Ayer vi El secreto de Anthony Zimmer. Se supone que es un thriller, que uno se va a encontrar intriga, acción, suspense, sorpresas... Pero lo que uno se encuentra es un globo muy vistoso que se desinfla enseguida.
A ver, ya cité una vez a Chersterton para hablar de Chinatown. En aquella ocasión recordé su principio de que el alma de los cuentos de detectives no es la complejidad, sino la sencillez. Muy acorde con esta idea, está esta otra extraída del mismo texto:
Los escritores tienen la extraña idea de que su trabajo consiste en confundir a sus lectores y que, mientras los mantengan confusos, no importa si les decepcionan. Pero no hace falta sólo esconder un secreto, también hace falta un secreto digno de ocultar. El clímax no debe ser anticlimático.Me parece que el director y guionista de esta película debería haber leído el breve texto de Chersterton. Para no destripar la película sólo diré que empieza bien, utilizando la estructura tan de Hitchcock de meter a una persona normal en un complot en el que se siente como pez fuera del agua, pero del que tiene que salir por sus propios medios.
Sin embargo, muy pronto la cosa empieza a no tener sentido. Ocurren cosas que no te explicas, no entiendes la motivación de los personajes, todo se hace complicado cuando podría ser muy simple. Y encima, cuando sucede ese supuesto giro genial, la explicación a todo, te das cuenta de que todo lo que te han contado no tiene ningún sentido. Si alguna película no aguanta una segunda visión, ésa, desde luego, lleva el nombre de Anthony Zimmer.
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