista quería dar a entender que por mucho que cambiaran las circunstancias, por mucho que el personaje evolucionara, en el fondo seguía siendo el mismo: un tipo despistado, necesitado. Y por otro lado, que en esta relación (como en la mayoría, afirma) el hombre es el niño que nunca termina de crecer y la mujer es la que tiene que poner el toque sensato.
Además, habla de su sistema de trabajo. Para construir el guión, escribió cada historia por separado (los protagonistas son los mismos, pero cada historia es una parte de un viaje en una época de su vida). Después dividió cada una en elementos y escribió los elementos en fichas diferentes. Finalmente, ordenó estas fichas según le parecía que combinaban mejor y agrupó todas las fichas en un taco, como si fuera una baraja de cartas. Su manera de escribir consistía en ir sacando una a una cada ficha e ir escribiendo la secuencia que correspondía. Vamos, lo que se dice una escaleta.
Por otro lado, escuchando los comentarios a la película de Stanley Donen, también hay un dato curioso sobre la relación entre guión y producción. El guionista no había ido al rodaje (suele ser lo normal), y Stanley Donen no conseguía encontrar un barco para rodar una escena del guión. Al parecer, todos estaban ya alquilados. Nada, que no había manera. Desesperado, Stanley Donen telefoneó a Raphael y le comentó: "No hay manera de encontrar un barco, no sé qué vamos a hacer". Raphael dudó y acabó preguntando "¿Qué barco?", a lo que Donen le replicó: "Si en el guión pones barco, tiene que salir un barco".
jueves, marzo 22, 2007
Miscelánea
Misión cumplida, escaleta rehecha, aprobada y dispuesta para pasar a convertirse en guión. Pero como aún así no tengo mucho de lo que hablar ahora mismo os dejo dos o tres cositas.
Primero, una entrevista que le hacen a Lluis Marco en 20 minutos y en la que habla entre otras cosas de MIR y Hospital Central. Aquí está.
Segundo unos valiosos y sencillos consejos que nos da El guionista hastiado para que seamos si no mejores personas, al menos sí mejores guionistas (o más efectivos). Aquí los podéis leer.
Y para terminar, en Vayatele, nos cuentan que HBO busca sustituto para Los Soprano. Difícil lo tiene. Pinchando lo leeréis.
Nada más, por ahora.
Primero, una entrevista que le hacen a Lluis Marco en 20 minutos y en la que habla entre otras cosas de MIR y Hospital Central. Aquí está.
Segundo unos valiosos y sencillos consejos que nos da El guionista hastiado para que seamos si no mejores personas, al menos sí mejores guionistas (o más efectivos). Aquí los podéis leer.
Y para terminar, en Vayatele, nos cuentan que HBO busca sustituto para Los Soprano. Difícil lo tiene. Pinchando lo leeréis.
Nada más, por ahora.
miércoles, marzo 21, 2007
La Reina y Yo
Correría el año 77. Mi hermano tendría un año y mi otro hermano aún no había nacido. Y ese año, los Reyes de España hicieron una gira por los pueblos de su país.
Mi madre tenía que quedarse a cuidar del pequeño, de manera que ahí íbamos los tres hombres - mi padre, mi hermano y yo - con nuestras mejores ropas camino de la Plaza del Ayuntamiento. La plaza estaba repleta de gente. Los balcones del ayuntamiento habían colgado sus mejores estandartes. Y algo que me llamó mucho la atención fue que habían pintando los troncos de los naranjos con cal o algún tipo de pintura blanca.
Mi padre nos metió en medio del bullicio, y al momento, allí estaban: los Reyes de España. Como éramos muy pequeños, mi padre nos iba turnando sobre sus hombros a mi hermano y a mí para que viéramos bien.
Era muy niño, pero aquello me encantó. Sentí que mi pueblo era importante porque alguien que salía en la tele había venido y nos había saludado a todos. Por primera vez experimenté la sensación de pertenecer a una masa.
Eso sí, lo único que recuerdo del discurso es que el Rey dijo en más de una ocasión su famosa coletilla: "La Reina y yo..."
En la foto estoy en algún banquete de la época con mi hermano mayor y una prima.
jueves, marzo 15, 2007
Escaleta por aquí, escaleta por allá
El otro día comentaba que no tenía tiempo para escribir aquí porque estaba metido de pleno en la escaleta del capítulo 187. En ello sigo. Probablemente mañana entreguemos una primera versión. Y no es la primera vez que hablo de la dichosa "escaleta". Incluso he llegado a subir la foto de los post-its que usábamos para organizarnos. Pero hoy, con la cabeza repleta de secuencias que van y vienen, de personajes que pasan de un sitio a otro, de mezclar, barajar, organizar, sustituir, me he dicho: "muchos de los que pasan por aquí no trabajan en el medio", y he pensado que sería buena idea subir la foto de una página de una escaleta. Para la ocasión he escaneado una página de la del último capítulo de la decimosegunda temporada, aquel de los cuentos. Hay muchas formas de escaletar, y probablemente guionistas que trabajen en otras series lo hagan de otra forma, pero aquí os dejo la imagen de cómo lo hacemos en Hospital Central. Sólo tenéis que pinchar sobre la imagen para ampliarla. 
Los nombres en rojo son los personajes que aparecen en cada secuencia. Ah, y como véis en una secuencia aparece Dávila, pero después no aparecía en el capítulo y hubo que sustituir todas sus intervenciones.
Los nombres en rojo son los personajes que aparecen en cada secuencia. Ah, y como véis en una secuencia aparece Dávila, pero después no aparecía en el capítulo y hubo que sustituir todas sus intervenciones.
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