La de hoy es una receta clásica, fácil y sin ninguna innovación por mi parte, pero es que no la necesita.
En una cazuelita (preferible si es de barro) ponemos varias rodajas finas de tomate. Salamos y espolvoreamos con orégano. Despué añadimos un chorrito de aceite de oliva virgen.
Ahora añadimos un rodaja de queso provolone. Espolvoreamos con más orégano por encima y añadimos otro chorrito de aceite de oliva. Muy poco.
Ahora lo metemos en el horno precalentado a 200º, pero no lo horneamos, sino que ponemos el grill durante unos diez minutos. Y ya está, listo para disfrutar.
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2 comentarios:
Es uno de los pocos quesos que aguanto, así tostadito, ¡qué buena pinta,Antonio!
Me encanta el provolone así. Yo en vez de tomate le pongo un poco de vino blanco o vino de cocinar y lo meto en el horno para que se derrita, no lo gratino. Ya lo probaré algún día con tomate, Antonio.
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