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domingo, diciembre 02, 2007

Diálogos: el reino de la verosimilitud

Se lo prometí a Víctor y aquí va mi respuesta a la pregunta que me hizo en Zaragoza el miércoles pasado.

Antes que nada, sigo pensando que lo mejor que se puede hacer para aprender a dialogar es lo que le dije aquel día: dialogar, dialogar mucho. Si tienes una escaleta, comienzas a dialogar y lo mejor es hacerlo sin detenerse mucho en que quede perfecto, sino dejándote llevar. Cuando hayas escrito veinte o treinta páginas, ya habrás pillado el tono a tu personaje. Una vez que lo tengas todo, vuelves al principio y reescribes los diálogos. A esas alturas, ya sabrás cómo habla cada uno y qué quiere decir.

Ahora, vamos a algunas cosas más “de manual”.

Con las lógicas excepciones (una adaptación de La vida es sueño, por ejemplo, o una obra de arte y ensayo), los diálogos de ficción siempre tienden a la verosimilitud. Da igual que quien hable sea un trabajador de la mina que un superhéroe, un abogado que un elfo, todos deben transmitir verosimilitud. Fijaos que digo verosimilitud y no realismo, porque un diálogo no debe “ser” real, sino “parecer” real. Recuerdo que Javier Palmero contaba en un curso sobre guión que él intentó una vez transcribir diálogos grabados en una corrala de vecinos a un guión. Cuando aquello se rodó, sonaba todo tan falso que tuvieron que cambiarlo.

Los diálogos deben transmitir información, pero si son expositivos (por ejemplo, contando al otro algo que el otro ya sabe), son malos. Deben ser lo más corto posible. En Hospital Central tenemos una regla inamovible de no pasar de las tres líneas (y eso ya se considera mucho). Deben completar la acción, pero no redundando en ella, sino aportando algo nuevo o incluso ofreciendo un contrapunto. Un diálogo, por esto mismo, no siempre está diciendo lo que dicen las palabras, a veces hay un mensaje de fondo, el subtexto.

Como no me gusta hacer entradas muy largas y esta ya empieza a serlo, voy a terminar contando un “truco” para abordar una secuencia a la hora de dialogarla. Tenemos en la escaleta, como puro ejemplo inventado, que la Sec. 22 es: “Marta se encuentra con Luis en la cafetería y le dice que no va a cenar con él porque ha descubierto que Luis es un asesino en serie”. Podemos empezar la secuencia con Luis esperando y Marta entrando, con Luis y Marta ya hablando del tema, con Marta mirando por la cristalera sin atreverse a entrar, etc. Y podemos acabar con Marta diciendo “Sé que eres un asesino”, o con Luis reaccionando a esto, o con Marta saliendo por la puerta, o con Luis persiguiéndola, etc.

Con esto, lo que quería decir es que la escaleta nos da normalmente el objetivo de la secuencia, pero a la hora de escribir los diálogos tenemos que pensar dónde empezamos, qué objetivo tiene cada personaje dentro de la secuencia, qué actitud tiene cada uno, cómo cambia la actitud a lo largo de la secuencia, y cómo acaba. Lo mejor es “entrar tarde y salir pronto”, pero como toda regla, las excepciones son tan numerosas que podían formar otra regla.

Eso sí, en una secuencia, se debe entrar por una puerta y salir por otra. Si la acción no ha avanzado (o no hemos descubierto algo importantísimo sobre los personajes), la secuencia puede quitarse del guión sin problemas.

Suficiente por hoy. Si os ha parecido interesante, habrá segunda parte. Si no, perdón por el rollo.

12 comentarios:

Carmen dijo...

Aunque yo no me dedique a escribir guiones ni nada de eso...a mi si que me ha parecido interesante Antonio...asi que cuando quieras, yo espero segunda parte muy gustosamente! ;-)

Por cierto, me regalaron ayer la temporada 11 de Hc...y es una vergüenza lo que llaman "extras" de dvd...ya se lo podrían currar un poquito más.

Anónimo dijo...

