Ahora que acabo de hablar tangencialmente de Perdidos, me ha venido a la cabeza la que considero una de las mejores series de la televisión actual: Los Soprano. Eso SÍ es una serie. Podrá gustarte más o menos, podrá parecerte más o menos real, pero desde luego te da la sensación de que todo está pensado, de que hay una cabeza detrás de todo eso. ¡Y qué cabeza! Si tengo que reclinarme ante un producto televisivo, me reclino ante Tony y compañía.
Vamos a ver, a mí me encanta la fantasía, me encantan las películas de misterio, me encantan las sorpresas, pero también me encanta que tras esa fantasía, ese misterio y esas sorpresas haya un camino. Y en Perdidos, lo siento, no veo el camino.
Y hablando de caminos, los títulos iniciales de Los Soprano muestran a Tony Soprano en su coche recorriendo diversos lugares de New Jersey. Reconozco que en la cuarta temporada eché de menos un cambio de cabecera, esa empezaba a cantarme (que me guste una serie no quiere decir que tenga que gustarme todo de ella). Pero hoy he descubierto qué es cada una de las cosas que aparecen. Ese viaje inicial de Tony nos muestra gran parte de su mundo. ¿Y la cabecera de Perdidos? No existe (Bueno, esto ya es criticar por criticar, lo sé, pero podían haberse currado algo).
Por cierto, a ver si aparece pronto la quinta temporada de Los Soprano en DVD, porque vivo sin vivir en mí.
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