Uno tiende a justificar a los amigos. Eso es así. En este
caso no voy a entrar en justificaciones ni descalificaciones. Probablemente a
la vez que escribo esto se está decidiendo la destitución de Guillermo Zapata
como Concejal de Cultura (a las pocas horas de su nombramiento). Y si se decide así, probablemente sea lo correcto. Aunque si se decide lo contrario, también
será lo correcto. Es lo que tienen hechos tan ambiguos, que es muy difícil decir
qué está bien y está mal, aunque muchos medios lo tengan todo tan clarito y
meridiano.
Conozco a Guillermo Zapata. Hemos trabajado juntos muchos
años. Hemos escrito juntos más de dos y más de tres capítulos de Hospital
Central. Junto a él y otros guionistas fundamos Primera Versión. Compartí mi
coche con él muchas mañanas de camino al curro. Por todo eso está claro que no
puedo desearle ningún mal y que lo que escribo aquí no va a ser objetivo. Pero
para eso es mi blog (un blog en el que no escribía desde octubre del año
pasado, por cierto).
Probablemente escribir aquellos tuits fue una cagada, aunque
no supiera que iba a dedicarse a la política. De hecho, desde que lo conocí yo
lo veía ya reivindicativo, activo en manifestaciones, okupaciones, charlas… y
le decía que acabaría metido en política. Él lo negaba contundentemente. Ahora
nuestra relación no es tan cercana, pero cuando Ahora Madrid empezó a tener
presencia, me envió un guasap en que me lo recordaba: «Al final me he
presentado a cosas de político, como tú decías». Y estoy convencido de que si
lo hacía era porque creía que podía aportar algo.
Escribiera aquello del cenicero para apoyar la polémica por el cierre del
blog de Villalongo o por un debate sobre los límites del humor, lo cierto es
que me parece que no es el tipo de humor que le guste a Guillermo. Creo, por
cierto, que nunca le oí contar un chiste. Es un tío de bromear, de reírse, pero
no de contar chistes tal cual.
Entiendo que hayan sentado mal sus tuits antiguos (aunque
por otro lado me viene a la cabeza la imagen de unos pobrecitos becarios
buscando todos los tuits históricos de los diez concejales de Ahora Madrid, con
sus cafés, sus gafas, sus ordenadores dañándoles la vista, y no entiendo que
eso sea hacer política, pero ahí hay otra historia, tal vez un guion que un día
podamos escribir). Y entiendo que hay que tener mucho cuidado con lo que se
escribe. De ahí que no quiera entrar en temas políticos, sino en temas personales.
Debe doler mucho aparecer ante la opinión pública como algo
contra lo que siempre has luchado. Por eso quería aportar aquí mi granito de
arena. Guillermo puede ser muchas cosas, pero desde luego no es un antisemita.
Ni proetarra. Ni violento.
Doy fe.