Pues sí que es interesante, Antonio, yo también me sumo...Queremos más. (Yo sí que podía haberme dedicado a escribir si las circunstancias hace mucho, mucho tiempo, hubieran sido otras, en fin...nostálgica)
(Menos mal que tú no has tenido nada que ver con el cambio del formato del blog y los malos han sido los del google, qué susto)

Anónimo dijo...

Me ha encantado esta pequeña master-class. Me apunto a la siguiente...

Anónimo dijo...

Antonio, no has comentado una que me parece esencial (aunque quizás no sea estrictamente "de diálogo", sino de secuencia) Esa que dice "Entra tarde, sal pronto". Y cómo tú lo explicas mejor que yo, pues te dejo que lo hagas (Si quieres)

Por cierto, que nos trajiste los bíberes ni las mantas el sábado. Tuvimos que rendirnos e irnos a beber cerveza. Todo por tu culpa :=)

Guillermo.

Anónimo dijo...

Muchas gracias Antonio, me ha parecido genial y TAMBIEN QUIERO MAS! :D

Siempre he oido eso de que los dialogos deben ser cortos, pero me he fijado que en muchas películas se pasan por el forro esa "regla" con muy buenos resultados.

Otra cosa que me llama la atención son dialogos que no llevan a nada, como por ejemplo la secuencia de Pulp Fiction en la que Travolta y Samuel L. Jackson hablan sobre hamburguesas en el coche, se podría decir que esa conversación sobra, pero lo cierto es que enriquece el conjunto del dialogo. ¿Podrías explicar por que queda tan bien ese dialogo? Se que son palabras mayores y que debe ser dificil explicarlo pero me llama mucho la atención.

Un abrazo y gracias por todo!

Zero Neuronas dijo...

Evidentemente, Víctor, muchas veces saltarse la "regla" da unos resultados excelentes, pero eso no quita para que la regla funcione. Hacer diálogos largos y buenos es mucho más difícil que hacerlos cortos y buenos. Hay gente capaz de saltar ocho metros de longitud, pero otros nos conformamos con saltar un charco.

Lo de Pulp Fiction es caso aparte. Los diálogos son geniales, y esa conversación no sobra tanto como crees, porque nos aporta muchísima información sobre los personajes (su catetismo, su visión de la vida...). Además, creo que ahí hablan también sobre el masaje en los pies, algo que tendrá mucha importancia en el desarrollo de la película. A ver si vuelvo a verla, que la tengo por casa.

Anónimo dijo...

Gracias por otra clase magistral Antonio

Anónimo dijo...

Gracias Antonio por compartir con nosotros tu experiencia en el tema. Yo me dedico en plan amateur al teatro y en cierta ocasión úna actriz dijo que si un texto se te atraganta, no le des más vueltas, cambia el texto. Qué piensas tú de eso, yo me imagino que a un guionista no le hará mucha gracia que se cambie el texto. Gracias por tu respuesta

Zero Neuronas dijo...

Esa actriz tenía razón. El texto se escribe para que se diga bien, si no se puede decir con facilidad, lo mejor es cambiarlo. De hecho, yo una vez escribí un sketck para el programa La vuelta al mando (Antena 3) y me reservé un papelito para mí mismo con una sola frase. Cuando fuimos a grabarlo, la frase no me salía. Como yo era el guionista, la cambié allí mismo. El guión es un instrumento de trabajo.
Otra cosa es cambiar las frases por puro capricho... Ahí sí que nos enfadamos. :-)

Miss Julie dijo...

¡Qué grande eres, maestro! Me he permitido recomendar a unos guionistas noveles que ahora se enfrentan a este asunto del diálogo que se den una vuelta por aquí. ¡Queremos la segunda parte, por favor!

Zero Neuronas dijo...

Muchas gracias por recomendarme, Miss Julie, pero apenas he dado cuatro conceptos ya muy conocidos.
De todas formas, la segunda parte queda prometida desde ya.
Besos.

Anónimo dijo...

La verdad es que te explicas muy pero que muy bien, se entiende todo prefectamente, muchas gracias por esta leccion.