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jueves, junio 02, 2011

Una sencilla felicidad

Ayer me pilló de paso el Hiber del Paseo de Extremadura de Madrid y entré a comprar un par de cosas, pero ya se sabe que uno siempre da una vueltecita por si aparece algo que llame su atención. ¡Y vaya si apareció!

La gente de mi zona me entenderá. Para mí los caracoles al estilo andaluz, con sus especias y su caldito caliente, son un manjar de temporada que echo mucho de menos en Madrid. Aquí no consigo encontrarlos, y cuando lo he hecho, no están exactamente igual (lo mismo ocurre con los pinchos morunos que se venden en las carnicerías de Madrid, que parecen llevar aliño de chorizo).

De manera que los ojos se me salían de las órbitas cuando vi esto:
Sí, caracoles al estilo andaluz y cocinados en Écija (en la foto, como se ve ya le había metido un buen meneo al bote). Salí corriendo del supermercado hacia casa, temiendo que aquello supiera a rayos, que no se pareciera en nada a lo que esperaba encontrar.

Llegué, saqué un plato de caracoles con su caldo, lo puse al microondas dos minutos y... a la mierda las magdalenas de Proust. Este sabor sí que me ha trasladado: a mi pueblo, al Bar Pepito o al Castillo, al caer la tarde, a la Cruzcampo fresquita con el caldo caliente y picante de caracoles...

Esta misma tarde me paso a hacer acopio de sensaciones, digo, de caracoles.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguro que como los del castillo no estarían.

Luis M. Carrasco dijo...

Aquí me tienes con la boca hecha agua y buscando en Gooogle por dónde cae el Hiber más cercano a mi casa. ¡¡Para esto debe de servir un blog!! jejeje Gracias por compartirlo.

Zero Neuronas dijo...

Hombre, igual que los del Castillo no están, pero teniendo en cuenta que vivo en Madrid, se le parecen tanto...
Luis M. Carrasco me entiende ;-)