El uso de un esquema reiterativo parecido es una de las claves de uno de los éxitos recientes de nuestra televisión: Pesadilla en la cocina. Chicote llega a un restaurante que es un auténtico desastre, descubre todos los horrores que se ocultan allí, afronta los problemas y toma las riendas proponiendo una solución, que según los programas que he visto pasa siempre por una redecoración y un nuevo menú. El restaurante abre sus puertas tras estos cambios, todo parece abocado al más profundo fracaso, pero una nueva intervención de Chicote hace que todo acabe con éxito.
Sabemos que el programa va a transcurrir siguiendo este guión, pero no es sólo que no nos importe, sino que nos hace sentirnos cómodos y, como en aquellos dibujos animados, nos hace preguntarnos cómo va a ser esa propuesta de Chicote.
Sin embargo, creo que la principal clave del éxito es el casting. Uno no deja de sorprenderse con los personajes que pasan por ahí. Me da igual si están dirigidos, exagerados, guionizados o incluso inventados, en cada programa un nuevo personaje resulta todo un descubrimiento, desde aquella cocinera beata hasta el chino con acento andaluz. Desde aquí quiero dar la enhorabuena al equipo de redacción, porque me parece que ha hecho un trabajo excelente.
A ver qué nos depara la próxima temporada.
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