Apitiké

Apitiké
Nuevo servicio para escritores

miércoles, abril 21, 2010

El barco de los vampiros

Para continuar con esta semana del libro, nada mejor que seguir hablando de lecturas. Ahora que tan de moda están los vampiros por todas partes, recientemente me he leído una novela de vampiros escrita en 1982. La estuve buscando hace un par de años y no había manera de comprarla. Al parecer estaba descatalogada. Gigamesh ha debido darse cuenta del potencial de venta no sólo del género, sino también de su famoso autor, así que ha conseguido los derechos y la ha reeditado en español. No doy más rodeos. Se trata de Sueño del Fevre de George R.R. Martin (de todos conocidos por su otra obra).

Para no reventar mucho el contenido, comentaré solamente que George R.R. Martin construye un maravilloso protagonista (como era de esperar). Abner Marsh, un tipo feo, gordo y verrugoso, pronto nos cae bien. Eso me recordó el caso de Tyrion, enano y malhecho, pero con una personalidad que te atrapa como lector (el personaje de Tyrion está mucho mejor construido, pero, claro, Martin tiene más páginas para ello).

Hay buenos y malos y todos tienen sus motivos para actuar como actúan. Aunque hay una cosa que no me termina de convencer. Si uno elige cierta mitología, debería adaptarse lo más posible a ella. Y estos vampiros se alejan en algunas cosas de la idea que tenemos de los vampiros (pero no os asustéis, no brillan). Supongo que son licencias del autor, aunque él mismo se ve en la necesidad de justificar sus cambios diciendo que la idea que tenemos de los vampiros son meras supersticiones, que los vampiros de verdad son de otra forma.

Sea como sea, una lectura muy entretenida en la que viajamos por el Mississipi a mediados del siglo XIX en un barco muy peculiar, el Fevre.

3 comentarios:

Alberto Ramos dijo...

Pues casualmente me compré este libro la semana pasada. Cuando acabe el que estoy leyendo ahora (si lo acabo), le hincaré el diente.

Anónimo dijo...

Lees cosas muy raras.
Jorge

Zero Neuronas dijo...

No tan raras, Jorge. Es otro mundo, pero está en éste.