No era un cómico, era un artista.
Ayer no había nada que me apeteciera seguir en la tele, así que miré lo que tenía más a manos y me dije: "Voy a volver a ver el inicio de Man on the moon". Pero con esta película me pasa como con las patatas fritas, no me puedo comer sólo una. Así que tras el inicio, me vi la primera secuencia, después la segunda, y así hasta que ya era demasiado tarde.
Me fascina el personaje, me fascina la manera en que está retratado, me fascina cómo juega al engaño,... Y entiendo que haya gente a la que esta película no le guste nada.
En un momento de la película él mismo se define como un punk del espectáculo, como un artista que lo que quiere es provocar, despertar a la gente. No voy a contar nada de la película para no estropearla a quienes aún no la hayan visto, pero está llena de momentos geniales en los que nada es lo que parece, o lo que parece es, pero termina no siendo.
Algo que en este visionado me ha llamado la atención, y a lo que no había prestado atención las otras veces, es la aparición esporádica de los padres de Andy Kaufman, que no entienden por qué la gente se ríe de lo que hace su hijo, y que miran en la tele cada nueva aparición de su retóño, esperanzados de que esta vez no la líe. Geniales.
Quien tenga el secreto para ser gracioso, que se calle.
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1 comentario:
Nada, pues habrá que verla... Aunque a mí Carrey no me termina de gustar (en el único sitio donde más o menos me lo pude tragar fue en El Show de Truman), correré el riesgo sólo para ver qué tal el guión.
Me encanta que recomiendes pelis.
Un saludo,
MarvelGirl.
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