Ya dije ayer que estoy pasando unos días tranquilamente en mi pueblo. Aquí me creía lejos de los atascos (en mi pueblo también los hay, pero nada que ver con los de Madrid), lejos de las grandes obras (en mis pueblo también las hay, pero nada que ver con las de Madrid), lejos de las prisas (de eso no hay tanta)...
Pero no puede ser. El señor Gallardón, empeñado en que todos los que viven en Madrid lo voten en las próximas elecciones, se ha enterado de que me he ido unos días y se ha puesto manos a la obra. Ayer estaba tan pancho viendo la tele, cuando vi, no una, ni dos, sino hasta tres veces, un anuncio en el que el Madrid de principios del siglo XX se iba transformando hasta un Madrid-Blade Runner del 2007. Una voz me pregunta entonces:
A lo que yo respondí: !!!AAAAAAAAGGGGG!!! ¡Déjame en paz!
Cielo Santo, ni escapándome a más de quinientos kilómetros de Madrid me libro del señor Gallardón y su cháchara barata. Bueno, de barata nada, que Dios sabe la cantidad de dinero que se habrá gastado para que el anuncio de un ayuntamiento se vea en toda España. Si eso lo hace un municipio catalán, ya me veo yo a Acebes diciendo cualquier cosa sobre la unidad rota de España.
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