Procesos narrativos

Hubo una época en que escribía poesía, pero nunca me gustó demasiado leer poesía. O puede que requiriera demasiado esfuerzo. Del mismo modo, siempre me ha gustado más escribir cuentos que leerlos. Es un formato -el del cuento literario- que no llega a atraparme del todo. Normalmente me queda la sensación de que ahí falta algo, de que me he perdido, de que no sé qué ha querido contarme el autor. Por eso suelen gustarme más esos cuentos - tipo Poe - que tienen un final claro, o una sorpresa final, o se cierran sobre sí mismos, esos cuentos que cuando terminan me dejan la sensación de que tenían que terminar ahí, que una palabra más sobraría.

Esto viene a que estoy escribiendo un relato para un concurso. Cuando escribo guiones, o cuando he acometido mi primera novela (en busca de editor), elaboro una escaleta o esquema antes de ponerme a dialogar o redactar. Sin embargo, con este relato he preferido seguir un sistema de trabajo diferente, hacer algo que me divierta no tanto por el resultado (que espero que esté bien, claro está) como por el proceso en sí. Tengo una estructura narrativa clara, pero no tengo ni idea de la historia que estoy contando. Todo lo que le está pasando a los personajes lo voy descubriendo a la vez que ellos, a la vez que las letras van llenando la pantalla del ordenador. Me resulta bastante... excitante, y debo reconocer que en alguna ocasión uno de los personajes me ha salido respondón.

Cosas de dejarles campar a sus anchas. Si es que les das la mano...

Y todo va bien por aquí

Mi compañero Guillermo, últimamente el hombre más entrevistado al Oeste del Manzanares por las visitas de su corto, Lo que tú quieras oír, está a puntito de estrenar su segundo corto. Debo decir que tengo el privilegio de haberlo visto ya (sin terminar del todo, eso sí). Os adelanto también, que además de en sala de cine, Y todo va bien se estrenará en este mismo blog, para que no digáis que no os trato bien.

Y como adelanto, aquí van dos teasers del corto:


Que ustedes lo vean bien.

Loco Rodríguez, cinéfilo

El Loco Rodríguez no ha podido resistirlo y ha tenido que homenajear a Rafael Azcona, un hombre gracias al cual nuestras madres pueden empezar a sospechar que lo de "guionista" es una profesión a la que al menos alguien ha sabido revestir de valor.



Y ya lo sabéis, para ver mejor cada viñeta, sólo tenéis que pulsar sobre ellas.

Más Azcona, y lo que haga falta

A través del blog de A.L.M.A, y su post sobre Azcona, llego a una entrevista que le hizo Luis Alegre. Creo que merece la pena que os la ponga aquí también. Dura media hora, pero será una de las mejores medias horas de vuestra vida.

Otro maestro que nos deja

Esta tarde, mientras pensábamos algo para la pizarra ya no tan vacía, un compañero ha entrado a darnos la noticia: Azcona ha muerto.

La verdad es que no sé muy bien qué decir sobre él. Manifestar admiración es algo que se supone. Hablar sobre su obra es algo que harán otros mejor que yo. Lamentar su pérdida es una evidencia... Pero sentía que este blog debía tener su pequeño homenaje a una persona que ha hecho tanto y tan bien por el cine y por el guión. Más que lamentar ahora su muerte, manifestaré alegría porque haya existido alguien como él.

Agujetas

Ayer estuve dándole a la mano derecha y hoy tengo agujetas en el brazo. No seáis mal pensados, que uno ya pasó la revolución hormonal de los catorce años. Lo que pasa es que ayer borré la pizarra de la decimoquinta temporada de Hospital Central. Lo siento, pero no recordé hacerle antes una foto sin desenfocar. Hoy estamos ya en la siguiente pizarra, y eso que la temporada aún no ha empezado a emitirse. Esperemos que la cosa vaya bien y esta decimosexta pizarra ahora blanca inmaculada y dentro de unas semanas emborronada de pequeñas letras, vea también la luz en forma de capítulos.

Bilbao

Ya está. Pasaron los cuatro días y todo vuelve a la rutina. Tuve el honor de conocer a Tormenta e incluso de pasear bastante rato con ella. Pero no estuvo mal.

