After Dark

Ya sabéis que hace no mucho que descubrí a Murakami. Tras leer Crónica del pájaro que da cuerda al mundo y quedar fascinado, continué con algunas novelas más, un libro de cuentos y, este fin de semana, After dark.

Es una novela corta que más bien parece como si un novelista describiera un guión de cine. Como tal, se lee muy rápidamente, casi del tirón. Y quizá es en esta novela donde por primera vez me he quedado más o menos satisfecho al final.

Siempre que he leído algo de Murakami me he quedado atrapado por su universo onírico pero muy real, sus gatos, sus pozos, sus personajes del pasado que aparecen con un halo de misterio en el presente, su ambigüedad... pero siempre, cuando terminaba la última página, me dejaba un regusto extraño, una incertidumbre sobre qué había leído exactamente, una sensación de que ese no era el final de la novela, de que algo se me había escatimado.

Con After Dark no ha sido así. Puede que se deba a que la he leído en muy poco tiempo, pero Murakami ha conseguido llevarme de la mano todo el rato, acompañando a ese narrador que nos habla de tú a tú y nos cuenta no lo que pasa, sino lo que vemos. O puede que se deba, simplemente, a que toda la novela transcurre en una sola noche, y cuando la noche acaba, no hay más que contar.

El mérito de este hombre es que escribe repitiéndose a sí mismo una y otra vez (al menos por lo que he leído), pero cada novela es igual y muy diferente a las otras.

De mayor, quiero escribir como él.

(La foto es de Curtis Fuller, autor de Five spots after dark, canción de la que la novela coge el título)