No voy a hablar de un ingrediente recién descubierto, sino de algo tan antiguo como el ajo. Lo que pasa es que el otro día se me ocurrió una nueva forma de usarlo, al menos para mí (porque seguramente ya muchos cocineros hacen lo que voy a contar).
El caso es que estaba preparando una ensalada mientras freía algo y pensé: "el ajo frito me encanta, ¿qué tal si corto un diente en láminas, las frío y las añado a la ensalada?".
Dicho y hecho. Freí unas láminas de ajo y las incorporé a una ensalada de lechuga, tomate, atún, maíz, nueces, alcaparras y no recuerdo si algo más. El toque a ajo frito me encantó.
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6 comentarios:
Antonio, fríe en un poco de aceite un par de ajos cortados en trocitos muy pequeñitos. Riega con eso unos cogollos de lechuga a los que, previamente, les hayas puesto sal. Ya me dirás...
La de cosas buenas que nos perdemos por no probar, y no me refiero sólo a comer.
Yo lo que hago algunas veces es restregar un ajo en el fondo del plato o la fuente donde va la ensalada.
Juanma, una "receta" con algo parecido a lo que cuentas ya la colgué aquí hace tiempo con el nombre de Perdiz de campo. La verdad es que está rico.
Y Carmen, me gusta tu truco, creo que voy a probarlo también.
Vale, Arguiñano, ya lo he visto.
Que tengo que decirte que he entrado en el blog de tu novela del hada como un elefante en una cacharrería, que lo siento...
No te preocupes, Juanmma, ya he entrado en el blog de mi novela y te he contestado allí.
No estaría mal que acabaran sacando una colección: "autores loreños", cada quince días en su kiosco.
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