Eso sí, hay algo que me permito aconsejar. Bilbao es una ciudad que merece la pena visitar, pero si queréis encontrar restaurantes, bares abiertos, animación, no vayáis en Semana Santa. El Jueves y Viernes Santos no era tarea fácil encontrar lugares. Ya no los advirtió el taxista que nos llevó del aeropuerto al hotel, pero creíamos que exageraba.

Sin embargo, sábado y domingo pudimos compensar la ausencia de los dos días anteriores y pudimos disfrutar de buen pescado y mejor carne, de buenos pintxos y buena sidra vasca. Además, obviamente, también está el Gugenheim, el Casco Viejo, Getxo, y todo lo demás... Y la amabilidad de la gente. Daba gusto ver cómo cuando preguntabas cualquier cosa a un bilbaíno se desvivía no sólo por responderte de la mejor manera, sino por asegurarse de que te lo ibas a pasar bien. Quedan ganas de volver cuando haya más por allí, en serio.

Pinchado aquí podéis ver algunas de las fotos que hice durante el viaje.

Encuentro en Bilbao

Señoras y señores, ésta es Tormenta.

Dentro de un ratito cojo el avión para Bilbao. Me han dicho que el viernes o el sábado ella también va a ir para allá. En fin, si no queda más remedio que conocerla...

Aventuras en el Olimpo

Ahora que estamos en las fiestas más católicas de todas, me estoy leyendo una novela muy pagana: Señores del Olimpo, de Javier Negrete.

De Negrete ya he hablado varias veces en este blog, así que no es novedad confesar que me gustan sus novelas.

En Señores del Olimpo ha tenido una buena idea: coger personajes mitológicos ya creados, darles un toque personal del autor a cada uno, recoger fuentes mitológicas y servirse de ellas para crear una historia particular. Señores del Olimpo no es una novela sobre la mitología (que también), es una historia de aventuras con toques incluso de ciencia ficción. Y es, sobre todo, muy entretenida.

Voy por la mitad más o menos, pero ya estoy en condiciones de recomendarla sin ninguna duda.

Loco Rodríguez en Semana Santa

Amigos y amigas, lamento comunicar que la chispa del Loco Rodríguez ha resucitado en mí, así que no os extrañéis que de vez en cuando plante unos garabatos de este personaje en el blog. Hoy, vamos a ver qué le ocurre durante la Semana Santa.




Las imágenes se amplían con un click sobre ellas, y no creo que haga falta que transcriba el texto, pero si alguien no lo entiende, que lo pida y lo hago en los comentarios.

Aquellas Semanas Santas

Cuando era más joven, sólo había dos cadenas de televisión. Era la época en que vivía en mi pueblo. Por aquel entonces, todas las semanas santas en la tele ponían alguna película sobre la pasión de Cristo o, en su defecto, alguna película biblíca sin más. A mí me gustaba verlas, lo reconozco. Y lo curioso de las películas sobre Cristo es que todas llevaban el "spoiler" (en aquel entonces esa palabra ni existía) incluido. Sabíamos que Judas iba a traicionar a Cristo, que lo iban a crucificar y que después iba a resucitar, pero nos daba igual. Nos sucedía como a esos niños que piden una y otra vez el DVD de El rey león. Nos gustaba saber el final.

Después llegaron las privadas y durante una época esa tradición quedó bastante diluida, aunque últimamente parece que se recupera un poco. Al fin y al cabo, por laicos que seamos, la fiesta sigue llevando el nombre de "Santa" y en la mayoría de los pueblos y ciudades de España se hacen misas o procesiones de todo tipo.

Recuerdo también que en mi pueblo el Sábado Santo el cine cerraba. A mí eso me molestaba bastante, porque ir al cine era una de mis aficiones favoritas. Hoy el cine ya no cierra porque no hay cine.

En fin, que este post nostálgico viene a cuento de que dentro de tres días me pillo mis cuatro jornadas anuales de relax primaveral y me hago un viajecito. Después de haber viajado al extranjero en los últimos años, éste me quedo por aquí y me voy a Bilbao. Ya os contaré.

El retorno del Loco Rodríguez

Tras poner en el lateral la primera historieta del Loco Rodríguez, he revisitado las entradas que puse en su día sobre este personaje. Les he puesto una etiqueta propia que está en el listado de etiquetas, pero para quien no quiera buscarla ahora mismo, puede simplemente pulsar aquí. Obviamente, la primera entrada que saldrá será esta misma.

