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sábado, octubre 21, 2006

El laberinto del fauno: dos por uno.


Ya se ha escrito sobre El laberinto del fauno en casi todos los blogs habidos y por haber. Tanto, que he estado tentado de no hacerlo yo, pero como no he leído lo que yo pienso (digo "no he leído", no que no lo hayan escrito por ahí), pues planto aquí mi opinión advirtiendo antes que quien no haya visto la película pare aquí mismo, porque no voy a escatimar en spoilers.

A ver, antes que nada, a mí me gustó mucho. Entré en el cine, me metí en la atmósfera de la película, me dejé llevar y me lo pasé en grande durante las casi dos horas de película, tanto, que se me hicieron cortísimas. Y con eso ya estaría todo dicho, porque a eso es a lo que va, o debería ir, uno al cine.

Pero al día siguiente, charlando sobre la película, un compañero de trabajo me puso los puntos sobre las arbitrariedades y defectos del guión, algunos de los cuales yo había notado (y me había dado igual) durante la proyección, y otros de los cuales se me habían pasado por alto, tal vez por esa misma entrega con la que me estaba tragando la historia.

No voy a decir yo que sea una película tan redonda como se comenta por ahí, pero es que creo que en general se está haciendo una división errónea sobre la película, y que incluso el mismo Guillermo del Toro la hace. A mi modesto entender (¿se dice así?), no es una película con una parte real y otra fantástica, no es un cuento insertado en un contexto real: son dos cuentos enlazados. Sí, para mí la parte supuestamente "real" es otro cuento en el que los monstruos no tienen los ojos en las manos, sino sobre la nariz, en la que el ogro lleva traje de militar, en la que los buenos son tan bobalicones porque aún no han perdido la inocencia. Así, la sangre inocente de la niña es el equivalente a la sangre inocente de los maquis. Son la misma historia.

Tomándolo así, me trago que Mercedes (Maribel Verdú) no se cargue a Sergi López cuando puede hacerlo, me trago que entregue una llave que sólo sirva para que después la pillen (¿para qué necesitaban los maquis la llave teniendo bombas?). Pero es que las llaves y las cerraduras son muy importantes en los cuentos. Siendo todo un cuento, me dejé llevar, me dejé arropar en la butaca y sufrí con los personajes. Si llego a pensar que la parte real es real, seguramente también me hubiera parecido que aquello no había quién se lo tragara.

Por eso tampoco me parece que las dos partes estén tan inconexas como se escribe por ahí. Una es un cuento según la ve una niña, y otro es un cuento según la ve un niño que ha crecido un poco. O como diría esa mujer asiática de Eva Hache: así me lo enseñaron a mí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mi me gsuto mucho, se pasa las 2h como el coche de alonso, la niña chcapo, nos hace ver con su papel las dos formas de ver su drama, a cual mas real. Verla os gustara