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martes, abril 04, 2006

Santos Inocentes

Nada más llegar al aula, nos presentamos. "Yo soy Guillermo", "y yo Antonio". Y tras este breve contacto, ya vimos un niño que levantaba la mano pidiendo intervenir. Le dimos paso y su comentario fue (mientras sonreía): "Así se llaman mis tíos, Guillermo y Antonio". De esa manera comenzamos nuestra visita a un colegio de Velilla de San Antonio para hablar con chavales de ocho y nueve años sobre Hospital Central y la tele en general.

La verdad es que nos lo pasamos muy bien. Si algo bueno tienen los niños es que aún no conocen filtros que les impidan expresar ciertas cosas. Muchos de ellos se interesaban por saber si la sangre que aparece es real, si los accidentes son reales, si las operaciones son reales... Para ellos la diferencia entre ficción y realidad aún no está marcada del todo. De hecho, una niña preguntó por qué ponían anuncios en medio de las películas. Ella creía que lo hacían para volver a maquillar a los actores o para que se aprendieran lo que tenían que decir después. Tuvimos que explicarle que las películas llevan ya mucho tiempo grabadas, que los actores no están ahí mientras se emite, y que los anuncios se ponen porque de ahí sacan dinero las teles. Tal vez no debimos hacerlo, pero en fin, tarde o temprano se iba a enterar.

En otro momento, Guillermo puso un ejemplo de trama con una aguadilla. Un niño levantó su mano. Cuando le dejó hablar, explicó: "A mí mi primo me hizo una aguadilla". Otro le siguió con su mano en alto: "Mi hermano me hizo una aguadilla de dos minutos". Las manos se alzaron una a una. Todos y cada uno de los niños y niñas de la clase comenzaron a contar sus experiencias con aguadillas.

Para después del recreo les pedimos que inventaran un personaje y desarrollaran una historia con ese personaje. Hubo muchos atropellos, muchos embarazos y muchos futbolistas. Copio una de las historias casi al azar:

Alvaro era un niño muy bueno. Tenia 10 años. No hacia aguadillas y sacaba buenas notas. Pero tenia un problema. Que no tenia amigos. Un dia cruzo la calle sin mirar y lo atropellaron. Le llevaron al hospital central. Se había roto la pierna y estaba muy triste por que su ilusion era jugar al futbol. Los medicos le arreglaron la pierna. Entonces ya pudo ser futbolista.

Lo he copiado tal cual, sin corregir, y no hay ni una falta (bueno, no hay acentos, pero son chavales de nueve años).

Otra joya copiada tal cual: Se llama: Ana tiene 20 años va a hacer un curso al Ospital Central tiene un novio que se llama: Angel tiene 21 años. Es especializado en pediatria y Ana se puso enferma con gastronteritis y le tuvieron que hacer un lavado de estomago y se recupero. Y luego se quedo embarazada.

Buen final para la historia, al final a todos nos interesa lo mismo: las ilusiones, la salud y el amor. En fin, que en el breve espacio de un post no puedo reflejar mucho más, pero lo pasamos realmente bien.

1 comentario:

GraceNoPerdona dijo...

Conclusión, el niño de las aguadillas se siente solo y la otra niña está enamorada de un tal Antonio o de alguien cuyo nombre empieza por A... y sí, tienes razón al fin y al cabo lo que nos interesa a todos es lo mismo... desde que somos unos críos.
Hacía mucho que no me pasaba por tu blog.
Un saludínn