Despejando la incógnita

El otro día entrevistaron a Guillermo en Radio Nacional por su anterior corto, Lo que tú quieras oír. En la entrevista salió el tema de los guiones de Hospital Central, pusieron un fragmento puramente médico y le preguntaron cómo se apañaba para escribir esos diálogos.

Creo que más de una persona puede pensar que nosotros tenemos que buscar en libros o algo así para escribir esos palabros, pero la verdad es que esa es labor de mi compañero en labores guionísticas y además asesor médico de la serie: Juan Algarra. Nosotros escribimos la secuencia metiendo los diálogos personales que tienen que ir, pero en la parte médica, sólo ponemos un montón de equis (xxxx) y como mucho una anotación sobre qué pretendemos que pase. No guardo ningún documento con las equis, pero voy a hacer un ejercicio de reconstrucción con un trocito de un guión pasado, el 196. Yo escribiría algo así como:

RAÚL
Mujer, cincuenta y ocho años. Golpe en la cabeza (o xxxx) y somnolencia por inhalación de gas.

MÓNICA
Ha recuperado algo la conciencia durante el trayecto.

Siguen corriendo hacia el box.

JAVIER
¿Está xxxx?

RAÚL
Sí, y xxxxx.

Llegan al box. En el otro, RAI y ROSA están con MARCIAL.

JAVIER
A la de tres. Una, dos y… ¡tres!

Entre Raúl y Javier pasan a ESTRELLA a la cama. RAÚL y MÓNICA se llevan la camilla, aunque MÓNICA antes habla a JAVIER.

MÓNICA
Luego te veo. (Y se van)

JAVIER (A ESTRELLA)
¿Puede oírme? ¿Cómo se llama?

ESTRELLA
Estrella, me llamo Estrella.

JAVIER (agarrando las dos manos de ESTRELLA)
A ver, Estrella apriete con fuerza.

JAVIER (A ALICIA)
Tiene menos fuerza en la parte izquierda. Vamos a xxxx. Avisa a Claudia.

ESTRELLA
¿Puedo pedirte algo, guapa?

ALICIA
Claro que sí. ¿Qué quiere usted?

ESTRELLA
Seguro que en la cafetería del hospital hay canela y azúcar, ¿puedes traerme un poco de cada cosa?

JAVIER
¿Para qué quiere eso?

ESTRELLA
Es que traen buena suerte. (Sonriendo) Y la vamos a necesitar.

Desde el box de al lado, su marido no puede evitar haberla oído.

MARCIAL
Esta mujer mía, cada día está más loca…

Pero tras la revisión de Juan, las equis se transforman en otra cosa:

RAÚL
Mujer, cincuenta y ocho años. Traumatismo craneoencefálico y somnolencia por inhalación de gas.

MÓNICA
Ha recuperado algo la conciencia durante el trayecto.

Siguen corriendo hacia el box.

JAVIER
¿Cómo viene de saturación?

RAÚL
Al 96 por ciento.

Llegan al box. En el otro, RAI y ROSA están con MARCIAL.

JAVIER
A la de tres. Una, dos y… ¡tres!

Entre Raúl y Javier pasan a ESTRELLA a la cama. RAÚL y MÓNICA se llevan la camilla, aunque MÓNICA antes habla a JAVIER.

MÓNICA
Luego te veo. (Y se van)

JAVIER (A ESTRELLA)
¿Puede oírme? ¿Cómo se llama?

ESTRELLA
Estrella, me llamo Estrella.

JAVIER (agarrando las dos manos de ESTRELLA)
A ver, Estrella apriete con fuerza.

ESTRELLA lo hace y JAVIER nota algo extraño.

JAVIER (A ALICIA)
Tiene menos fuerza en la parte izquierda. Vamos a hacerle un escáner. Avisa a Claudia.

ESTRELLA
¿Puedo pedirte algo, guapa?

ALICIA
Claro que sí. ¿Qué quiere usted?

ESTRELLA
Seguro que en la cafetería del hospital hay canela y azúcar, ¿puedes traerme un poco de cada cosa?

