Pues sí. Para empezar, tengo que decir que el Metrorock (o al menos el primer día, a ver qué pasa hoy) me ha reconciliado con los festivales. Por mucho que pueda criticar algo (siempre se puede), esto estaba mucho mejor organizado y en mucho mejor sitio que el Festimad. Y tengo que gritar algo, no puedo resistirlo: ¡¡HABÍA SOMBRA!!
Y no sólo eso, ¡¡HABÍA CESPED!!
Y ahora, a empezar por el principio. Y aquí sí tengo una crítica, pero es un aspecto muy fácilmente mejorable. Como se llama "Metrorock", fui en metro al recinto. Salgo de la estación Campo de las Naciones, y ¿qué me encuentro? Nada, ni una sencilla indicación pintada a mano. Creo que el nombre me está induciendo a error y el Metro de madrid no tiene nada que ver con este evento, porque la verdad es que no parece implicado en absoluto. La verdad es que es fácil encontrar el recinto (y si no, siempre se puede preguntar), pero no costaba nada un cartelito que nos guiara hacia la dirección correcta.
Pasado ese escollo, sólo queda otro pequeñito antes de entrar. Las pulseras. Eso de que te pongan la pulsera en un lado y entres en otro, hace mucho más lento el proceso. No éramos muchos y estuve más de veinte minutos hasta que tuve mi pulserita de brillantina en la muñeca.
Pero todo mereció la pena porque pasas la puerta de entrada, subes una leve colinita y ahí está: el escenario Metrorock, arbolitos, un lago, CESPED...
Sobre el escenario, Muchachito Bombo Inferno. Un grupo ideal para entrar: contagia optimismo y te hace mover la cabeza (por lo menos). Su actuación, degustando la primera cerveza del día (los precios caros, claro), está además amenizada por un tipo que pinta un cuadro al compás de la música. Sí, señor, una buena reconciliación.
Aún me mantengo anclado en las cámaras analógicas, así que cuando tenga fotos prometo colgar alguna.
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