Jarhead, arena sin sangre

Hace muchos años mi hermano mayor hizo la mili. Yo le pregunté qué tal, qué se hacía en el cuartel. La respuesta era "vaguear". Entre la cantina, las revistas pornos y unos escasos minutos de actividades, la mili servía básicamente para pasar unos meses ganduleando.
Pues bien, este fin de semana he vuelto a ir al cine después de algún tiempo faltando cuando pasaban lista. He ido a ver Jarhead. Realmente, no entiendo por qué la gente ha criticado a la película por no posicionarse, yo sí veo una actitud antibelicista, pero de una manera bastante inteligente. Entender lo que sienten los marines no es malo, son personas con sus cosas buenas y sus cosas malas. Pero, en fin, para hablar sobre eso es mejor leer otros blogs.
Y volviendo a nuestra castiza mili, los españoles no están tan alejados de la máquina militar que es Estados Unidos. Ellos gandulean con sus raps y sus gorros de Papá Noel y nosotros con Camela y gorros de Papá Noel. Tal vez se deba a que el vacío existencial que provoca una situación en la que el hombre queda anulado para pasar a formar parte del grupo es algo universal, tal vez porque estar preparándote duramente para algo que nunca vas a realizar es frustrante en uno y otro lado del charco...
En una película, (creo que en la versión de La noche y la ciudad de Jules Dassin) se dice que "no hay nada peor que un artista sin un arte". Tal vez algo así les suceda a estas chavales.
En definitiva, una gran película que va más allá de la reflexión sobre la guerra y reflexiona sobre los seres humanos.