o, algo que me encantaba, los superhéroes. De todos los que por entonces caían en mis manos, creo que Spiderman era el que más me gustaba, porque tenía problemas con sus compañeros de clase, con sus tíos... Recuerdo que cuando conseguía hacerme con un ejemplar, después leía más acudiendo a un quiosco y cambiando el leído por otro de segunda mano al precio de una peseta. Peseta a peseta (además de los que conseguía prestado) leí bastante de aquellos tebeos.
El año pasado, Panini sacó una edición recopilatoria de aquellas primeras historias. Hace muy poco me hice con el primer volumen. Me ha sorprendido la ingenuidad de las historias (e incluso del dibujo), lo antiguo que ha quedado narrativamente, con esos bocadillos explicando lo que ya estamos viendo en el dibujo, los chistes tan traídos a contrapelo... pero me encanta. Leer estos tebeos está suponiendo un viaje al pasado como no sospechaba. Cada página leída vuelvo a finales de los setenta, cuando unas páginas más manoseadas pasaban frente a mi vista y se clavaban en mi subconsciente para siempre. Parafraseando la película "Cuenta conmigo", no hay lecturas como las de la infancia.