Ayer fui a ver el espectáculo de Eva la Yerbabuena en el Matadero de Legazpi. Hay que ver lo que se puede hacer con dos piernas, dos brazos, una cabeza y un tronco.
Se alternaban números en solitario de la Yerbabuena, con números de su cuerpo de baile, un cuerpo pequeño de sólo tres bailaores y tres bailaoras, pero que tenían montada una coreografía muy vistosa. Debo reconocer que en los números en solitario a veces se me iba un poco la cabeza en esos inicios de recreación de ritmos lentos, pero poco a poco aquello iba creciendo, creciendo, creciendo, tomando fuerza y acababas con los pelos como escarpias. Viendo algo así se entiende por qué el flamenco triunfa en todo el mundo.
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