JAVIER
¿Para qué quiere eso?

ESTRELLA
Es que
traen buena suerte. (Sonriendo) Y la vamos a necesitar.

Desde el box de al lado, su marido no puede evitar haberla oído.

MARCIAL
Esta mujer mía, cada día está más loca…

El héroe del papel

Tras ver varios capítulos de la tercera de The Office, le dí a este extra del DVD y no he podido evitar buscarlo en youtube para compartirlo con todo el mundo. Quien siga la serie, lo sabrá disfrutar, quien no... ¿a qué espera?

Malas ventas: una buena compra

Hace algún tiempo compré el volumen compilatorio de Malas Ventas, que se mantuvo en mi estantería hasta hace unos días. Cogerlo, empezar a leerlo y quedarme atrapado entre sus páginas ha sido cuestión de minutos.

Malas Ventas es un cómic de más de seiscientas páginas sobre la vida post-universitaria en el Nueva York de los noventa. Pero es mucho más, es la vida misma. Habla de las relaciones, de los miedos, de los deseos, de las frustraciones, del amor, de la amistad, de la ilusión y la desilusión,... Ya quisieran muchas novelas tener unos personajes con tantos matices.

Eso sí, le pongo una pequeña pega a la edición: las páginas no vienen numeradas. Si el libro se te cierra por casualidad mientras lees, lo tienes un pelín complicado para volver a encontrar la página.

Si queréis leer una buena reseña sobre esta obra, acudid al blog de Guillermo.

Papiroflexia democrática

Ya voté. ¿Alguien sabe cómo se dobla bien la papeleta del senado?

El lunar más buscado

Después de que ayer me diera por hablar de lunares diversos, algunos de los visitantes de este blog insistieron en alabar el lunar de Patricia Vico. Como uno a veces es generoso, aquí lo pongo. Si pincháis, se ve un poquito más grande (no el lunar, toda ella).

Cielito lindo

Hoy, curioseando por ahí en un descanso, he visto una foto de Alison Lohman, que trabajará en la nueva película de Sam Raimi y he buscado más fotos sobre la actriz. De pronto, me ha llamado la atención un lunar en su pecho y me he dicho: "hay que ver lo sexy que es un lunar bien puesto". Así que aquí os dejo con algunos de los más famosos.

Está el lunar en la mejilla de Marilyn.

O el lunar sobre el labio de Cindy Crawford.

O el que adorna la ceja de Angelina Jolie.

Y si bajamos un poquito, está el irresistible lunar en el cuello de Charlize Theron.

Sin olvidar, claro está, el que ha originado este post ilustrado.

Se admiten otros lunares.

Aquellos hombres locos

Ayer empecé a ver el debate. Pero a los veintitantos minutos me dije: "Todo esto, ¿no es lo mismo que la semana pasada?". Así que, como me aburría, encendí ese maravilloso aparatito que es el reproductor multimedia y me puse el tercer capítulo de Mad men.

No he hablado antes esta serie porque cuando vi el primer capítulo me gustó bastante, pero el segundo se me hizo pesado. Por eso quería ver el tercero. Mi veredicto es favorable. También me gustó.

No es una serie que atrape, que te mantenga en vilo. Es más una serie para disfrutar reposadamente, sin prisas. Está ambientada en los años sesenta y, para mí, la mayor pega es que los referentes son demasiado norteamericanos. En ese sentido es una especie de Cuéntame en el que los de allí podrán recordar las cervezas en lata de la época (que se abrían haciéndole dos agujeritos con un abrelatas), los anuncios (algo sobre lo que gira toda la serie, por algo se trata de una agencia de publicidad), las modas, el estilo de vida, las costumbres, los programas de la tele... Pero a los de aquí, nos da un poco igual.

Aparte de eso, la serie pretende retratar la marcada diferencia de los mundos masculino y femenino de la época. Encontramos amor, cuernos, discriminación, enfermedades, personajes trepas, y, lo mejor de este tipo de series, ningún personaje que sea "el bueno".

Y encima, de vez en cuando se trata el proceso creativo.

Eso sí, cuando acabé de verla, volví al debate. Salió un hombre imitando a George Clooney y otro hablando de una niña que tenía dentro de su cabeza. Creía que seguía viendo "Mad men".