En una entrada de Ecuaderno, se citaba este blog como uno de los recomendados para guionistas. Como yo aquí hablo unos días de una cosa y otros días de otra (por algo el título del blog), prometí volver a escribir sobre guión de vez en cuando.
Coincidiendo con una discusión que tuvimos hace poco mis compañeros y yo sobre cómo afrontar una trama, hoy quiero escribir sobre la información. ¿Cuándo dar una información en un guión? ¿Cómo afecta a la trama, a la estructura e incluso al tono que el espectador sepa algo en un momento o en otro?
El ejemplo clásico es el de Hitchcock. Si ves a un hombre sentado en una silla que de repente explota, eso es sorpresa. Si ves al hombre sentado, pero sabes que debajo hay una bomba que va a explotar, eso es suspense.
Siguiendo con el ejemplo de la bomba, yo quiero añadir que la dosificación de la información nos sirve no sólo para crear suspense, sino incluso para cambiar de género.
Me explico. Pongamos que hay dos personajes que no se conocen: Paco y Luis. Luis trabaja en una oficina y ve que en el edificio de enfrente todos los días entra Paco con extrañas piezas en su poder. Un día ve que lleva escondidos unos cables. Otro día algo que parece un engranaje, otro día pequeños alicates. Luis está seguro de que Paco está montando una bomba en el edificio de enfrente y que va metiendo las piezas día a día para burlar la seguridad. Luis investiga, quiere detener a Paco, lo sigue, intenta sin éxito hacer fotos para tener pruebas, etc., etc. Todo esto sería suspense (vale, muy burdo, pero es solo un ejemplo que se me acaba de ocurrir). Al final, como ve que no puede conseguir pruebas, decide hacerse el héroe y se lanza a por Paco cuando ve que lleva algo que parece un detonador. Le da un puñetazo y el guarda del edificio sale en defensa de Paco. Paco es el relojero oficial y cada día arregla uno de los múltiples relojes de la colección que se alberga allí. Tenemos un final sorpresa que deja con el culo al aire a nuestro héroe.
Contado así, el público sabe lo mismo que Luis. Pero podemos optar por que el público sea omnisciente y sepa desde el principio que Paco es el relojero oficial. Entonces, cada acción de Luis por desenmascarar al supuesto terrorista estará cargada de patetismo y comicidad (vale, vale, puede que con este ejemplo no nos partamos de risa, pero me entendéis). Sus intentos ya no serán vistos como los de un héroe anónimo, sino como los de un pobre idiota que no se entera de nada.
Y todo por dar la información al principio en lugar de al final. Sin cambiar ni una coma de lo que está escrito después.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario