Apitiké

Apitiké
Nuevo servicio para escritores

miércoles, julio 19, 2006

Llamada perdida

En un capítulo de la quinta temporada de Los Soprano, Tony confiesa a la psiquiatra que le ponen de muy mala leche las llamadas de teléfono a su propia casa intentando venderle mil cosas. El capítulo en cuestión va sobre la ira y ese comentario está un poco traído por los pelos para que después esa información se use en una trama, pero bueno, no es a eso a lo que iba.

A lo que iba es a que últimamente este tipo de llamadas están aumentando en - ¿cómo era aquello? - progresión geométrica. Mi teléfono de casa no registra las llamadas perdidas, pero si lo hiciera, estaría echando humo. Como a veces me quedo allí para trabajar, esos días oigo sonar el timbre varias veces. Muy poca gente tiene mi número fijo, y por eso suelo no cogerlo (quien quiera hablar conmigo, pienso, que me llame al móvil). Pero a veces suena a la hora de la comida, o por la tarde ya tarde y creo que puede ser alguien de la familia, algún íntimo, qué se yo. Gran error. Si lo cojo, el cien por cien de los casos es una amable señorita que intenta venderme algo. Ellas no tienen la culpa, ya lo sé, pero yo tampoco.

Antes intentaban que te cambiaras de compañía de teléfono, o que pusieras ADSL mucho más barato y mejor, o que añadieras un servicio de televisión a tu obsoleto servicio telefónico... pero ahora empiezan a sumarse otras ofertas. Ya me llaman también de bancos (que si tarjeta VISA, que si Cuenta Nómina...), de compañías de seguros (¿Sabe usted lo que cubre su seguro de vivienda?), de ventas de arte a domicilio (se las enseñamos en su domicilio sin compromiso, ¡ja!) y ayer, lo prometo, me quisieron vender... ¡anchoas!

Una señorita tan amable como todas me dijo que me llamaba desde Pontevedra de no sé que compañía conservera (se me olvidó el nombre) porque están empezando una campaña para vender directamente de fábrica. Al menos ésta me preguntó si me interesaba, antes de seguir con la cháchara. Es pensar en anchoas, bonito del norte y esas cosas y hacérseme la boca agua, pero tuve que decirle que no.

Y en el móvil tampoco te libras. Si tienes Vodafone, te llaman de Amena para que te cambies, si tienes Amena, te llaman de Movistar... ¡¡¡Basta ya!!!

Antes, Avon llamaba a tu puerta, hoy, todos se cuelan por la línea telefónica.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Zero, quería decirte que no he visto tu e-mail, no sé si es porque no tengo tu dirección registrada en la agenda de contactos, que es lo que me suele pasar, porque ni siquiera lo he visto en el correo no deseado. Aiinss...No tengo más cuentas a las que me puedas contestar, y también entiendo que no me puedas dar la tuya para guardarla en la agenda. Lo único que se me ocurre es que lo vuelvas a intentar o en su defecto que me contestes por aquí,en tu blog.
De todas maneras, muchísimas gracias por atender mis preguntas

Anónimo dijo...

Buenas, soy yo otra vez dando el coñazo...
Acabo de revisar mi correo y tenía activado algo de un filtro para eliminar el correo no deseado, vamos que no me llega nada de nadie que no esté registrado en mi agenda. Pero lo he desactivado así que ahora deberían llegarme tus mails, prueba.
Lo dicho, que lo siento por ser taaaaaaaan pesada.
Un saludo

Daniel dijo...

Vaya, zero, debemos de estar en la misma lista: a mí hace un par de meses me llamaron de esos mismo sitios. Recuerdo especialmente la oferta de arte y la de conservas de pescado (no recordaba que fueran anchoas).

Eso sí, ahora el asunto se ha tranquilizado, creo que ya sólo llaman del Caribe ofreciéndome el ADSL de jazztel, creo.