Padres, hijos y demencia

Cada persona que escribe tiene, la mayoría de las veces sin saberlo, un tema recurrente, algo que le interesa en especial y sobre lo que vuelve una y otra vez. Trabajar en una serie te da la oportunidad, entre otras cosas, de analizar qué tramas has puesto en tus capítulos y descubrir cuál es tu tema. Yo (y mi compañero en estas labores Algarra también) tengo cierta tendencia a tratar historias de padres e hijos e historias de hermanos. Así que cuando ayer fui a ver La familia Savage sin saber de qué trataba, me encontré con un tema que me es afín, y la verdad es que la película me atrapó desde el comienzo.

El tema, sin reventar el argumento, es la reacción de dos hermanos que hace tiempo que no guardan demasiada relación, ante la noticia de que tienen que hacerse cargo de su anciano padre con demencia. Cada uno representa una visión de la situación: la sentimental (que conlleva un complejo de culpa) y la pragmática (que intenta negar el complejo de culpa). Con ese tema se podía haber hecho una comedia juvenil al estilo "Mi viejo padre se caga por las esquinas", un melodrama al estilo "Cielo, santo, qué malos somos que no respetamos a nuestros viejos", o una TV Movie tipo "Odiábamos a nuestro padre, pero en su enfermedad encontramos la redención".

La familia Savage tiene un pelín de cada una de estas visiones, pero no cae - creo - en ningún maniqueísmo ni sensiblería. Desde una perspectiva bastante humana y realista, uno se puede sentir muy identificado con cualquiera de los personajes.

Y los actores están geniales. La recomiendo.