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jueves, enero 26, 2006

Chinatown, engranaje perfecto


Hace muchos años ví por primera vez Chinatown, la película de Polanski. Recuerdo que me gustó, pero tampoco me pareció la leche. Sin embargo, después, en muchos manuales de cómo escribir guión y en algún que otro curso, la ponían como ejemplo.
Tras años del primer visionado, y tras haber olvidado lo que leí en los libros sobre ella, el lunes volví a verla. Realmente, esta vez sí que me ha gustado, y no es por sugestión de lo que leí.
Es una película bastante redonda. La trama parece complicada pero es de extrema sencillez, y como dice Chersterton hablando de las claves de un relato policiaco: "El segundo gran principio es que el alma de los cuentos de detectives no es la complejidad sino la sencillez. El secreto puede ser complicado pero debe ser simple. Esto también señala las historias de más calidad. El escritor esta ahí para explicar el misterio pero no debería tener que explicar la propia explicación". Y eso lo hace a la perfección el guión de Chinatown.

Lo más remarcable es que absolutamente todas las secuencias tienen un sentido. Todas cumplen ese principio de un buen guión que es que cada secuencia "debe entrar por una puerta y salir por otra".

Lo curioso es que el guión tuvo muchos retoques, al principio era un tocho enorme, después se fue puliendo, incluso la última secuencia (inolvidable) no estaba clara casi hasta el final del rodaje. Pero, como ocurrió en Casablanca, lo que importa es el resultado.

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