Como he dicho hoy mismo, tenía que ver el pequeño documental en el que el guionista de Dos en la carretera, Frederic Raphael contaba cosas. Y la verdad es que en sólo veinticuatro minutos ha dicho algunas bastantes curiosas.
Me quedo con una comparación. Frederic Raphael dice que una película no es como una novela, sino como un cuento. No hay tiempo para profundizar demasiado en los personajes, por eso hay que dar datos que lleguen al espectador de manera rápida, poner símbolos que se puedan usar para evitar largas explicaciones. Pone el ejemplo de cómo Mark, el protagonista masculino de la película, es un despistado que olvida siempre dónde ha puesto su pasaporte. Durante toda la película se utiliza ese recurso varias veces, él, el hombre, buscando desesperadamente el pasaporte, y ella, su mujer, que lo deja desesperarse durante un rato para sacarlo con tranquilidad de algún sitio. Con este gesto, el guionista quería dar a entender que por mucho que cambiaran las circunstancias, por mucho que el personaje evolucionara, en el fondo seguía siendo el mismo: un tipo despistado, necesitado. Y por otro lado, que en esta relación (como en la mayoría, afirma) el hombre es el niño que nunca termina de crecer y la mujer es la que tiene que poner el toque sensato.
Además, habla de su sistema de trabajo. Para construir el guión, escribió cada historia por separado (los protagonistas son los mismos, pero cada historia es una parte de un viaje en una época de su vida). Después dividió cada una en elementos y escribió los elementos en fichas diferentes. Finalmente, ordenó estas fichas según le parecía que combinaban mejor y agrupó todas las fichas en un taco, como si fuera una baraja de cartas. Su manera de escribir consistía en ir sacando una a una cada ficha e ir escribiendo la secuencia que correspondía. Vamos, lo que se dice una escaleta.
Por otro lado, escuchando los comentarios a la película de Stanley Donen, también hay un dato curioso sobre la relación entre guión y producción. El guionista no había ido al rodaje (suele ser lo normal), y Stanley Donen no conseguía encontrar un barco para rodar una escena del guión. Al parecer, todos estaban ya alquilados. Nada, que no había manera. Desesperado, Stanley Donen telefoneó a Raphael y le comentó: "No hay manera de encontrar un barco, no sé qué vamos a hacer". Raphael dudó y acabó preguntando "¿Qué barco?", a lo que Donen le replicó: "Si en el guión pones barco, tiene que salir un barco".
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