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El viernes me vi, en DVD, Al rojo vivo, un peliculón de Raoul Walsh protagonizado por James Cagney.
Me parece un claro ejemplo de cómo hacer una película entretenida y que engancha rápidamente. Ya la primera secuencia es pura acción: un atraco a un tren con muertos incluidos.
Y los personajes se añaden a este cóctel de buen cine: ese malvado Cody que no duda en dejar morir a cualquiera de sus hombres si piensa que le entorpece la huída, esa madre con aspecto de honorable ancianita pero tan malvada como su hijo, ese pasado del padre que acabó loco, esa esposa del ganster que ama el lujo pero odia a su marido, ese policía empeñado como algo personal en acabar con el delincuente, ese otro policía especialista en infiltrarse entre criminales, con más años de cárcel a sus espaldas que los propios asesinos...
Realmente, creo que es un thriller con el que se puede aprender mucho sobre guión. Un truco que me pareció muy bueno es el de meter tres películas en una. Al rojo vivo empieza con el atraco y posterior persecusión del sospechoso, continúa como una película carcelaria, y acaba con la huída e intento de otro atraco, pero con el añadido de que el infiltrado va con ellos y todos tememos que lo descubran.
Una lección de buen cine, sí señor.
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