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martes, marzo 16, 2010

Del latín umbilicus

El otro día fui al taller, ya sabéis, a una cosa del coche. La conversación que tuve con el mecánico se pareció mucho a otras conversaciones que he tenido sobre el mismo tema con mucha otra gente. Y me hizo pensar algo que voy a poner aquí. Primero, os cuento el pensamiento, después la conversación.

Los guionistas somos, generalizando pero casi sin excepciones, unos seres egocéntricos e inseguros, una mezcla bastante explosiva. Nos encanta tener blogs en los que contamos que estamos atascados en una secuencia o que hemos escrito veinte del tirón, como si eso interesara a alguien. Hablamos sobre tal película o tal serie como si nuestra opinión pudiera sentar cátedra. Si hablamos de cosas intrascendentes, procuramos que haya cierta dosis de ingenio, que se note que sabemos escribir. Si nos apuntamos a una red social, nuestros estados suelen hacer referencia a lo tarde que nos hemos acostado escribiendo, a lo ajetreada que es nuestra vida social, a lo felices o lo cansados que estamos de este curro. Insisto, como si a alguien le importara.

Los guionistas nos creemos alguien, nos creemos importantes, el ombligo del mundo. No nos conocen por la calle, pero en las conversaciones con desconocidos procuramos que salga a relucir nuestra profesión así como quien no quiere la cosa. Y no, amigas y amigos, no somos nadie. Bueno sí, somos alguien, pero lo mismo que un panadero, un librero o un farmacéutico. Nos creemos que todo el mundo sabe qué es esto de "ser guionista" y que van a abrir la boca a nuestro paso. Pero no, a nadie le importa en absuluto si escribimos con Mac o con Pc, si madrugamos o trasnochamos para escribir, si escribimos a mano o a máquina, con o sin suavizante.

¿Cómo fue, pues, la conversación que me llevó a este pensamiento?

El mecánico sabe que trabajo para la tele, no es la primera vez que voy. Esta vez la conversación fue un poco más distendida. Tras los clásicos improperios contra Zapatero que se llevan hoy en día en este tipo de sitios, volvió a salir a relucir mi trabajo. Él quiso concretar a qué me dedicaba, eso de "la tele" es demasiado amplio. Cuando le dije que era "guionista", se quedó como si le hubiera dicho: "parafernalio". Y es que, amigas y amigos, la gente normal, la que ve la tele, la que sube o baja los índices de audiencia, no suele tener ni idea de que tras lo que dicen los actores de una serie o los presentadores de un programa, hay alguien que ha estado escribiendo en la sombra. Ni les importa. Para la gente, los programas y las series están ahí, y punto. ¿Qué mas da quién los hace? ¿Acaso me pregunto yo quién ha estado ensamblando las piezas de mi Play Station (si la tuviera)? Es más, si me apuráis, casi tampoco me pregunto quién ha creado tal o cual juego.

Porque, señoras y señores, somos tan inseguros que necesitamos creer que lo que hacemos tiene un valor incalculable. Y necesitamos compartirlo para recibir palmadistas en la espalda.

Yo también, claro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues te parecerá mentira, pero sí, vuestro trabajo es muy útil: después de un día largo, bueno o malo pero largo, con lo que a cada uno le toque lidiar, ver una peli o una serie te hace salir de tu realidad por un par de horas , y sentir que has paseado fuera de tu rutina...Es como hacer un viaje virtual de lo más relajante, gracias a vuestro trabajo y el de otros muchos.¡GRACIAS!.(La eterna fans de "los Gómez").

Zero Neuronas dijo...

Pues gracias, enterna fan de "los Gómez". ¿Ves? Esto es una palmadita en la espalda. :-)

Alberto Ramos dijo...

Acabo de descubrir que los parafernalios no somos el ombligo del mundo.