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sábado, agosto 15, 2009

Tour de Bretaña. Segunda etapa: Saint-Malo, Bahía del Mont St-Michel

Tras partir de Nantes, llegamos a Saint-Maló a eso de las seis de la tarde, con un sol radiante y la playa llamándonos para refrescarnos un poco. El hotel estaba justo enfrente de la Playa del Sillon, así que subimos las maletas, nos cambiamos, y bañito que te crió. El agua estaba un poco fría, pero nada que no pudiera resistirse. Y la verdad es que la playa de St-Malo está muy bien. Si no, mirad las fotos (que no son del día de la llegada, lo digo por las nubes).


Tras la pertinente ducha, salimos a pasear por la ciudad y cenamos en un sitio bastante recomendable (por si vais) que se llama "La Dent Greuse", es el sitio en el que me veis zampando mejillones. Los precios y las cantidades de los platos están muy bien sin que por ello baje la calidad.

Para bajar la cena, nada mejor que una copita. Por casualidad encontramos un sitio especializado en ron, el "Rhum Bar". No estaba nada mal. Como curiosidad (después descubrí lo mismo en más sitios) tenían muchos tipos de ron macerados con distintas frutas, hierbas o especies (naranja, menta, melocotón, canela...). Me pedí un chupito de ron macerado con naranja y estaba bastante rico.

Y nada, al día siguiente, visita al espectacular Mont St-Michel. Un sitio al que hay que ir, por muy turístico que sea. Su perfil ya es algo digno de verse, pero subir por su única calle y llegar a la abadía (ya digo, a pesar de que éramos millones de turistas), también merece la pena. Y una vez arriba, mirar alrededor y comprobar el lugar en el que está enclavado, no deja de asombrar.

Haciendo caso a la guía de viajes que llevábamos, no comimos en el mismo monte, sino que fuimos a cinco o seis kilómetros de distancia a comer a un sitio pequeño en medio de una carretera, el "Auberge de la Baie", comida casera (yo me tomé una cremita de legumbres, que para entonces ya había empezado a llover bastante y apetecía) también a buen precio y ambiente tranquilo.

La pena fue que la lluvia arreció en lugar de amainar, así que recorrimos la Bahía del Mont St-Michel en coche pero bajando lo justito. Eso sí, con parada en Cancale porque merece la pena una visitilla incluso bajo la lluvia.

A eso de las siete u ocho de la tarde dejó de llover, pero ya estábamos de vuelta en St-Maló. Como al sol le dio por asomar, recorrimos la muralla entera admirando un atardecer digno de película y acabamos cenando en una creperie algo retirada de las principales calles (atestadas de turistas) pero que ofrece una crepes muy buenas. Ya los había pedido en Nantes, pero repetí el relleno con Saint Jacques, que no deja de ser otra cosa que vieiras.

Y así, poquito a poco, se acababa el tercer día de viaje.

2 comentarios:

Arantxa dijo...

Menuda pinta ese tercer dia de viaje!!!! Y si, el Mont St-Michel tiene que ser espectacular. Espero visitarlo algún día...

mikono dijo...

Ah, mon ami...
Les moules....