No sé por qué nos quejamos tanto. La subida de las medicinas supondrá solamente dejar de tomar cuatro o cinco cafelitos al mes. La gasolina también sube, pero serán sólo dos o tres cafés menos cada vez que llenemos el depósito. El recibo de la luz vendrá más abultado, pero nada, cinco o seis cafés menos al mes y arreglado. Ah, y el gas, eso es insignificante, otros dos o tres cafés al mes. El IBI sube, pero eso no será ni un café al mes, quejicas. Y en Madrid el transporte público sube, pero no exageremos, otros seis o siete cafés menos al mes y solucionado. Con la subida del IRPF los sueldos han bajado (para los cuatro afortunados que tienen trabajo), pero no hay nada que no se solucione dejando de tomar seis o siete cafés más al mes. Y si el chaval quiere ir a la universidad, pues nada, me quito treinta o cuarenta cafés al mes y allá que va.
Lo que no entiendo es por qué no se han manisfestado ya los importadores de café.
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