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jueves, noviembre 15, 2012

Una reseña

Hace casi un año me entrevistaron en Radio Asturias sobre la publicación de mi primera novela, El caso del hada falsamente ahogada. Os dejé un enlace para que la escucharais si os apetecía.


En aquella entrevista conocí a Juan José Lage , un apasionado de la literatura juvenil (y de la literatura en general). Charlando con él tras el programa, acabamos hablando sobre Dickens. Yo le comenté que no hacía mucho que había finalizado La soledad de Charles Dickens, así que me pidió una reseña sobre esta novela para la edición monográfica que estaba preparando la revista Platero sobre el autor. Acepté encantado.

Hace un par de días me llegó la revista física a mi casa. Aquí tenéis mi reseña escaneada:

En el texto aseguro que leería más novelas de Dickens. Así fue. Hace poco más de un mes terminé de leer David Copperfield.

Por cierto, falta la última palabra, que no es otra que "fin". Y para quien no quiera dejarse la vista pero quiera leer la reseña, copio aquí el texto. Si lo quieres ver, dale a donde dice "más información":

En el momento en que escribo esto acabo de terminar Grandes esperanzas. He de reconocer que es la primera obra que leo de Dickens (y creo que no me equivoco si afirmo que no será la última). Sin embargo, no he llegado a este autor por su aniversario, sino por casualidad. Me explico.

Hace un par de años mi hermano mayor me habló de “El Terror”, un libro de Dan Simmons que recrea una expedición fallida al Ártico a mediados del siglo XIX. El título hace referencia al nombre del barco principal, el HMS Terror. Leí aquel libro y me atrapó con tal intensidad que pude incluso sentir frío mientras pasaba las páginas en pleno agosto. Por eso, cuando vi que el autor tenía una novela sobre Charles Dickens me dije que tenía que leerla.

Pero, un momento, ¿quién es Dan Simmons? Simmons es un autor norteamericano con una dilatada carrera dentro de los géneros de ciencia ficción, fantasía y terror. Su obra más conocida es la tetralogía Los cantos de Hyperion con la que ganó los prestigiosos premios Hugo y Locus.

Con estos antecedentes podemos entender que en La soledad de Charles Dickens la historia no está contada de una forma totalmente realista, sino que a veces se mezcla lo onírico, lo fantástico y lo terrorífico con lo real, dejando en el lector la decisión de qué partes del relato creer y cuáles considerar pura invención.

En 1865 se produce un terrible accidente de tren en Staplehurst con diez muertos y más de cuarenta heridos. Uno de los supervivientes es Charles Dickens. Sólo cinco años después de este accidente, Dickens muere. Con la excusa de contar estos últimos años, Dan Simmons da un repaso a casi toda la vida y obra del autor.

La verdad es que la novela se debería titular La soledad de Wilkie Collins, porque éste es el narrador que Dan Simmos escoge, un autor contemporáneo, amigo personal de Dickens, que siempre estuvo a su sombra.

Como dice la reseña oficial de la editorial: “De la mano de Collins, el lector descubre la oscura y doble vida que Dickens llevó tras el accidente, sus incursiones nocturnas en los peores tugurios de Londres y su creciente obsesión por la muerte.”

Elegir este personaje para guiarnos permite a Simmons ofrecer la ambigüedad de una visión sesgada de la realidad, sobre todo porque Collins tenía una seria adicción al opio a consecuencia de su severa gota reumática. A veces dudamos de si lo que nos cuenta es real o es lo que la droga le hace ver. Para entender un poco más la relación de Collins con Dickens, copio aquí un fragmento de la novela:

“Cuando se ponía a criticarme, no soportaba a Dickens, un simple autor a quien había superado en ventas de los últimos libros publicados y un hombre que jamás había recibido de un editor un anticipo del mismo nivel que yo”.

Así, desde el punto de vista de este autor que admiraba y odiaba a Dickens a partes iguales, Simmons construye una novela que mezcla el género biográfico e histórico con el policiaco y con el fantástico.

Las referencias a la obra dickensiana es tan abundante, que incita a leerlo, pero también incita a descubrir a Collins, al parecer el padre de la actual novela policiaca, el primer autor que usó un detective privado en una narración.

Lo que más me gustó de La soledad de Charles Dickens es cómo Simmons construye atmósferas que te trasladan al lugar de los acontecimientos y te hacen vivir entre los personajes, con una estupenda recreación de la época y gran profusión de anécdotas perfectamente documentadas. Creo también que es un acierto no hacer un panegírico sobre Dickens, sino elegir el punto de vista de un “enemigo” que intenta resaltar lo negativo.

Como escritor, también considero muy interesantes las conversaciones entre los dos autores sobre los recursos narrativos. En esos momentos, te sientes un espectador privilegiado, sentado frente a ellos en una clase maestra.

En contra, creo que en el tercio final se olvida un poco de la figura de Dickens y se centra demasiado en el submundo frecuentado por Collins. Pero a esas alturas, uno ya está entregado y lamenta tener que llegar a la página que dice… FIN.



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