Apitiké

Apitiké
Nuevo servicio para escritores

martes, julio 11, 2006

El primer gran festival

Pasaron los festivales de primavera (Festimad, Viñarock, etc.) Llegan los festivales de verano, los que empiezan desde finales de Junio en adelante. Antes de que empiece el FIB, este fin de semana hemos asistido a la retransmisión en directo del primer gran festival del verano, con una gran afluencia de público y similar desarrollo que todos los festivales.

Como pasa en tantos festivales, los artistas invitados tenían sus cosas de divos. No es que reclamaran toallas a toneladas, pero se les construyeron apartamentos para que no tuvieran que dormir en campings, hoteles o sitios peores.

Además, para que nadie se perdiera las actuaciones, se montaron más de cuarenta pantallas gigantes y se colocaron siete mil urinarios. Y como en todo festival hay siempre alguien que quiere dar el cante, se montó un dispositivo con más de cinco mil policías.

Para el evento, se construyó un gran escenario de 2.900 metros cuadrados, que costó casi un millón de euros, porque se le dotó con un microclima para que los sufridos artistas no sufrieran (valga la redundancia) ningún desmayo y pudieran deleitar a la legión de fans que llegaron de todas partes.

Después, todo discurrió como discurren todos los festivales. La gente comprando camisetas de sus ídolos, la gente acampando, algunos grupillos tocando sus canciones favoritas tirados en el cesped, gente de diversos sitios que se conoce y se cambia los teléfonos... Lo típico.

Y llegó el momento de la actuación. El público se entregó a sus artistas favoritos y aplaudió las intervenciones con gran goce, grandes ovaciones cuando apareció el cabeza de cartel,... más de lo típico.

También hubo cosas malas, como en todos los festivales: el cesped destrozado cuando acabó todo (a ver si no pasa como en el Soto de Móstoles y no utilizan esa excusa para que este festival no se celebra más), algún desmayo, y parece que como desde hacía tiempo algunos indigentes vivían por la zona, en lugar de proporcionarles ayuda o algo así, los largaron de allí a otra parte, pero bueno, son cosas menores que la ocasión se merecía.

Al fin y al cabo, el cabeza de cartel era Benedicto XVI.

1 comentario:

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJA y eso que dicen que la Iglesia no sigue las modas... muy bueno