Apitiké

Apitiké
Nuevo servicio para escritores

jueves, abril 27, 2006

Pobres ardillas

Para empezar, recurro al tópico. Dicen que hace muchos, muchos años, una ardilla podía atravezar la península ibérica de cabo a rabo, de Gata a Finisterre, de Rosas a San Vicente, sin bajarse de los árboles. Hace también mucho, mucho tiempo, que eso es imposible. Y cada día más.
Ahora, el Gran Constructor, el inefable Gallardón, se propone talar una serie de árboles del Paseo del Prado de Madrid para "ampliar el espacio peatonal" (??) y añadir un nuevo carril para los coches, para descongestionar, dice (o creo que dice). La Baronesa Thyssen, rica pero sensible a sus cosas, ha saltado hecha una fiera. Y menos mal que salta alguien así, porque si lo hace un pobre desharrapado, enseguida lo llaman "pancartista" o cosas peores. Si la baronesa cumple su promesa y se ata a un árbol, creo que deberíamos seguir su ejmeplo sin rechistar. Y aunque ella no lo haga, nosotros sí. Yo no soy ecologista, prefiero una buena tarde en un bar de cañas que un día en el campo, pero no podemos dejar que este hombre siga talando todo poco a poco.

¿Qué locura se ha apoderado de Gallardón? No me creo que lo haga por el bien de la ciudad, incluso ya no me creo que lo haga por obtener beneficios para su propio bolsillo. Aquí hay algo más. Si los ingleses tuvieron que admitir la locura de su Rey Jorge, ¿por qué nosotros no podemos admitir la de un simple alcalde? A este hombre habría que encerrarlo en algún sitio tranquilo y estudiar con detenimiento qué le pasa, cómo funciona su cerebro.

O eso, o no volver a votarlo nunca más.

No hay comentarios: